Seokjin volvió a su departamento con Soobin, quien hacía un puchero e iba demasiado triste.
— ¿Qué tienes? ¿Por qué estás triste?
— Tío Tae. Malo. — frunció el ceño.
— Claro que no, mi pequeño. — lo abrazó fuerte. — ¿Por qué crees que es malo?
— Tío Tae. Malo. Ya no lo quiero. — cruzó los brazos.
— Mi bebé, tu tío Tae te quiere mucho. — lo miró. — Es porque no celebramos con él, ¿verdad? Por eso estás enojado.
Soobin asintió molesto y comenzó a llorar.
Seokjin limpió sus lágrimas y le dio un beso en la cabeza.
— Fue mi culpa, por mi no pudimos celebrar con ellos. — susurró. — Perdóname Soobin, por favor, perdóname… — dijo entre sollozos. — No he sido un buen papá para ti. — susurró tratando de calmar al pequeño.
Soobin abrazó fuerte a su papá.
— Papá. Quiero a mi mamá. — dijo mientras lloraba fuerte.
Seokjin se tensó y lo miró con lágrimas en los ojos, le rompía el corazón ver a su bebé así
— Mi pequeño, perdóname. — limpió sus lágrimas. — Por favor, perdóname. — susurró.
Soobin se calmó y miró a su papá.
— Papá. Llorar no. — sorbió por la nariz y limpió los ojos y mejillas de su papá.
— Está bien, ya no voy a llorar. — sonrió y le dio un beso en la frente.
Soobin asintió, tomó con sus manos las mejillas de Seokjin y le dio un beso en la mejilla con una sonrisa.
Seokjin sonrió.
Soobin se acurrucó en su pecho con una gran sonrisa.
Seokjin acarició la cabeza del pequeño.
Le dolía el desprecio de su familia, pero no cambiaría por nada tener a Soobin en su vida, pues ese pequeño le había regresado la felicidad que se había ido con Jungkook.
Soobin le había dado motivos para seguir luchando por ser feliz, había traído luz a su vida, y también a la vida de Taehyung.
Ese pequeño llegó a sus vidas cuando más lo necesitaban, así que no se arrepentía de haberlo elegido por encima de su familia, porque ahora Soobin era su familia.
— ¿Cuándo volverían a Seúl?
— Primero voy a hablar con Seokjin, necesito saber si quiere regresar o no. — lo miró. — Pero en caso de que acepte, yo creo que a principios del próximo año.
— Todavía faltan seis meses para que termine el año. — dijo con fastidio.
— Lo sé, pero necesitamos hacer muchas cosas antes de mudarnos.
Hajoon suspiró y asintió.
— Cuando sepa algo voy a decírtelo, así que ten paciencia. — se dio la vuelta y regresó con Sam y Yunseo.
La cena pasó rápido, ambas parejas se fueron cada una por su lado.
Taehyung iba bastante serio en el taxi.
— ¿Estás molesto?
— Tu que crees…
— Dímelo, habla claro conmigo.
— Si, si estoy molesto contigo. — la miró. — ¿Por qué les dijiste que vinieran?
— Son tus padres, creí que te gustaría tenerlos aquí contigo.
Taehyung suspiró.
— Te lo dije en la graduación de Seokjin cuando hiciste lo mismo. — dijo molesto. — Te dije que su presencia solo causaba dolor, te lo dije, y te pedí que no volvieras a hacerlo.
— Perdón, se me olvidó. Tu sabes que no lo hice para molestar a Seokjin o a ti, yo nunca haría eso. — le agarró las manos. — Amor, perdóname.
— ¿Cómo pudiste haberlo olvidado? Es algo importante, porque no sólo afectaste a Seokjin y Soobin, sino también a mi, porque yo tampoco estoy en buenos términos con ellos. — miró por la ventana. — Hiciste que un momento que debía ser especial, se volviera uno muy incómodo y doloroso.
— Ya te dije que lo siento.
— Hablemos de esto en otro momento.
Samanta suspiró.
— Deberías irte a tu departamento.
— Pero… yo quería ir a celebrar contigo, con Seokjin y Soobin. — lo miró.
— Creo que no es una buena opción, además ya celebré contigo, ahora quiero estar con ellos.
Samanta resopló molesta y asintió.
La pareja casi nunca peleaba, así que le sorprendió la discusión.
Al día siguiente tres chicos estaban en la cocina muy cansados tomando café.
Jungkook salió de su cuarto y se acercó a ellos.
— ¿Cómo está? ¿Pudo dormir? — preguntó Jiseob bastante preocupado.
— Tuve que darle un calmante para que pudiera descansar. — bostezó. — Necesitamos organizarnos.
Yoongi lo miró y asintió.
— Yo puedo ir al hospital a hacer el papeleo.
— Jiseob, te acompaño. — lo miró. — Te puedo ayudar a llenar los papeles, además tengo llaves de su casa.
Jiseob asintió.
— Yo puedo hacerlo todo. — susurró con voz ronca.
Todos lo miraron sorprendidos, estaba pálido y bastante ojeroso.
— Ve a descansar, nosotros nos haremos cargo.
— No, yo puedo hacerlo. — se acercó a ellos. — Es mi responsabilidad.
Jungkook lo miró y suspiró.
— No te estoy pidiendo permiso, así que cállate y deja que te ayudemos. — dijo molesto.
Todos se tensaron por el tono a excepción de Hoseok que solo lo observó.
Jungkook se acercó a él y lo sentó en una silla.
— Nosotros nos haremos cargo de todo, así que no te preocupes. — sonrió un poco.
Hoseok lo miró.
Jungkook acarició su mejilla y le limpió la lágrima que había salido.
— Jimin y Yoongi se quedarán contigo, no te pelees con ellos.
Hoseok asintió lentamente.
Todos estaban preocupados por Hoseok, parecía muerto en vida, no comía, no dormía y tampoco hablaba mucho, pero entendían la situación y que posiblemente en el fondo estuviera luchando por mantenerse en pie y lo más cuerdo posible.