Lo nuestro vale más

Guerra

"¿Para qué pelear?, ¿Para qué intentar? Si siempre es igual"

Cancelo sonrió ligeramente al observar el reloj de su muñeca, 4:18 era la hora marcada, la junta había terminado a tiempo y de forma productiva.

Los inversionistas habían decidido financiar el proyecto, por lo que luego de un par de formalidades, João por fin quedó libre durante el resto del día.

Con la intención clara de irse, se despidió de sus compañeros de trabajo una vez tomó sus cosas, cuando se encontraba por salir fue detenido por una voz femenina.

-Señor Cancelo- La tranquila voz de su secretaria le hizo girarse para encarar a la chica, quien venía sujetando algunas carpetas y documentos.

-¿Pasa algo Salma?-

-Si, el señor Hernádez me pidió que le entregará esto, dice que le gustaría que los revisara- Comentó la chica con total calma, mientras alzaba un poco los papeles que llevaba.

-¿Son urgentes?- Preguntó con cierta inquietud, si bien no le agradaba la idea de dejar aquellos papeles sin revisar, le agradaba menos la idea de desilusionar a su esposo, sobre todo cuando se había mostrado tan emocionado por la salida.

Sabía que Félix tenía algo, pues su actuar en la mañana le preocupo un poco, parecía bastante apagado y distraído, eso sin contar su actuar durante la noche, en ese momento había estado poco consciente y no recuerda muy bien los hechos, sin embargo estaba casi seguro de haber escuchado el tono decaído del menor al pedirle que lo abrazara.

-No, pero el señor Hernádez mencionó que le gustaría tenerlos listo lo antes posible- Volvió a hablar la chica, captando rápidamente su atención de nuevo.

Ante aquello João hizo una pequeña mueca, si bien no era tan urgente le dejaba intranquilo el simple hecho de irse y dejar su trabajo pendiente.

-¿Los llevó a su oficina?-

Fue entonces que Cancelo recordó que su compañero Ílkay trabajaría ese día, por lo que una sonrisa se pintó en sus labios.

-No, llévalos con Ílkay-

-¿Seguro?-

-Si, tranquila, yo me encargo de arreglarme con él-

-Está bien... Hasta luego señor-

Despidiéndose de la chica, se apresuró a sacar su teléfono para marcar el número de su compañero para explicarle la situación.

No le pediría que hiciera por completo su trabajo, sin embargo le pediría que solo diera un vistazo, al final del día Gündoğan le debía un favor.

Para su fortuna, Ílkay no tuvo ningún inconveniente en ayudarlo, por lo que tras la llamada se encargó de enviarle un mensaje a su esposo para informarle que ya había terminado la junta, que llegaría en poco tiempo.

Adelantarán la cena.

Sin más salió de su lugar de trabajo para encaminarse hasta su auto. Ya tenía pensado el restaurante al que irían, aunque no le diría nada a su esposo para que fuera una sorpresa.

Tardó poco en llegar a su hogar, el camino por suerte no era muy largo.

Con una ligera sonrisa bajó del auto y se apresuró a sacar sus llaves para entrar en su hogar, ni siquiera le importó bajar su maletín, luego se haría cargo de él.

En cuanto puso un pie en su hogar, no tardó en escuchar los pasos del menor, y en pocos segundos ya lo tenía frente a él con una linda sonrisa, dándole la bienvenida.