Lo nuestro vale más

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"Prefiero luchar a decirnos adiós, dejemos entrar un poquito de amor"

Decir que no estaba nervioso en esos momentos sería una gran mentira, toda la seguridad que había reunido durante el trayecto a su hogar había desaparecido al estar frente a la entrada principal.

Sabía que Félix aún estaba en casa, o al menos eso quería imaginar, pues su auto se encontraba estacionado.

Respiro profundamente antes de entrar, al hacerlo fue recibido por el silencio del lugar.

Observó alrededor, pero no vio por ningún lado al menor, quizás estaría en la habitación, se acercó hasta las escaleras que lo llevarían al segundo piso, fue entonces que pudo escuchar el ligero ruido que hacía la televisión del cuarto.

Subió a paso lento las escaleras, a pesar que intentó pensar en qué decir cuando llegara, su mente se quedó por completo en blanco.

Para cuando se dio cuenta, ya se encontraba en el segundo piso, se encaminó directamente a la habitación, la puerta estaba abierta por lo que no tardó en poder observar a su esposo, el cual se encontraba durmiendo.

En silencio se acercó hasta él, al estar al lado de la cama, se inclinó un poco para poder despertarlo con suavidad, no quería asustarlo.

El plan original era tomarlo por el hombro y moverlo un poco, sin embargo este quedó en el olvido una vez su vista cayó en el rostro ajeno.

Félix se veía tan tranquilo durmiendo, a pesar de eso, pudo notar las pequeñas ojeras que había debajo de sus ojos.

¿No había estado durmiendo bien? Aquello le preocupaba.

Sin poder evitarlo llevó una de sus manos hasta la mejilla del menor, dando una suave caricia.

Aunque a los segundos apartó de su mano de aquella zona, solo para colocarla sobre el hombro ajeno, sería mejor acabar con todo lo antes posible.

Sin aplicar realmente fuerza movió ligeramente a su esposo, mientras lo llamaba para despertarlo, no le tomó mucho lograrlo.

-¿Gypsy?- Fue lo primero que salió de los labios del menor, aún había rastros de sueño en él, pues pudo observar su mirada confundida y la ligera mueca en su rostro.

Aunque todo esto pareció desaparecer cuando el menor posó su mirada en él, su expresión cambió a una de sorpresa.

Félix no tardó en incorporarse sobre la cama, quedando sentado sobre está, observando a Cancelo con cierta ilusión, aunque esta se vino abajo en el momento que notó la mirada apagada del mayor.

Siendo realista, no sabía bien qué decir en ese momento, quería preguntarle tantas cosas a su esposo, pero a la vez era como si no pudiera formular ninguna palabra.

Por su parte, Cancelo estaba evitando la mirada del menor, no estaba preparado para volver a ver el desprecio en los ojos de su esposo.

Estuvieron unos largos segundos en un silencio incómodo, parece que ambos habían olvidado el cómo hablar.

Cancelo fue quien tomó la iniciativa, se aclaró la garganta antes de hablar.

-Hola...- Saludo bajito regañandose mentalmente por aquello, aunque fue lo único que llegó a su mente en esos momentos.

-Hola...- El menor tardó en responder, aunque finalmente lo hizo.

Se tomó unos pocos segundos antes de continuar -Yo... Solo venía por mis cosas, y a...-

-¿Te vas?- Félix no dejó que continuará, las palabras habían salido por sí mismas de sus labios, su mirada intentó encontrarse con la ajena pero esto no sucedió Cancelo seguía apartándola.

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