Sería más fácil

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"No, no voy a fingir que no duele saber que no fue suficiente"

Las lágrimas continuaron cayendo por el rostro de Félix, su visión se encontraba nublada a causa de las mismas, aunque no le interesa limpiarlas, sabe que será inútil, pues estas no se detendrán.

Lo único que puede hacer en esos instantes es recargarse contra la pared de la cocina, permitiéndose llorar libremente en un vago intento de poder calmarse.

Permanece de esa forma unos largos momentos, sus ojos arden una vez las lágrimas paran, suelta pequeños suspiros por el reciente llanto, mientras tiene su vista clavada en algún punto de la habitación.

No está viendo nada en concreto, su mente no le permite concentrarse en su alrededor, tan solo le hace recordar una y otra vez la discusión que había tenido con su esposo.

Cierra con fuerza sus ojos, queriendo ignorar aquellos pensamientos aunque es en vano.

Luego de unos minutos parece haberse recuperado lo suficiente como para limpiar su rostro con sus manos, notando el rastro de lágrimas secas en sus mejillas.

Respira profundamente antes de levantarse del suelo, le cuesta un poco pues su cuerpo se siente pesado y su cabeza duele, quería ir a recostarse.

Dirige la vista al reloj de la habitación, tarda unos segundos en enfocar suficiente la vista como para poder leer la hora, era bastante tarde ya.

No le cuesta hacerse la idea de que, por al menos, aquella noche Cancelo no regresaría a casa.

Tiene un mal sabor de boca al pensar en ellos, pero quizás sería lo mejor en esos momentos.

Con pesar se dirigió hasta su habitación, necesitaba recostarse, no se preocupó por intentar ordenar el pequeño desorden que había en la sala, menos por apagar las luces de su hogar.

Por algún motivo aquella noche el camino hacia su habitación se había hecho más largo, en cuanto llegó se dejó caer el la cama, no podía seguir soportando su peso.

Sacó su teléfono del bolsillo de su pantalón, con la intención de distraerse, pues su mente se niega a intentar olvidar lo sucedido tan solo unos minutos atrás.

En cuanto enciende el teléfono la bandeja de entrada muestra algunas notificaciones que no había revisado.

Entre ellas se encuentran las notificaciones de mensajes, los más recientes son de Kai.

No estaba interesado en responder los mensajes, no en esos momentos, luego hablaría con él, porque claro que tenía algo pendiente.

Pierde el tiempo en su teléfono, sin embargo le es imposible concentrarse en lo que se encuentra viendo, por lo que lo deja de lado, quizás dormir le ayudaría.

Intenta acomodarse en la cama, pero es en vano, no encuentra una posición que le permita descansar.

Se queda unos momentos dando vueltas en la cama con la intención de encontrar alguna posición que le ayudará a dormir, pero esto no sucede.

De alguna manera la cama se sentía muy incómoda y fría esa noche, le es imposible el poder acomodarse.

En algún punto se rinde, y tan solo se queda acostado, con la mirada fija en la puerta de la habitación.

Esta se encontraba abierta, por lo que la luces que no había apagado antes se colaban ligeramente por la habitación.

Su mente volvió a hacerle una mala pasada y le recordó la causa del porqué se sentía de esa manera.

Lo nuestro vale másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora