Capítulo 22.

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En la taberna la cruz del norte en Francia se veía un gran alboroto,el anterior antiguo y nada popular bar se convirtió en el más famoso del pueblo, ¿la razón? El mesero.

Los rumores se esparcieron con rapidez y el hermoso mesero de cabellos aguamarina y mirada gélida se transformó en la nueva atracción, era simplemente deslumbrante, unos rasgos finos y exóticos muy diferentes a los comunes rostros del poblado, el chico era casi perfecto y esa pequeño "casi" y no completamente ideal era por su actitud tan fría, lo habían apodado como el mago del hielo.

Camus Gemak se encargaba de repartir las bebidas, su anterior sonriente rostro se convirtió en uno estoico, demasiada gente le coqueteaba y los hombres que frecuentaban le decían versos, prosas y lo llenaban de presentes...

Recordó cuando en su momento Milo llegó a el con esa misma actitud y el se sintió tan diferente, fue tan iluso...ese gitano conocía del mundo y solo se aprovechó de su ingenuidad.

-Hola Mago del hielo-Nuevamente el más insistente cliente en conquistarlo aparecía.

El mesero suspiro algo resignado-Te he dicho que ese no es mi nombre Surt.

-Lo se...es solo que siento que Camil no te queda-El galo pensó para si mismo que tampoco le parecía propio, pero no podía revelar su verdadera identidad después de todo habia elegido huir.

-Pues es mi nombre, ¿Vas a ordenar algo más? -Pregunto con seriedad con su libreta de órdenes y pluma en mano.

-No Cam...¿Realmente te cuesta tanto ser amable y aceptar una salida conmigo? No tengo malas intenciones es que siento que te ves muy solitario, no soy una mala persona.

Camus se estremeció de manera casi imperceptible, ese seudónimo le recordó a Milo, pues así en muchas ocasiones lo llamo el.

-No me digas así, mi nombre es Camil, y no. No voy aceptar una salida contigo, no me molesta mi soledad.

Se retiró pues su turno había acabado, salió del bullicio de la cantina que se habia convertido en su nuevo hogar, el dueño era muy amable con el y tenia un horario comodo, desde hace dias que habia empezado su Nueva vida se sentía bien, estaba bien, nadie lo maltrataba y podía salir y contemplar el cielo sin barreras, para alguien como el que siempre fue cautivo en su propio hogar esa nimiedad de ser libre era muy valioso, estaba todo como debía ser pero aunque lo negara...

Aunque había decidido endurecer su rostro y su corazón no podía engañarse a si mismo, sabía que todo fue su culpa por iluso y que estaba viviendo un cuento de hadas pero no podía dejar de pensar en Ese gitano.

Sus cabellos rubios ondulados y profundos ojos azules, Milo...en las noches soñaba con el.

"Realmente me olvidaste..."

No podía dejar de preguntárselo, aunque él lo intentará le era tan imposible, era un idiota pero el realmente quería a ese gitano a pesar de su traición.

Suspiro y se encargó de mirar al cielo, a veces pensaba en que en algún momento lo buscaría y dentro suyo guardaba esa absurda ilusión de que Milo tambien se habia enamorado de el, pero eso no era asi...

Porqué no fue por el.

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La noche cayó, Aioros se dijo a si mismo que sería paciente y le daría a su novio su espacio pero la preocupación lo hizo actuar y ahora se encontraba buscandolo en el pueblo sin éxito alguno, ya era altas horas de la noche y el era el único que rondaba las calles.

-¡Saga!-Gritaba por las calles con evidente angustia.

-¡Cállate ya, hay personas aquí intentando dormír!-Un pueblerino le tiró agua fría arto de que ese irrespetuoso siguiera con ese escándalo.

Corazón De Tempestad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora