Calvera, la sirvienta de la alcaldía Gemak. Miraba con una sonrisa en el rostro hacia el jardín.
Desde que el señor Defteros había vuelto de su último viaje con la marina, el señor Asmita se notaba mucho más animado, normalmente Asmita suele pasar sus días enteros sentado en el patio trasero como si estuviera contemplando por horas las pocas pero coloridas flores... pero eso era simplemente imposible, después de todo era ciego. Al hermoso hombre de cabellera rubia siempre se le notaba melancólico y perdido en sus pensamientos, su bonito rostro siempre estaba sin expresión alguna, parecía mostrar una imperceptible sonrisa de alivio y felicidad cada que estaba con su hijo pero esto casi no ocurría ya que al joven Shaka su tío Aspros lo mantenía ocupado con cursos, el niño estaba tan colapsado que al final decidió buscarse a sí mismo en las montañas.
La pelinegra estaba bastante preocupada cuando se enteró que el joven amo Shaka se iba a ir de excursión unos días ya que eso significaba más soledad para Asmita, su salud no era buena y tampoco tenía mucho apetito por lo cual estaba adelgazando demasiado y era bastante enfermizo, sin embargo verlo allí riendo a carcajadas con su esposo que lo llenaba de atenciones y cuidados era reconfortante, Asmita era una persona muy noble y buena con todos incluido con los sirvientes, verlo tan lleno de vida tenia a todos en la alcaldía contentos.
El reencuentro fue conmovedor Defteros había zarpado en la mañana a Atenas y de inmediato se dirigió a la alcaldía donde residía toda su familia, Asmita lloro desconsoladamente emocional al oír su voz y sentir su calor nuevamente después de tanto tiempo, se respiraba tranquilidad en el aire.
Por supuesto que Aspros era la excepción, no veía la hora para que el bastardo de su gemelo se fuera para volver a tomar a su esposo, verlo tan alegre solo hace que lo quiera tener sumiso bajo el suplicando con lágrimas en sus ojos ciegos por piedad mientras gime alocadamente.
Mientras tanto en el jardín las dos personas que allí estaban eran ajenos a las miradas que tenían sobre si, Aspros decidió dejar de observar ese teatro barato, después de todo las escenas que realmente le gustaban sucedían en las madrugadas todos los meses que su hermano estaba ausente.
Defteros tomo la flor más hermosa que encontró y la puso con suavidad en el cabello rubio de su esposo, levanto un poco las finas hebras doradas dejando al descubierto su cuello de cisne, dio un suave beso en la blanca piel y atrajo a su abrazo el cuerpo más pequeño.
—Asmita... ¿Te he dicho ya lo hermoso que eres y lo mucho que te amo? —Pregunto mientras comenzaba a darle besos por todo el rostro haciéndole cosquillas, rodaron por el césped sin importarles ensuciar sus finos trajes y Defteros se sintió plenamente feliz, extrañaba estos momentos con su amado.
—Siempre me lo dices...—Dijo con una sonrisa que se borró de repente—Pero...a veces creo que me mientes.
—¿Por qué lo dices amor? —Pregunto esta vez extrañado.
—¿Cómo puedes amarme después de tantos años? —No entendía como podía amarlo, después de todo estaba tan sucio...sucio de traición cometida con el gemelo de su esposo—Además debo ser horrible.
—Al contario, mientras más pasan los años más te amo vida mía, ¿Horrible, estas bromeando? Asmita... ¿tú no recuerdas como te veías?
—La última vez que vi algo fue hace mucho tiempo...no recuerdo como solía ser —Asmita quería volver a ser ese niño ciego pero feliz, libre de traiciones únicamente con su familia en paz con su sencilla pero tranquila vida, pero aunque recordaba a la perfección lo feliz que era no sabía cómo volver a esos tiempos.
—Si no recuerdas como solías ser te diré como te veo para que nunca se te olvide como y quien eres. Tus ojos me reflejan el sentimiento más puro y real, están llenos de pureza y aunque no puedan ver...siento que, a través de ellos puedo ver tú alma, tan hermosa y etérea que me siento satisfecho por tenerte en vida pues tú me mostraste lo importante que es amar, podrán existir miles de personas pero para mí Asmita siempre será la más bella.
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Corazón De Tempestad.
Fiksi PenggemarEncerrado en una jaula de oro siendo obligado a ser alguien que no es, la sangre libre e intrépida corre por sus venas como agua de maniantal. Un amor gitano. Un amor desbordante, lo ilícito llama. -"Voy a quererte aunque me saquen el corazón." •Mil...