Extra 3: Milo x Camus.

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El la cruz del norte en francia el manto estrellado de la noche cubría el firmamento, la melodía de las panderetas los tambores llenaban el sepulcral silencio de la montaña con un canto de festejo.

En una piedra alta donde se podía contemplar aún mejor las estrellas y se veía todo el campamento a la perfección, Degel mantenía su cabeza recostada en el hombro de su amado gitano Kardia.

El pelirrojo decidió acabar con el cómodo silencio que tenían con una pregunta.

—¿Kardia...como crees que será nuestro hijo?

El patriarca puso su mano decorada de artesanías en su mentón intentando procesar y responder a la pregunta de su amado francés.

—No se cómo se vea, espero como tu ya que eres el más lindo de los dos—Le guiño el ojo, y el menor rodó los ojos con una sonrisa, siempre salía con algún coqueteo—Pero se que será feliz y sobretodo amado, también todo por lo que he trabajado en años será suyo, mi etnia será suya.

—Yo quiero que sea libre, quiero que tenga todo lo que yo nunca tuve y apenas vivo, quiero que mi hijo sea como tú...—Le sonrío mirándolo con amor, aún si creer lo feliz que era gracias a ese hermoso hombre de ojos azul con tinte escarlata.

—Lo será amado mío, pero de verdad espero que se parezca a ti preciosura—Se rió al ver qué logro sonrojar a su esposo y tomo su abultado abdomen recibiendo una patada.

Esa noche gozaron de su pasión bajo el firmamento aún con la duda que les rondaba, no podían esperar para conocer y criar a su bebé.

¿Cómo será nuestro hijo?

~•———🔸———•~

19 años después.

Los pájaros cantaban anunciando un nuevo día, el sol empezaba a asomarse entre las llanuras de la cruz del norte, sin embargo a Camus no lo despertó el amanecer, el motivo de su espabilar fue un manotazo cortesía de su gitano.

Miro al rubio que dormía sin remordimientos después de haberle golpeado inconscientemente, con un suspiro salió de su carpa para estirarse un poco, amaba a su Gitano pero odiaba su mal dormir.

Desde que vivía en el campamento se le había hecho costumbre contemplar los arreboles, además ya era una rutina casi diaria despertar por culpa de Milo, se estiró un poco la libertad era increíble pero ahora que era completamente suya había llegado a una conclusión...

Nada era perfecto, su espalda le dolía por dormir en cojines, aunque le daba demasiada vergüenza admitirlo pues todos los gitanos solo confirmarían lo que la mayoría pensaba de el, que solo era un riquillo que le había quitado el puesto a Sísifo.

Camus se estremeció con un abrazo a sus espaldas —Te diría buenos días pero ya supongo que arruine tu sueño con mi mal dormir—Rio nerviosamente.

—Ya estoy acostumbrado, gracias a ti puedo ver este hermoso amanecer a diario.

—Cami despreocúpate un poco estás muy tenso—Le masajeó la espalda para destensar su cuerpo.

El pelirrojo suspiro, la verdad era que se le estaba haciendo difícil la adaptación en su nueva vida ¡Absolutamente todo se le dificultaba! Desde usar ropa a la que no acostumbraba, dormir, comer y lo peor era tener que lidiar con los gitanos que lo veían como un intruso pese a que contaba con el apoyo de Milo, Aioria y Sísifo.

Se dio cuenta que era una persona bastante introvertida que solo salía de su zona de confort con Milo, parece que la personalidad que optó en sus días de cantina permaneció en el arraigada, además ahora que era completamente libre tenia más responsabilidades que nunca, eso de ser el patriarca no era sencillo.

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