Capítulo 1

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Jimin

Duermo toda la noche y hasta bien entrado el día siguiente.

Mi mente está confusa cuando me despierto, y toma un momento para que todo vuelva a mí. Hago una mueca cuando los recuerdos de mi sesión de hipnosis se afianzan y mi primer pensamiento es Minho.

Lo busca a través del vínculo.

El pequeño ser está dormido, pero puedo sentir el estrés persistente y el miedo adheridos a su conciencia. Acuno mi vientre entre mis brazos, sintiendo una nueva profundidad de malestar por causarle dolor a mi hijo, más allá del arrepentimiento, la tristeza o la culpa.

La fuerza y la escala me toman por sorpresa y sé que tengo que trabajar para controlar los sentimientos que envío a través de nuestro vínculo. De repente entiendo muy bien por qué Jungkook me oculta los malos sentimientos, y aunque no me gusta que me mantengan en la oscuridad, no creo que esté equivocado. De hecho, me alegro de que mi pareja esté lo suficientemente lejos como para que tampoco pudiera sentir mi miedo y mi dolor.

Le habría afectado mucho más que a Jae-sang, y ya tiene más que suficiente de qué preocuparse.

Tomo un baño de burbujas y, mientras descanso en el agua humeante, mi cachorro se agita, revolotea en mi útero y emite un pulso de energía cautelosa.

Todavía está cauteloso, todavía confundido y molesto por lo que escuchó y sintió durante mi trance.

-Hola dulce cachorro. -tarareo, acariciando mi vientre y deseando poder mecerlo ya en mis brazos-. Está bien, todo está bien.

Le envío todo el afecto, el consuelo y la calma que puedo reunir y él se relaja, sus minúsculos dedos se aferran a la pared de mi útero como si estuviera tratando de alcanzarme. Apoyo mi mano en el lado opuesto de la suya, cantando una suave canción de cuna y deseando tener la capacidad de un Alfa para ronronear.

Creo que Minho siente lo mismo, porque un momento después me envía un recuerdo borroso y a medio formar: unas manos grandes y protectoras y un sonido profundo y retumbante, lo que nos reconforta a ambos más que cualquier otra cosa. Una punzada de anhelo acompaña el pensamiento confuso y me doy cuenta de que extraña a Jungkook.

-Lo sé mi amor. También lo extraño.

Comparto, pausando mi canto por un momento mientras lucho por contener mi propio anhelo. No quiero nada más que sentir el toque de Jungkook, escuchar su amada voz susurrando consuelo en mi oído, incluso a cientos de kilómetros de distancia. Al mismo tiempo, no me atrevo a llamarlo. Si lo hago, sé que sentirá que algo anda mal y no voy a distraerlo haciéndole preocuparse de que no puedo manejar algunos recuerdos. Después de todo, viví estas cosas, si pude sobrevivir a ellas, seguramente podré sobrevivir recordándolas.

Así que salgo de la bañera y me visto, y me pongo una playera ancha cuando me doy cuenta de que mis jeans para embarazo ahora están demasiado ajustados para caber sobre mis caderas y mi barriga.

-¿Estás experimentando un crecimiento acelerado, pequeño lobo? -le pregunto a mi cachorro, emocionado y complacido de que esté cada vez más grande y más fuerte.

-Solo recuerda que papá es mucho más pequeño, así que no crezcas demasiado, ¿de acuerdo? -agrego, recordando la clase de parto donde nos dijeron que podíamos esperar bebés de doce libras.

Me pregunto si me habría convertido en un hombre más alto y más grande si mi lobo no hubiera estado atado, pero supongo que no hay forma de saberlo ahora.

Cuando salgo de mi habitación, con la intención de llevar mi estómago gruñón a la cocina para tomar un refrigerio, mis guardias se enderezan e inflan el pecho, como si quisieran verse lo más grandes y poderosos posible. Es un poco extraño, pero no pienso en su comportamiento hasta que bajo las escaleras y siento todos los ojos siguiéndome a través del palacio, y todos los murmullos silenciosos dando vueltas a mi paso. Escucho algunos fragmentos de susurros, mi corazón se hunde cuando escucho las palabras: "sacerdotes... su lobo estuvo atado... tantos años".

Sυʂƚιƚυƚσ αƈƈιԃҽɳƚαʅ ραɾα ҽʅ Aʅϝα࿐𝒱𝑜𝓁. 𝐼VDonde viven las historias. Descúbrelo ahora