-𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔- | ❛Después de años sin tener contacto entre las dos familias reales. La princesa heredera, regresó a King's Landing junto a toda su familia en un intento de defender el nombre de sus hijos ante la corte.
Esto revivió relaciones tant...
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Después de largas horas de viaje de King's Landing a Dragonstone, la familia real se reconfortaba por volver a su dulce hogar que los llenaba de alegría y recuerdos al estar por unas lunas lejos de las paredes del gran palacio.
Al ya ser de noche, cada persona se fue a su respectiva habitación a poder descansar del largo trayecto, aunque para Visenya era más una noche de "remodelar" sus nuevos aposentos junto a su esposo que no se cansaba de verla tan activa y feliz.
-¿Mañanas tienes algo que hacer?- preguntó la mayor a su marido mientras se quitaba sus accesorios desde su tocador
-Tu manejas mi tiempo, así que no tengo nada que hacer- respondió Jace, camino hasta el lugar de su esposa y la ayudó a arreglar su cabello -¿En qué quieres que te ayude?-
-Quiero sacar algunas cosas que traje que son personales y no les di a los criados, ¿podrías ayudarme con eso?-
-Lo que tú desees, también me gustaría darte un recorrido por todo el lugar para que no te pierdas-
-Lo haremos mañana cuando terminemos- Nia se levantó ya lista del asiento y se dirigió hasta su lado de la cama -Por cierto, podrías ir a traerme agua-
-Claro, vuelvo en un momento- antes de salir el Velaryon posó sus labios en la frente de su mujer plantándole un pequeño beso para después salir de los aposentos
En cuanto la puerta fue cerrada Visenya se levantó de la cama y fue a uno de sus cajones sacando algunas cosas en el camino tratando de buscar algo. Tomó un pedazo de papel enrollado como si fuera una carta y tomó asiento en uno de los sofás de su habitación.
Al abrir el pesado de hoja que parecía haberse desgastado comenzó a leer el interior para ella misma.
"Querida princesa Visenya. Cuando leas esto es porque ya abras llegado a tu nuevo hogar junto a tu ahora esposo. Me prometí a mí mismo que no dejaría rastro del amor que nos tuvimos por el bien de usted pero no merecía despedirme de una manera tan cruel como lo hice esta mañana. En este momento yo ya debo de estar en Wintelfer pero créame que aquí nadie le guarda algún rencor por lo sucedido.
Dejando todo eso de lado, quiero jurarle mediante esta carta que si necesita cualquiera cosa no dude en llamar al norte. Mi juramento sigue en pie ante usted y todos los dioses y mi prioridad siempre será usted mi princesa. Prometo que la estaré cuidando aunque estemos a cientos de metros lejos, siempre contara con el hombre que la amo y daría una y mil veces su vida por usted, y para defender su honor sin importar quien o quienes sean.
