-𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐘 𝐍𝐈𝐍𝐄²-

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No pudo sacarle ni una palabras más hasta que llegaron a la habitación de la reina, donde estaba casi todo a oscuras a excepción de la luz que emanaba la chimenea y entraba por los ventanales en los costados de la recámara.

Ambos bajaron la cabeza frente a Rhaenyra y en segundos ella dio media vuelta para salir de la habitación, sin antes pasar su mano por el hombro de su primo para darle apoyo, pero Jacaerys no se inmutó ni a mirarla una vez que se fue.

Ahora, estaba frente a su madre, pero no era SU mamá, sino la reina de los Siete Reinos y el un príncipe que había sido enviado con una misión. Aunque quería, no podía correr a sus brazos y llorar hasta que se durmieran como lo hacía de pequeños, como cuando lo hizo una vez que se fueron de King's Landing y dejó atrás a su único amor de la niñez.

Tenía que verse fuerte, ser un adulto frente a sus sentimientos de niño. No quería romperse frente a la que se suponía era su reina, menos sabiendo que ella podría sentir lo mismo que el. Quería ser el hermano mayor en que sus hermanos y madre se apoyaran, no una carga más que su madre tuviera que sostener en un mar de emociones que no podía contener.

Paso saliva y suspiro para mantener la calma, haciendo que las pequeñas lágrimas volvieran a juntarse en sus orbes para no derramarse.

Rhaenyra lo miró con sus ojos enrojecidos de tantas lágrimas que había derramado. Conteniéndose de no llegar a abrir más la herida en sus corazones. Conocía a su hijo, ella lo había parido, amantado y educado. Sabía que era orgulloso y muy frío a veces, pero no con ella, así que verlo así la estaba quebrando desde a dentro.

—Majestad. —comenzó Jace, acercándose a pasos lentos hasta la reina. —lady Jayne Arryn se arrodilló y juró su apoyo a su causa, y se le enviará un dragón a Vale como agradecimiento.

Hizo una pequeña pausa, tomando aire y así contener las lágrimas que brotaban de sus orbes ya cristalizados. La voz empezó a costarle con cada suspiro, al igual que el poder de mantenerse firme ante ella.

Rhaenyra lo sintió todo, asintiendo rápidamente dejando continuar a su hijo y dejarse de formalidades absurdas.

—Y... lord Cregan Stark.. —su voz comenzó a cortarse más sin poder detener el dolor que su corazón estaba emanando desde su interior. —a prometido... a dos mil hombres...

Rhaenyra pudo ver el dolor de su vástago y no pudo dejarlo. Se levantó con delicadeza y pasó entre los sillones que la rodeaban. Se paró por un momento, esperando que Jace pudiera soltar todo lo que le pesaba. Ella observó que no podía, ya no podía hacerse el duro y frío príncipe que la corte necesitaba, solo era un niño que lamentaba verla en tan mal estado, un niño que lloraba por la muerte de su hermanito, un niño que estaba furioso porque le arrebataron a su mejor amigo, a quien lo hizo hermano mayor, a su compañero de aventuras y compañero de por vida.

-𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔- | 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora