Memorias de un crimen

Capítulo 2

Me levanto temprano, a las 7h o así. Hoy es mi primer día de trabajo y estoy emocionadísima. Espero tener trabajo a hacer, aunque sólo sea utilizar los utensilios del laboratorio y practicar.

Voy a la cocina y me encuentro a Julie preprando algo para desayunar.

-¡Hey, dormilona! ¿Cómo has dormido?

-Bastante bien. ¿Qué haces?

-Estoy preparando café y he sacado las galletas del armario. ¿Nerviosa?

-Un poquitín, pero habrá que acostumbrarse.

-Ya verás que todo irá estupendamente.

Al acabar de desayunar, me voy a vestir. Me pongo unos tejanos largos con un cinturón (ahora, casi todos los pantalones, me van un poco grandes porque adelgacé), una blusa blanca con botones y unas bambas de plataforma blancas. Me dirijo a la entrada, cojo un abrigo del perchero, me despido de Julie y salgo por la puerta.

Conduzco el coche por las calles de Berlín, a esta hora, muy calmadas. El edificio no está muy lejos, a 2km, creo. Cuando llego, entro y voy saludando a toda la gente, muy alborotada, hasta llegar a mi sitio.

-Hola compañeros -digo. Pero nadie me responde, están concentrados en algo. Espera. No están todos. Falta alguna chica y unos cuantos chicos.-¿Hola? ¿Dónde están todos?

-¡Ay! Hola Brigitte -es Janett.-Me alegro de que hayas llegado. Un nuevo y tu primer caso nos espera. Acompáñame.

¿Un caso? ¡Qué rápido todo! Janett me lleva hacia las oficinas, dónde nos esperan los detectives y policías y algún forense. Entramos.

-Buenos días Ehrlich -me dice el detective principal.-La hemos elegido a usted y a Weigel (Richard) para que nos acompañen a la escena del crimen. Se trata de una mujer de unos 50 años. Vamos.

El Audi negro del agente Müller es el que nos llevará. El paisaje es maravilloso. Mientras, me voy tranquilizando, y Richard lo nota.

-¿Tu primer cadáver?

-Sí... -digo en voz baja. Me avergüenzo.

-No te preocupes. ¿Sabes? Para qhe te sirva de ayuda o consuelo, en mi primera vez también estaba así. Es normal.

-Gracias.

Llegamos al centro de una calle que me parece familiar. Bajamos del coche y vamos hacia el lugar. Ya han llegado unos cuantos agentes. Richard, el agente Müller y yo nos acercamos. Hay gente que no nos deja pasar, pero Müller los aparta pidiendo disculpas. Pasamos por debajo la cinta y, en ese instante, veo a...