Capítulo 6

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Empiezo a buscar como una loca, por todo el jardín del funeral, a alguien con pinta de "estoy aquí para incubrirme". Estoy nerviosa y me siento observada. ¿A qué se refiere con que 'hubiera acabado mal'? ¿A caso moriré? El tema es que he de averiguar de dónde proviene este mensaje, el cual me ha ayudado a no dejar pasar la oportunidad de resolver mi primer caso, mi sueño.

En estos momentos choco con alguien. Levanto la cabeza y me encuentro con mi padre.

-¿Brigitte? ¿Dónde vas tan ajetreada?

-Oh... Nada. Sólo es que...estoy buscando a Julie -mentida.

-Hija, mira que eres despistada. La tienes allí delante.

-¡Ay! Mira que no verla... Gracias.

Me acerco a Julie para despistar a mi padre y lo saludo.

-Hola Bri. ¿Se puede saber dónde te habías metido? ¡No he parado de buscarte.

-Pues mira... ¡Igual que yo! -¿por qué no puedo parar de mentir?

-Mañana vamos a la fiesta de Marie. ¿Te vienes?

-Uff... Lo siento, pero es que no estoy para fiestas.

-Te entiendo. Ya nos veremos, estaré a tu lado cuando me necesites.

-Gracias Juls.

-¿Te quedas un rato conmigo?

-En verdad ahora me iba a ir a casa, tengo que organizar cosas.

-Claro. Adiós -nos abrazamos.

La cuestión es que mañana no iré a la fiesta, de la que muero de ganas ir. Pero, aparte de que no es el mejor momento para celebrar algo, hay un asesino suelto por ahí y alguien tiene que detenerlo. Así que cojo mi coche y voy a casa.

Al llegar, voy al despacho, me siento en la silla, abro el móvil, miro y remiro el mensaje y empiezo a pensar. Tengo muchas preguntas en mente y quiero respuestas. Alguien llama a la puerta y me dirijo al interfono.

-¿Quién es?

-Brigitte, soy Richard. ¿Puedo subir?

-Sí, claro -le abro. Le espero derecha al lado de la puerta hasta que llega.

-Hola -dice tímido.

-Pasa, estoy sola -se sienta en la mesa y voy a la cocina con intención de prepararle algo. -¿Descafeinado, cortado, solo...?

-Descafeinado, porfavor. Muy bonito el piso.

-Gracias -le digo con dos tazas en la mano. Me siento a su lado. -Dime.

-¿Que te diga qué?

-Vamos Richard, los dos sabemos que no has venido aquí para tomar algo y lucir tu belleza.

-¿Crees que soy guapo? -me mira sonriendo.

-No me cambies de tema y cuenta.

-Era para saber cómo estabas, sabes...

-Venga, que no me chupo el dedo. Sé sincero.

-Estás muy sarcástica hoy.

-No puedo estar amargada para toda la vida. Todo sigue -se me cae una lágrima.

-Hey, no llores -me abraza y lloro más.

-Es que ya no sé que hacer para no acordarme, cada cosa que hago, ya sea una palabra, una mirada, un pensamiento o el mismo silencio, hace que me venga a la cabeza ella.

-Lo sé, lo sé -me quita la cabeza de su hombro, me coge la cabeza y me mira a los ojos. -Nunca se puede olvidar algo así, pero tienes que desahogarte, sea cada noche, sola o conmigo, pero hazlo, te sentirás mejor.

Después de unos dos minutos, voy al baño y me relajo. Salgo y veo a Richard observando las fotos del salón.

-Esa era de cuando tenía 6 años. Mi madre me compró un peluche que había deseado siempre mientra estábamos de vacaciones en Amsterdam. Significa mucho para mí. Todavía lo conservo.

-Estábais muy unidas.

-Sí, y lo estamos.

-¿No hay manera alguna de que vuelvas?

-No, no puedo.

-Eras mi pequeña.

-¿Tu pequeña?

-Sí, bueno, era tu primera vez y era como la aprendiz. Te he cogido mucho cariño -río.

-Parece mentida, pero yo a vosotros también.

-Te informaré de todo.

-Gracias, Rick -da media vuelta y abre la puerta.

-Una última cosa que no me has contestado.

-Dime.

-¿Te parezco guapo?

-Me gustan tus ojos -mueve la cabeza sonriendo y se va. Sonrío.

Iba a investigar el crimen, pero no con ellos, sinó sola.




Memorias de un crimenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora