Los días pasaron tranquilamente, tanto, que hasta da miedo. Marcy, quien está mucho mejor, pudo descansar como a ella le gusta: acurrucada entre los brazos de la Diabla, con sus frentes unidas y respiraciones más audibles de lo normal ante una larga sesión de besos. Los Wu parecen estar tramando algo, Sasha decidió que, por el bien de su niña favorita, permanecerá ausente durante el día, y tan solo regresará por las noches. Resistirá el no pasar todo el tiempo junto a la mundana, ya había estado sola durante siglos, ¿en qué le afectaría volver a ello?
Bueno, al parecer, en todo.
—Es mi hora de partir —murmuró la reina del inframundo, repartiendo dulces, lentos y pequeños besos por la piel del cuello ajeno.
—Entiendo —la azabache aflojó sus brazos, los cuales rodeaban el cuello de la rubia. Esperó unos momentos, con sus ojos cerrados, hasta que los labios contrarios se alejasen, pero, a pesar de que aquello sucedió, la más alta permaneció en su sitio — ¿Sahs?
—Mm.
—¿No es...? —sintió los brazos del ente, rodear mejor su cintura, acomodándose como anteriormente lo estaba—. ¿No es tu hora de partir?
—¿No te hace gracia? —apartó su rostro del cuello de la contraria, quedándose frente al rostro contrario—. ¿Mi "hora de partir"?, suena a que moriré.
Marcy frunció su ceño, con su semblante serio mientras negaba lentamente con la cabeza—. No me hace gracia.
—¿No? —pregunto de forma burlona la rubia—. De igual forma ni puedo morir —dijo alzando sus hombros de forma desinteresada.
Tras aquella conversación, surgieron nuevos asuntos como, por ejemplo: Marcy no debe ni tiene que arriesgar su vida por los demás. Sasha confesó que fue ella quien envió a Muerte hacia el sacerdote William. La humana intentó hacerle entender muy delicadamente que Sasha, aunque pudiese, no tiene el derecho de asesinar a cada persona que la molestase. Por otra parte, la Diabla sabe que, aunque sus palabras siempre son las mismas, algún día permanecerán intactas en la mente de la azabache. "Mi niña favorita, ¿por qué lloras por seres que no merecen permanecer en este mundo? Ni en otro. Si están ardiendo en el infierno es por culpa de ellos. Nadie debió ni te pondrá una mano encima... jamás."
Lo que restó de aquella noche se basó en la Diabla besando lentamente y consuma delicadeza, los labios de Marcy, quien no podía evitar pensar en que aquel extravagante ser estaba intentando reconfortarla, y apartarla de su miseria.
Por otro lado, los Wu notaron el gran cambio de la menor de estos, felicitándola por su recuperación y, por supuesto, comentándole el plan que ya no realizarían debido a la mejoría en la apariencia de la chica.
Atarla en su cama y llamar al sacerdote William para un exorcismo. Ese fue el plan. Marcy no se siente totalmente segura acerca de cuál debió ser su reacción. Tan solo sonrió con falsedad, agradeciéndoles por no hacerla vivir aquella situación.
El veintinueve de octubre había llegado, y con esta fecha, las vibras de Halloween, incluso si las personas en el pueblo no se disfrazan. Hay algo diferente, todos lo saben, pero nadie dice algo. En el instituto Saint James, cada alumno debe realizar la actividad que surge cada año, cerca de aquella fecha deben repartir folletos "Anti-sectas", los cuales brindan pésima información sobre Halloween, metiendo en cabezas ajenas lo "extremadamente satánica" que es aquella festividad, y todo el mal que puede llegarle a uno en la vida por celebrarlo.
Desgraciadamente, Anne y Marcy tienen la obligación, por lo cual, al siguiente día, ambas están en la esquina del parque central del pueblo, repartiendo folletos. No hay muchas personas, pero, las pocas que pasan por allí, aceptan tomar un folleto, e incluso recibir "información" una muy aburrida, lenta y malhumorada sobre el asunto.
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Dancing With The Devil //Sasharcy
Любовные романыEs 1967 y Marcy está harta de ser aquella chiquilla religiosa la cual todos molestan. Cansada de un dios que finge oídos sordos, toma sus propias riendas as escondidas. ¿Qué tan mal podría irle si recurre a la mismísima Diabla? ¿Qué tan rápido le o...