Vacía

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Un día después de haber despertado, estaba fuera.

Podría haber sido incluso horas antes, porque gracias a la Diabla se encuentra en perfectas condiciones, pero a los doctores les resulto extraño, y decidieron mantenerla en observación por un día más antes de dejarla ir. Marcy ya es conocida en aquel hospital debido a las innumerables veces que la habían llevado, y más últimamente por todo lo sucedido, así que las personas realmente sospechan algo extraño.

Su familia lucia asustada al principio, cuando comenzaron a hablarle. El viaje a casa fue silencioso e incómodo, una vez en su hogar sentaron a Marcy en la sala de estar, la acostaron allí. Llamaron a un sacerdote de la iglesia donde el Sacerdote William también solía estar, pidieron bendecir la casa y verificar que Marcy no tuviese nada dentro, o a su lado.

David llegó, bendijo cada lugar de la casa, limpio toda la mala vibra, la cual había mucha, y también inspecciono a Marcy. Esta permitió que hagan lo que quisieran con ella, porque no le importa.

El día transcurrió normal. La menor se la paso en su habitación. Al entrar se sentó en su cama y toco las cobijas, sintiendo las texturas de estas. Intento recordar cosas profundas, que solían matarla de dolor. Pero ya nada la lastima emocionalmente.

Aun así, no está segura. Necesita una confirmación, podría estar en shock.

Se fue a dar un baño, se vistió y ordeno su habitación. Cambio los muebles de lugar, e hizo espacio en la mesa donde hacía su tarea de la universidad, saco los vinilos escondidos debajo de su cama y los puso de forma ordenada.

Luego subió a comer, a pesar de no tener hambre. Se mantuvo callada mientras los Wu intentan mantener conversaciones alegres, fingiendo que nada ocurrió, que todo está bien. Principalmente, fingiendo no saber que la menor se casó con la Diabla.

Llego la hora de dormir, y el sueño no apareció en toda la noche, hasta las ocho de la mañana, cuando finalmente pudo dormir, solo lo hizo dos horas.

No soñó absolutamente nada.

Cuando subió a desayunar solo encontró a su madre, la cual claramente estaba llorando. Su rostro está rojo, ojos llorosos y mejillas húmedas. Se limpió rápidamente la cara cuando vio a su hija llegar. No quiere que ella se preocupe, la cual, no lo hizo.

—Buenos días, madre —dijo, pasando de largo hasta la encimera, preparándose su desayuno.

Buscó una taza, té y puso agua a hervir antes de buscar el azúcar.

Oyó a su madre sorber su nariz.

—Marcy. . . Tenemos que hablar, por favor, siéntante.

La nombrada se giró con el ceño levemente fruncido y asintió antes de volverse a girar—. En un minuto, madre. Tan solo me sirvo el té y hablamos.

—Bebé. . . Necesito que hablemos ahora —sollozó, tapando su rostro y nuevamente comenzó a llorar en silencio.

Marcy ni siquiera se inmutó. Como si su madre no estuviese allí, incluso tarareo mentalmente una canción, alejando la tetera del fuego y sirviendo el agua en la taza, tomándola y yendo hacia una silla, sentándose y suspirando antes de comenzar a revolver el té.

—Te escucho.

La madre la observo con el ceño levemente fruncido, volviendo a limpiar sus mejillas. Se extraña de su hija, el que esta no haya corrido a preguntarle si le había sucedido algo. No luce preocupada, parece desinteresada. Ignoro aquello y se sentó frente a la menor, observándola fijamente antes de tomarla de la mano, lo que posibilitó que esta la observara.

Dancing With The Devil //SasharcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora