Al día siguiente, Marcy despertó debido a los fuertes golpes en su puerta, y llamados de su madre, quien le advirtió sobre sus clases. Estiró su cuerpo debajo de las cobijas, sintiéndose adolorida. Cuando sus ojos se abrieron, parpadeó con rapidez al notar a Sasha, quien se encuentra de pie a un lado de su cama, quien la observa fijamente, alzando con lentitud una de las comisuras de sus finos labios.
—Sahs... —carraspeó su garganta al oír su voz ronca, volvió a cerrar sus ojos, y sonrió un poco al sentir que la mano de la rubia tomó su mentón, acariciándolo. Sintió el aliento de su esposa contra su pómulo, la cama empezó a moverse cuando acomodo su cuerpo a un lado del suyo, y le acarició el pelo—. ¿Estuviste aquí durante toda la noche?
Recordó su sueño. Fue lucido, precioso, e inolvidable. Creyó que, tal vez, Sasha estuvo allí, sumergida en sus pensamientos y emociones. Tal vez fue ella quien lo provocó.
—No —respondió la reina del inframundo, dejando un suave, pero casto beso en la mejilla de su niña favorita—. Llegue hace unos minutos.
Refregó sus ojos con una mano, y se posicionó de lado, poniendo demasiada voluntad en ello, ya que su cuerpo duele. Ignoro el cansancio extremo, alzando su rostro, a la par que su mirada se encontró con los labios ajenos, pidiendo un beso sin emanar palabra alguna. La Diabla notó aquello, por lo cual no dudo en inclinarse un poco más, tomando el labio inferior de su esposa entre los suyos, sin evitar succionar con suavidad antes de comenzar un lento, y muy delicado beso.
El cuerpo de la mundana se relajó, ladeando su rostro, mientras llevó su brazo izquierdo al hombro de Sasha, y rodeó su cuello. La rubia decidió envolver su brazo en la cintura de su niña favorita, amenazando con alzar la camisa de su pijama en cuanto las yemas de sus dedos rozaron el final de la tela.
Permaneció de aquella forma por unos segundos, sin romper el beso, el cual se intensificó con el pasar del tiempo, llevo su mano a la espalda de la azabache. Es muy temprano, Marcy está agotada, por lo cual no es el momento de dejarla peor.
Sin embargo, el momento se arruinó cuando la palma de Sasha sintió algo, provocando que la mortal reclame de dolor en un siseo, a la par que abrió ambos ojos, sorprendida cuando dejó de sentir dolor al instante. La Diabla sana aquellos largos rasguños con hinchazón en su espalda, y los ojos del ente se pusieron totalmente negros.
—¿Qué sucedió? —exigió saber.
En el momento en el que la reina apareció en el cuarto de Marcy, no se molestó por la presencia demoniaca en la casa, porque un demonio posee el cuerpo de su "queridísimo" suegro, por lo cual le resultó normal.
—¿Qué? —La voz de Marcy tembló, asustada. Al no obtener respuesta, suspiró, cerrando sus ojos, sintiendo que no puede lidiar con algo más, por lo cual escondió su rostro en el cuello ajeno—. Estás asustándome.
—No tienes nada que temer... —La voz del ser infernal sonó suave, atrayéndola aún más cerca, con su mentón sobre el pelo de la mundana—. Creí que algo te sucedió, porque luces agotada, pero tal vez fue mi presencia, y el largo día que tuvimos ayer.
No es aquello, es algo más, y lo descubrirá.
—Bueno, sí...
Sasha se apartó con cuidado, sin soltar a su esposa, y la levanto con ella, hasta que ambas estuvieron sentadas sobre la cama—. Tengo unos asuntos pendientes, pero me verás aquí en la noche.
—Está bien. Debo ir a clases, así que iré a prepararme —recibió un asentimiento ajeno, por lo cual su ceño se frunció. No solo Sasha continúa siendo extraña, sino que sus ojos aún no regresan a la normalidad—. Sahs.
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Dancing With The Devil //Sasharcy
RomanceEs 1967 y Marcy está harta de ser aquella chiquilla religiosa la cual todos molestan. Cansada de un dios que finge oídos sordos, toma sus propias riendas as escondidas. ¿Qué tan mal podría irle si recurre a la mismísima Diabla? ¿Qué tan rápido le o...