Marcy se la pasa acurrucada en su cama, siente su cuerpo pesado ante su estado mental. Llora más de lo usual, y siente que su familia la está pasando genial por la "nueva personalidad" de su padre. Ella, sabiendo la verdad, no soporta la culpa.
Su padre está en el infierno, con su alma siendo torturada una y otra vez.
Por otro lado, la rubia no comprende la tristeza de la humana, por lo cual asimila cosas que no están allí.
—Voy a retirarme por un par de días —dijo, desde la punta de la cama. Marcy se volteó de inmediato, sentándose con rapidez en la cama mientras aparta las mantas que la cubrían.
—¿Qué? —negó con lentitud, confundida—. ¿Por qué?
—No estoy viendo progreso en tu salud, y mi presencia lo empeora —dijo sin dejar de observarla—. Serán solo un par de días.
—Sahs...
—Marcy —interrumpió con firmeza—. No voy a permitir que estés más días en la cama. ¿Has visto tu reflejo? Estás deteriorada.
La azabache se aproximó al ser infernal, quedando de rodillas sobre la cama, sentada sobre sus talones y a la misma medida—. No estoy así por ti. No es tu presencia. Si así fuese, te lo diría... Lo acordamos.
Hubo un breve silencio, donde ambas se mantuvieron observando, como si intentasen descifrarse, y en aquel momento, Sasha lo supo.
Alzó una de sus manos, sosteniendo el mentón contrario—. ¿Qué es lo que debo hacer para que dejes de dañarte a ti misma? —Marcy solamente la observó, sin saber qué decir—. No puedo pensar como un ser inferior, Marcy. Tampoco tengo tu mentalidad. Lo único que quiero es acabar con todos para mantenerte a salvo.
—Eso no está bien —la mortal respondió de inmediato, frunciendo su ceño—. Sasha, eso es justo lo que no quiero que hagas. Quiero... —Suspiró con profundidad antes de llevar sus manos a su rostro, saturada por los repentinos recuerdos que abundan por su mente—... Quiero retroceder el tiempo.
—Marcy...
La nombrada estaba demasiado abrumada con la situación, sintiendo cómo unos cálidos brazos la envuelven hasta dejarla sobre el regazo de la Diabla, y acurrucándola contra su pecho. Los latidos del corazón de la inmortal son acelerados, pero luce calmada, mientras roza sus labios con los de su humana favorita.
—Escúchame —habló Sasha luego de un par de segundos—. ¿Te gusta estar sola?
—No, tampoco acompañada —respondió la joven—. Solo contigo. Y eso no está bien —confesó, sorprendiéndose a sí misma. Alzo la mirada, apreciando los ojos de aquel ser—. ¿Sahs, tú disfrutas estar conmigo?
—Claro que lo hago —respondió, sin dudarlo, aunque le cuesta expresar sus sentimientos.
—Últimamente, siento que no sabría qué hacer sin ti, y quiero rogarte para que te quedes —admitió la azabache, llevando su mirada a sus propias piernas, avergonzada—. No sé qué hacer si te vas.
El silencio reinó en aquel cuarto, y ambas se mantuvieron cerca, sintiendo la calidez de la otra.
—Creo que mi presencia, no solo por el malestar, sino porque no entiendo una mierda, no está logrando nada. Deberías de...
—¿De...?
Sus miradas volvieron a encontrarse, y Marcy no pudo evitar sonreír ante la ternura que le provoca el que Sasha no supiese qué aconsejar. La última nombrada alzó una de las comisuras de sus labios al ver la sonrisa divertida de su niña favorita.

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Dancing With The Devil //Sasharcy
RomanceEs 1967 y Marcy está harta de ser aquella chiquilla religiosa la cual todos molestan. Cansada de un dios que finge oídos sordos, toma sus propias riendas as escondidas. ¿Qué tan mal podría irle si recurre a la mismísima Diabla? ¿Qué tan rápido le o...