Princesa

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Taylor

A veces me pregunto porque debo venir a estas comidas, apenas entramos todos en la mesa al ser tantos, aunque debo decir que la casa de los señores Smith es bastante grande en comparación a las demás.

Mi hermano menor Jesse está entretenido conversando con sus amigos, mientras el padre de Emma cocina para todos nosotros, siendo ayudado por la mamá de Aiden.

– ¿Taylor?

La madre de Emma me llama y yo enseguida miro en su dirección.

– ¿Puedo ayudarla en algo?

–Bueno, ahora que lo mencionas... ¿Podrías subir y decirle a Emma que vaya a comprar algo para comer? Su padre debería de darse por vencido con la comida, ya la quemó por completo –comenta divertida

Me encantaría decirle que no, pero dado que me lo pidió de manera amable y que mi madre está observando todo, asiento con la cabeza y me levanto para dirigirme a las escaleras.

Emma y yo éramos compañeros de curso y si bien nunca tuvimos algún problema o malentendido, simplemente hay algo en ella que no me termina de gustar. Tal vez se deba a que le encanta ser el centro de atención. En exceso.

Ahora que vamos en la universidad ya no la veo tan seguido como antes, pero nuestros padres siguen haciendo estas comidas en donde todos nos juntamos. Y nosotros simplemente nos limitamos a saludarnos y despedirnos, sin más. Tampoco es que quiera ser su amigo, a diferencia de nuestros hermanos menores que parecen ser los mejores amigos.

Subo las escaleras y veo que hay varias habitaciones con la puerta cerrada. Recuerdo que no pregunté cuál es su habitación, así que con paciencia voy tocando puerta por puerta, pero nadie me responde.

¿Enserio?

– ¡Emma! –Alzo un poco la voz para ver si logra escucharme, pero tampoco tengo suerte. A lo mejor se escapó de esta comida y por eso no está aquí. Eso suena a algo que ella haría.

Cuando me queda ya la última puerta antes de llegar al baño, simplemente la abro. Y justamente es esta su habitación.

Esta de espaldas a mí frente a un espejo de cuerpo completo, y cuando se percata de mi presencia gracias al reflejo, toda tranquilidad se evapora.

– ¿Acaso no te enseñaron a golpear la puerta antes de entrar? –pregunta girándose hacia mi

–Eso he estado haciendo desde que subí, y primero se saluda princesa –digo con burla al observar que usa una corona que hace juego con su vestido.

Creo que su hermana menor, Josephine estaba usando el mismo.

–Si ya lo habías hecho con las puertas anteriores, deberías haber hecho lo mismo con esta. Podría haber estado desnuda o algo así. Ah, se me olvidaba "Hola Taylor, ha pasado mucho tiempo, espero que estés bien" –responde irónica.

–Cómo sea, sólo vine a decirte que tu mamá dijo que bajaras para que compres comida. Tu papá la quemó o algo así me dijeron. Y antes de que me vaya... ¿una corona? ¿Enserio? ¿No estás mayor cómo para usar esas cosas?

–En primer lugar, la corona le da el toque a este vestido. Sólo se trata de moda y buen gusto, algo de lo que tú careces evidentemente y en segundo lugar, dile a mi madre que bajaré cuando esté lista y...

–No soy paloma mensajera de nadie, princesa. Tú tendrás que bajar y conversar con tu mamá. Yo no lo haré por ti.

–Bien, pero no vuelvas a decirme princesa. No me gusta

–Creí que era tu sueño frustrado –comento divertido

–Cuando lo dices tú suena a insulto y eso no me gusta... Nerd

– ¿Eso fue lo mejor que se te ocurrió? 

Jamás creí que ella me podría divertir, pero su intento de insulto me causó gracia.

–Eres tan poco importante en mi vida, que no pienso gastar más energía en ti. Vete ahora Taylor, antes de que...

– ¿Qué harás?

Y su respuesta llega en forma de un cojín.

Un cojín que me lanza a mí, pero que le llega a su madre. Supongo que me demoré demasiado en dar con ella y su mamá subió a vernos. Ni siquiera me percaté de cuando llegó aquí

–Emma, ¿así es como tratas a nuestros invitados?

–Creo que estás en problemas princesa –comento divertido al ver su expresión

Agrego la última palabra sabiendo que eso la hará enojar aún más.

Como ya hice lo que me pidieron, me retiro de su habitación y cuando voy por las escaleras escucho como su madre la regaña por atacarme con un cojín.

Yo sonrío y voy tranquilamente a sentarme a un sillón como estaba hace un rato.

Sin duda Emma sigue sin agradarme y por un breve segundo pienso en la mala suerte que tendrá el hombre al que le toque aguantarla, por suerte no seré yo. 


Un amor a voces #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora