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El silencio de su hogar lo abrumó, normalmente venían Soonie o Bolita a recibirlo, pero hoy se encontró con silencio y oscuridad. Había llegado un poco tarde, apenas la luz del atardecer se asomaba tras los ventanales y le daban una calidez especial a su espacio.

Se imaginó que sus gatitos quizás dormían o estaban en la planta de arriba, por lo que en silencio fue adentrándose a su casa, sacándose los zapatos y el abrigo en la entrada, con la esperanza de encontrar a sus amores dormidos en alguna posición graciosa para tomarles una foto.

Nunca se imaginó lo que iba a encontrar en el centro de su sala.

Un chico, jóven, yacía dormido en su sillón con Soonie a su lado. Su primer instinto fue llamar a la policía, pero mientras estaba marcando, pensó que quizás el chico se quiso esconder de algo. No parecía grande de cuerpo, quizás podría ganarle en una pelea. Se fue acercando despacio, con miedo a despertarlo, hasta que lo vió de cerca y notó lo que la oscuridad de su sala le estaba escondiendo.

De la cabeza del chico se asomaban unas pequeñas y puntiagudas orejas, apenas tapadas por el despeinado cabello azabache. Bajo sus pies desnudos yacía una cola, larga y negra, se notaba brillante y peluda.

Dios. Ese era Bolita.

Minho se sentó en el piso, a su lado, para observarlo mejor

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Minho se sentó en el piso, a su lado, para observarlo mejor. Ese tal Mingi que decía Changbin tenía razón, era muy bonito. Piel porcelana, labios apenas abultados, una naricita perfecta que enmarcaba su rostro y pestañas largas que le daban un aspecto aún más adorable.

No tardó en notar que el chico tenía puesto su buzo, y sonrió. Claro que ese era Bolita. Se preocupó por sus rodillas con curitas, se notaban un poco lastimadas, se iba a asegurar de curarlo correctamente luego.

No lo podía creer. Durante éstas últimas dos semanas se imaginó varias formas en las que podría enterarse si Bolita era o no un híbrido, pero jamás ésta: Bolita siendo humano, durmiendo cómodamente en su sillón.

Quería acariciarlo, acurrucarlo en su regazo como lo hacía con su forma de gatito. Era más adorable de lo que imaginó.

Ahora bien, no sabía si despertarlo o no. Si lo hacía, temía que se asustara, y con lo poco que había dormido la noche anterior seguro estaba muy cansado. Decidió escribir una nota en una hojita y ponérsela en la mano, para que la lea cuando se despierte.

Gatito:

Soy Minho, estoy en la cocina preparando algo rico. No te asustes, todo está bien. Puedes venir cuando estés listo.


Le sonrió y se fue a cocinar.

No pasaron quince minutos cuando comenzó a escuchar ruidos fuertes que venían de la sala.

Bolita, en su forma humana, intentaba desesperado abrir una ventana para escaparse, siseaba y luchaba contra la traba del ventanal.

—Hey, gatito, no te haré daño. Todo está bien —le dijo Minho, intentando acercarse despacio.

—No soy gato —contestó Jeongin. Su voz era tranquila, armoniosa.

—Lo sé, puedo verlo. ¿No leíste mi nota?

—¿No - ta?

Minho sonrió, acercándose un poco más, recordando lo que Changbin había dicho: si este era el híbrido del refugio, no sabía hablar muy bien.

—El papel que dejé en tu mano.

—Oh, no entiendo.

—¿No sabes leer? —preguntó Minho, y vió como Bolita -humano- negó con la cabeza.

—¿Cómo te llamas?

—Jeongin. No gusta Bolita.

—No te gusta ese nombre ¿Cierto?

—Soonie es mejor —respondió Jeongin, agachándose para acariciar al gatito que se había enredado entre sus piernas, y siseando de dolor.

Minho vió como se recostó en el piso cubriendo su abdomen.

—Estás en celo ¿No es así?

Jeongin asintió y Minho se movió para buscar la tableta de pastillas y un vaso de agua.

—Beomgyu me dió supresores para tí.

Jeongin abrió grandes los ojos, mirándolo y tratando de levantarse.

—¡Vacunas! ¡Tonto Bamgyu!

Minho dejó salir una carcajada, acercándose a Jeongin para levantarlo despacio y sentarlo en el sillón.

—No habrá vacunas, lo prometo. Beomgyu sólo supo que eras híbrido antes que yo y me dejó unas pastillas para tu celo.

—No necesito —contestó Jeongin, convencido.

—¿Y qué necesitas en tu celo? ¿No te duele?

—Mingi.

Y ahí estaba ese nombre otra vez.

—¿Por qué necesitas a Mingi para tu celo?

—Sexo. Mingi sexo.

Si hubiese estado tomando un vaso de agua, de seguro lo hubiese escupido y se hubiese ahogado. ¿¿¿Que Mingi qué???

—¿Tienes sexo con Mingi para calmar tu celo? —preguntó, entre sorprendido y enojado.

Jeongin asintió, como si estuviese contándole lo más normal del mundo.

—¿Puedo quedarme?

—Claro que puedes, Jeongin, en la forma que quieras. Pero Mingi no está aquí y no podré traerlo, necesitarás tomar las pastillas para que tu celo se calme —dijo extendiéndole el comprimido y el vaso de agua, que Jeongin tomó despacio.

—¿Comida? —dijo cuando terminó.

—Sí, gatito mimado —Minho revolvió un poco su cabello, con cuidado de no tocar sus orejas, no quería incomodarlo —estoy cocinando algo rico.

—Puedes tocar —dijo Jeongin, inclinando su cabeza hacia él, dejando que Minho acariciara esas orejitas azabache, tan suaves y lindas como él.

—Muy bonito —le dijo Minho, y Jeongin se inclinó hacia su tacto, despacio y restregando su cabellera y sus orejas contra su mano.













El encuentro más esperado por toda latinoamérica unida
Bueno si el fanart no se parece a Jeongin no me hagan bullying pero así lo encontró 🥺🥺🥺 Jeongin gatito

k o n e k o [ jeongho ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora