10 ฅ⁠^⁠•⁠ﻌ⁠•⁠^⁠ฅ

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Advertencias: leve +18







Recapitulando: Bolita es un híbrido llamado Jeongin. Y aunque Minho parezca estar muy tranquilo, por dentro está totalmente exaltado. Hasta el momento había sido sólo una posibilidad, pero ahora, un chico bonito con orejitas comía gustoso frente a él, haciendo soniditos de felicidad y disfrutando cada bocado.

—¿Te gusta? —le preguntó, sin poder sacar la mirada de Jeongin, que comía un poco con los palillos y un poco con las manos, manchando sus mejillas en el proceso.

—Mejor que atún —dijo el chico, asintiendo con una sonrisa y las mejillas llenas de comida, como una ardillita.

—Lo siento por no saberlo antes, debes haber estado cansado del atún.

—Está bien —dijo Jeongin, encogiendo sus hombros y volviendo a meter más comida a su boca— café rico.

—¿Tomas café cuando no estoy?

—Y pan —respondió, hasta que se dió cuenta de lo que dijo, y despacio miró al mayor— ¿Minho enojado?

—Oh, no bebé, Minho no está enojado. Puedes comer lo que quieras de aquí.

Jeongin abrió grandes sus ojos, se levantó y corrió hasta la cocina, abriendo las alacenas y buscando algo. Cuando lo encontró, volvió con Minho, mostrándole una bolsa de papitas.

—¿Esto también? —preguntó entusiasmado, casi parecía que estaba dando saltitos de la emoción.

—¡Claro que sí! —Minho estaba encantado con la inocencia y la ternura del gatito, no se esperaba que este viniera a abrazarlo subiéndose a su regazo y apretándolo con fuerza.

—Te quiero mucho, Minho —dijo, soltando un pequeño ronroneo mientras frotaba su mejilla contra la del mayor.

Minho no pudo evitarlo y lo abrazó también, acariciándolo suavemente y moviendo también su mejilla contra la de Jeongin. Se quedaron así un rato, entre caricias y ronroneos.

—Yo también te quiero, gatito.

El lindo momento se vió interrumpido cuando Jeongin se acomodó mejor y sin querer presionó la entrepierna de Minho. Y hasta ese momento, Minho no se había dado cuenta que se había excitado. Era de esperarse, pues las piernas blanquecinas y descubiertas del menor estaban a sus costados, reposando cómodamente, pero no dejaba de sentirse mal e incorrecto.

Cuando quiso delicadamente bajarlo de su regazo, el agarre de Jeongin en su cuello se intensificó y se presionó aún más contra su entrepierna, meciéndose suavemente sobre su erección.

—¿Jeongin? —Minho preguntó, tragando en seco. Hacía mucho tiempo estaba solo y el contacto era caliente. Pero estaba mal.

—Te huelo —respondió el menor.

—¿Qué hueles?

—Caliente y duro, como Innie.

—¿Puedes olerlo? —Minho estaba confundido, al parecer Jeongin podía oler su excitación, y era vergonzoso— Esto está mal, bebé gatito.

—Duele, Minmin, ayuda a Innie.

Jeongin estaba sonrojado, su cara tenía apenas una capa de transpiración y sus pupilas se extendían. Parecía afiebrado. Recordó que Beomgyu le dijo que sólo podía tomar una pastilla para el celo al día y se la había dado recién hace dos horas, no podía darle otra. Pero ayudarlo, en la condición en la que estaba, no parecía correcto. No sólo era menor que él, sino que estaba en celo. Y no, Minho no entendía muy bien cómo funcionaban los celos en los híbridos, pero si pensaba en sus propios gatos, no debería distar mucho del comportamiento que estaba tomando Jeongin.

k o n e k o [ jeongho ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora