౨ৎ IV

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Lo días iban pasando, y cada día Felix se daba cuenta de la mucha razón que tenía Rose

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Lo días iban pasando, y cada día Felix se daba cuenta de la mucha razón que tenía Rose. Hyunjin era insufrible y se aprovechaba de él. Le daba la mano y le cogía el brazo. De nada valía llamar su puerta, él salía de su despacho cuando le daba la gana. Llegaron tarde y le echaba la culpa al pobre Felix. Le cambiaba la agenda cada dos por tres, cancelaba reuniones, visitas y planes a última hora y felix era quién recibía las quejas.

Felix tampoco se atrevía a llamar a su despacho, pues ahora se que había dado por poner el volumen de su ordenador a máximo y los gemidos del porno que ponía se escuchaba desde afuera. Felix se alegraba de que casi nadie subiese sin previo aviso.

Tenía que tomar las riendas. Ponerlo en vereda y hacer su trabajo, o sino acabaría despedido, esta vez de verdad. Porque esa actitud lo perjudicaba directamente. Pero hyunjin tenia una expresión que le infundía respeto y era muy cortante con sus comentarios. Siempre sabía que decir, se notaba que era el jefe de todo y que tenía el control de la situación en todo momento.

Ese día tenían una reunión a las once. Pero Felix le dijo que era a las diez. Por lo que a las diez y cuarto se dejaron de oír gemidos y Felix salió por la puerta con aire de dignidad. Felix se hizo el sorprendido.

─ Llegamos tarde director.

─ Vaya, debiste de recordármelo antes. Por tu culpa siempre llego tarde a mis compromisos. Se lo tendré que decir a Rose.

Subieron al coche y fueron a la sala de reuniones donde habían quedado. Hyunjin se extrañó cuando vió que no había nadie. Pero sonrió.

─ Ya se han ido todos, normal, me hiciste llegar tarde.

─ Cuánto lo siento director. ─ Felix también esbozó una sonrisa ─ Que torpe soy. ─ dijo echándose una mano en la cabeza dramáticamente ─ No era la diez, sino a las once. Parece que llegamos primeros.

─ ¿Qué has dicho?

─ Hwang ─ un hombre barbudo seguido de otros dos le estrecharon la mano a hyunjin antes de que pudiera reaccionar ─ Llega usted temprano, quien lo diría.

─ Es que tiene un nuevo ayudante ─ dijo felix dándole la mano también ─ A partir de ahora no volverá a llegar tarde ¿verdad que no señor director?

─ No... ─ dijo forzando la sonrisa.

─ Que suerte tiene Hwang, bueno, entremos y comencemos. Si no le importa.

Hyunjin miró con los ojos entornados a Felix mientras ambos entraban en la sala. Felix le devolvió la sonrisa maliciosa, a sabiendas de que, había dado comienzo a una guerra.

Cuando acabó la reunión se fueron al coche en silencio. Una vez allí hyunjin dijo:

─ ¿Te crees muy listo?

─ No sé de que está hablando.

─ Ni se te ocurra hacerte el listillo conmigo ─ dijo hyunjin acercándose mucho a él.

─ Ha sido un error, debí apuntar mal la hora.

─ Pues que no vuelva a ocurrir, puede que a la próxima el error te salga caro.

─ ¿Me estás amenazando?

─ Te estoy advirtiendo. No juegues conmigo o acabarás despedido.

─ Si no recuerdo mal, tú mismo me contrataste. Y Rose te advirtió que debes cargar conmigo. Si con cargar se refería a que hiciera tu trabajo más fácil.

─ No te pases, te lo repito.

─ Si quieres me voy ahora mismo. Yo no tengo problema, pero me he liado un poco con la base de datos y puede que cambiara los nombres de sitio. Yo tengo anotado como solucionarlo, porque pensaba hacerlo en mi hora de comer, pero si quieres que me vaya...

─ La base de datos me da igual.

─ También he perdido la agenda, ya sabes, soy un empleado tan incompetente. Por suerte guarde una copia personal, que es la que estoy usando. Te pasaría una copia al irme, pero, no quiero.

─ Ni la base de datos ni la agenda me importan.

─ ¿Ah no? bueno, entonces no habrá problema en que me vaya ahora mismo.

─ Estas tardando.

Hyunjin se cruzó de brazos. Felix pidió al conductor que se detuviera y abrió la puerta.

─ Es una suerte que haya quedado con Rose esta tarde, así le pondré al tanto de mi dimisión.

hyunjin frunció el ceño. Felix puso un pie en la acera y hyunjin le sujetó el brazo.

─ Quieto.

Le cerró la puerta y ordenó al chófer que siguiera su camino.

 ─ Hoy comeré en mi despacho. No me molestes. ─ dijo fastidiado.

Felix se había salido con la suya (por ahora). Porque estaba claro que hyunjin no lo iba a dejar pasar. No se iba a olvidar de eso fácilmente e felix lo sabía. Sabia que las cosas se iban a poner serias, pero estaba preparado.
Si hyunjin era como un niño, Felix sería su profesor, y le enseñaría a comportarse.

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𝒯𝗋𝖺𝖻𝖺𝗃𝗈 𝗂𝗆𝗉𝗈𝗌𝗂𝖻𝗅𝖾 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora