౨ৎ VIII

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Cuando Felix abrió los ojos a la mañana siguiente se encontraba en su apartamento

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Cuando Felix abrió los ojos a la mañana siguiente se encontraba en su apartamento. Eran más de las once de la mañana y sentía la cabeza que se le iba a explotar completamente. Y los recuerdos de esa noche empezaron a aparecer en su mente.

Cuando llegó a la mansión no había bebido tanto, pero para soportar la terrible vergüenza que le daba pasearse entre gente elegante y de miradas tan juzgadoras  tuvo que tomarse unas cuantas copas.

Él, con su chaqueta de cuero bajo el brazo, pantalones rotos y camiseta, moviéndose entre las altas esferas con su jefe.

─ Y ¿él es..?

─ Mi ayudante. Disculpa su aspecto, se había olvidado por completo de que el cóctel era hoy, ¿verdad Felix?

Felix se limitaba a asentir y a agarrar otra copa de champán.

─ Felix, ¿por qué no le cuentas que tal te está yendo en la carrera?

─ ¿Aún no tiene carrera? ¿Cuánto años tiene?

─ Unos 30 o 31 ¿verdad?

─ tengo 23.

─ Oh perdona, es que pareces mucho más mayor, hay que cuidarse un poco ─ se burló Hyunjin, el resto rió y Felix se bebió de un sorbo el champán.

─ No parece tan mayor Hwang, como se pasa. ¿Cuánto hace que trabaja para usted?

─ Pues no lo recuerdo muy bien...¿Cuánto hace, Felix?

─ Un mes eterno.

─ ¿Eterno? Querrás decir entero ─ dijo una mujer.

─ No. Eterno. Quise decir eterno.

Los invitados se miraron entre ellos, algo ofendidos por el tono del empleado Felix. Pero Hyunjin no borraba esa media sonrisa de su hermosa cara. El muy desgraciado estaba disfrutando cada maldito instante de la noche.

Felix se tiró de los pelos al recordar lo increíblemente insolente que había sido con esa gente. ¿Cómo pudo decir esas cosas? Ese no era él, él no era así normalmente. Era culpa de ese desgraciado. Hyunjin lo hacia comportarse de esa forma que jamás haría por si solo. Lograba acabar con su poca paciencia y sacar lo peor de él. ¿Ese era el mundo laboral, qué esperaba? Si iba a hacer así, tendría que plantearse trabajar por cuenta propia para poder ser su propio jefe.

No, de eso nada. El mundo no era así. Hyunjin era especial. Nadie podría ser tan cretino e hijo de puta como lo era él.

૮꒰ 。っ -。꒱ఎ

El lunes por la mañana fue a la sala del personal a tomar su café y su bollo relleno de chocolate. Necesitaba aunque fuera una pequeña alegría, y esos bollos los traían todos los días recién hechos de una panadería artesanal. Se notaba que era una empresa de nivel.

Felix estaba sentado en la mesa cuando entraron un hombre y una mujer. El hombre era el del equipo creativo, al que Felix había "Humillado terriblemente" y sin querer, en la presentación del anuncio de coches del mes pasado. Y a la mujer la conocía porque se le quedó grabado su cara cuando la pilló hablando mal de él en esa misma sala con otra compañera. Sin duda, la tensión en el ambiente podía cortarse con un cuchillo de mantequilla.

Ni siquiera lo saludaron.

─ Bueno, ¿y en qué proyecto estas trabajando ahora ─ preguntó la mujer.

─ Te lo cuento luego─ dijo el hombre sirviéndose un café ─ no quisiera que nadie me robara la idea.

─Ya, te entiendo, uno nunca sabe de quien fiarse.

Felix estaba concentrado en su desayuno y no supo si lo habían mirado o no. No hacia falta, era evidente que se referían a él.

Y en ese momento entró a quien menos quería ver en el mundo.

─ Buenos días señor director.

─ Buenos días Hwang.

Él los ignoró a los dos y se acercó a Felix, apoyando una mano en la mesa junto a él.

─ Me lo pasé muy bien la otra noche ─  Felix le dirigió una mirada asesina y asustada ─ Aunque bebiste demasiado ¿recuerdas algo de lo que pasó?

Felix permaneció en silencio, apretando la mandíbula. Ese loco estaba dando a entender algo que no era. Otra de sus estúpidas pruebas.

─ ¿Te gustó mi casa? Cierto....no viste demasiado, estuviste la mayor parte del tiempo en mi dormitorio.

Felix se puso de pie de golpe. El corazón le latía como una moto, la manos y las piernas le temblaban de vergüenza. Quería golpearlo. Quería gritarle. Quería decirle a los que observaban que nada de eso era cierto de la forma en que estaban pensando. Él nunca se quiso robar ningún proyecto. Él nunca folló con ese maldito desgraciado para conseguir el puesto. Ese hombre era un loco que se divertía haciéndolo quedar mal. No llegaban tarde por su culpa, y si no cumplían con la agenda también era su culpa, y él no se había olvidado de vestirse bien. No se olvidaba nunca de nada.

En vez de gritar, no salió una sola palabra de su boca. Si llegaba a salir estaba seguro de que también caería alguna lágrima. Notaba un nudo en la garganta y el mentón le temblaba. Señales de que estaba a un paso de derrumbarse.

Salió de la sala de personal a paso rápido y con la cabeza agachada. Fue directo al cuarto de baño.

 Fue directo al cuarto de baño

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𝒯𝗋𝖺𝖻𝖺𝗃𝗈 𝗂𝗆𝗉𝗈𝗌𝗂𝖻𝗅𝖾 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora