྅ 𓈒 𓈒 𓈒﹙𝐑𝐎𝐒𝐀𝐒 𝐄𝐍 𝐋𝐀 𝐍𝐈𝐄𝐕𝐄 ﹚＊
❛ Nada podía florecer bajo la nieve.
Pero las rosas parecían ser la excepción ❜
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Su cabello era blanco como la nieve; puro, claro y brillante. Sin embargo, su alma era oscura, misteriosa, intimi...
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CAPÍTULO 6
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⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ❝ FÁBRICA DE ROTAS ALIANZAS❞
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⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀Coriolanus se sentía decepcionado consigo mismo por haber cedido a sus bobos y jóvenes impulsos. Estaba decepcionado, pero a la vez ansioso por descubrir a qué lugar o situación le llevarían sus apresuradas decisiones.
¿Colaborar con una chica de los distritos? Parecía que el joven Snow no aprendía la lección, y aquel pensamiento le martirizaba. El distrito 8 no eran los juegos en los que había perdido a Lucy Gray, pero ¿acaso aquello hacía todo mejor? Al menos en los juegos él estaba fuera de la jaula del zoo, pero allí ya formaba parte de la amplia selva de animales sin modales, moral o respeto por lo que representaba el Capitolio. Aún así, quería convencerse de que Roos Knotley era diferente. Ya fuera por lo que veía con sus fríos ojos azules o por lo que le pedía su pobre salud mental.
Pero en aquel momento, sentía que se equivocaba. La peli rosa le había estado ignorando ferozmente después de su encuentro nocturno. Habían pasado dos días y cada vez que la veía; ella desaparecía con rapidez. No lo entendía y se negaba a equivocarse de nuevo, por lo que no iba a dejarlo pasar después de lo mucho que se había esforzado.
—Puedes irte, agente. Me han encomendado tu relevo —comunicó firme a uno de sus compañeros, el cuál esperaba para ingresar en la fábrica de trajes para cumplir con su turno. El chico le miró algo suspicaz, pero no puso resistencia. ¿Quién no quería un descanso sorpresa de vez en cuando? Le tendió su pistola a Coriolanus antes de irse, quién se preguntó si alguna vez había sido necesario usar aquel arma en la fábrica a la que se disponía a entrar.
Tomó aire y no hizo mayor caso a sus pensamientos, entrando al lugar con seriedad y el protocolo adecuado. En seguida pudo captar a Roos entre los trabajadores, sentándose en su banco de trabajo y con el pañuelo negro cubriendo su cabeza. No le había visto, por lo que, para suerte de Snow, pudo seguir observándola un buen rato más.
