¡~KokuBowl~!

¡~Mafia~!

Pedido de: muchido, aquí esta tu pedido, espero y sea de tu preferencia. <3
[Trio, No hay rivalidad entre Kagaya y Muzan]

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Muzan y Kagaya, líderes de la mafia más temida, junto con su mano derecha, Kokushibo, quien es su más leal súbdito. Kokushibo al ser el más leal, siendo la mano derecha de sus jefes, se ganó el cariño, confianza y respeto de estos.

Pero algo estaba cambiando en él, estaba empezando a sentir una desconfianza, temor y angustia de parte de sus jefes, una parte de él le decía que debía irse, pues prontamente lo matarían, gracias a ese pensamiento empezó a sobrepensarlo todo, ¿era verdad? ¿Él debía alejarse? No debía, ellos lo encontrarían y lo matarían.

Sin embargo ahí seguía ese terco pensamiento, inundando en su mente, contagiandose de la angustia y temor. Quería irse, debía hacerlo, pero no quería morir, lo que más anhelaba era su vida. Sabía que si escapaba o daba alguna señal de traición moriría, o lo torturarían hasta matarlo. Ya que los tipos de tortura qué usaban sus jefes eran muy dolorosos, al punto de querer rogarles porque te matasen, te lavaban el cerebro de una manera increíble, haciéndote pensar que tu sola existencia era inservible, acompañada con golpes o latigazos.

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Él estaba allí parado, presenciando una tortura de ese tipo, él solo se quedaba parado oyendo los gritos, lamentos y súplicas qué soltaba aquel tipo. Rogaba por su muerte, volteaba a ver a sus jefes, quienes tenían una sonrisa de oreja a oreja, disfrutando el bello momento.

Sin embargo otro latigazo fue proporcionado a su cuerpo, haciendolo lamentar de dolor, Kokushibo solo miraba sin alguna emoción, era parte de su trabajo, debía de hacerle caso a sus superiores si quería seguir viviendo.

-Kokushibo, hazlo- Dijo Muzan, viendo al mencionado con una sonrisa en su rostro, emanando una presencia tenebrosa. Le enseñó un arma de fuego, se la entregó con cuidado.

Kokushibo agarro aquella arma, viéndola, observando como estaba compuesta. Sin nada más que decir, posó el arma en la cabeza del señor, escuchando los lamentos de este. Un último lamento se escucho acompañado de un disparo, haciendose retumbar en la habitacion.

Miro a través de sus lentes, observándose el cuerpo, se había manchado de sangre. Volteo a ver a sus superiores, viéndolos con una sonrisa, entregándoles la arma. -Listo- Dijo con una sonrisa, teniendo las miradas de sus jefes posadas en él, admiraban la obra de arte qué tenían enfrente de ellos, viendo como la sangre escurría de él, haciendolo ver demandante, su calor corporal aumentó un poco.

Salieron de la habitación dejando un charco de sangre detras de ellos, mandaron a un sirviente para que limpiará el desastre, quien sin reprochar acepto, pues les tenían bastante miedo a sus superiores. Kokushibo se fue por un camino distinto, yendo en dirección a su habitación.

Entró observando su habitación, lo había pensado, quería irse, no mentiría, la vida que le habían dado sus jefes no la iba a conseguir en otro lado, sin embargo los malos pensamientos siempre ganan, apoderandose de su mente.

Se iba a escapar, intentar irse de las manos de sus jefes, aunque fuera imposible. Fue al baño a darse una ducha, quitándose toda la sangre que tenia encima. Salió de la ducha con una toalla amarrada a la cintura, camino hasta la cama, sentándose en ella, se seco el pelo, amarrandoselo con una liga.