CAPÍTULO 13VICTORIA
Que mi padre quisiera "supervisar" durante unos días cómo iba la empresa lo único que me daba a entender era lo poco y nada que se fiaba de mí en estos momentos. Y sólo podía sentirme ridícula paseándome de su lado, viendo cómo ahora él volvía a tomar el mando porque creía que no estaba preparada.
Sabía que estos días iban a ser para eso, para dejarme fuera. No habíamos hablado más de la discusión del otro día, yo tampoco iba a decirle lo dolida que me sentía por ello. Pero cuando entré en mi oficina al llegar, él ya se encontraba allí desde mucho antes que todos los empleados.
Me reprendió por llegar tarde y me obligó a pedirles perdón, por lo menos, a mi grupo de trabajo por el comportamiento lamentable que había tenido ese fin de semana.
Y lo hice. Me sentí ridiculizada, absurda. Y más cuando me felicitó y besó mi coronilla con falso orgullo, para después bromear como si no estuviera ahí. Sentía que estorbaba en esa charla patética entre "colegas" y decidí levantarme e irme a pesar de sus estúpidos llamados.
Cuando llegué al despacho las manos me temblaban y lo único que pude hacer fue tirar todos los papeles que tenía sobre la mesa, angustiada, romper ese jarrón que me había traído mi padre esa mañana lleno de flores.
Después de eso, decidí relajarme sentándome con la espalda en la estantería donde se guardaban los planos. El despacho estaba hecho un caos, pero así me sentía yo ahora mismo. Era un pequeño caos andante y no sabía cómo remediarlo.
No quería llorar más. Cuando conseguí relajarme en la casa de Alexander, mi hermano se despidió por los dos y decidió llevarme a mi piso y pasar una noche conmigo cubierta de mocos y lágrimas.
Esta mañana había tardado más porque había estado poniéndome hielo en los ojos para intentar bajar la hinchazón. Así que no quería volver a llorar. Hoy tenía que ser un día importante.
Me levanté cuando se hizo la hora de salir y cogí mis cosas sin esperar a mi padre, bajando por las escaleras evitando cualquier contacto con él y corriendo hasta mi coche para salir pitando de la empresa.
Estaba muy disgustada, porque estaba volviendo a quitarme esa autoridad que creía que teníamos asumido que me pertenecía ahora.
Conduje más rápido, deseando llegar a mi destino y poder deshacerme de toda esta rabia que me iba creciendo cada vez más por todo el cuerpo. Aparqué por fin y entré a los vestuarios para cambiarme y ponerme la ropa adecuada de un color negro con una faldita de muselina del mismo color. Me até mis bailarinas y me hice un moño frente al espejo, procurando que se quedase lo mejor que podía.
No quería causar mala impresión mi primer día, sobre todo después de que me hubieran metido aquí por ser la hija de quien era.
El horario era muy bueno, de siete a diez, por lo que no tendría que pedirle a mi padre que me sustituyera porque la empresa ya había cerrado para ese entonces. Era una oportunidad excelente que cuando me la enseñó Kale no podía dejar pasar.
Entré a la pequeña sala y ahí estaban los pocos compañeros que había en esta clase. Estiraban sus músculos en la barra frente a la pared cubierta por espejos y noté cómo sus miradas se posaban en mí. Había una proporción entre hombres y mujeres, y bien sabía que en este arte las mujeres eran tan competitivas como destructivas.
ESTÁS LEYENDO
T A G A L O G
Teen Fiction#2 (SE PUEDEN LEER DE FORMA INDEPENDIENTE, PERO RECOMIENDO EMPEZAR POR VIRAHA, APARECEN PERSONAJES DE ESA NOVELA) ¿Qué debes hacer cuando el corazón guía pero la cabeza grita? ¿Luchas por tus sueños? ¿O le haces caso al deber? Victoria Anderson d...