CAPÍTULO 5
VICTORIA
Empecé a guardar todo a toda prisa, con ganas de salir de una vez de este lugar y no pensar en lo incompetentes que eran todos. Quería ver a mi madre y simplemente esperar que no me diera demasiado la tabarra con el tema de las discusiones con mi hermano.
Siempre habíamos sido así, nuestras personalidades chocaban en muchos aspectos de la vida y no podía culparnos por eso. Simplemente dejarnos ser.
Cogí mi bolso y salí directa sin pararme a despedirme de ninguno de los que se cruzaban por mi camino. Bajé en el ascensor y casi corrí para llegar a mi coche, subirme y conducir sin inconvenientes a la casa de mis padres. La que un día fue la casa de todos.
Entendía que mi hermano estuviera molesto conmigo, pero yo también estaba molesto con él. No me escuchaba y no entendía nada de lo que le decía. ¿Así cómo iba a entender por qué lo hacía?
Apenas entré por la puerta de la casa familiar, me recibió ese exquisito olor de pollo asado con patatas y se me hizo la boca agua. Mi madre no era una experta cocinando, pero para eso estaba Francesca, que la ayudaba en todo y era casi como de la familia.
Caminé hacia la cocina, encontrándolas a ambas charlando tranquilamente con una copa de vino frente a ellas, como las típicas ricas de telenovela. Sonreí por la imagen y me acerqué para dejar un beso en la mejilla de cada una.
—¡Oh, mi niña, cómo ha crecido tanto! —empezó a decir el ama de llaves, llevándose la mano a la boca, con sus ojos cristalizándose cada vez más.
Reí, con libertad, sabiendo que con ellas podía estar segura.
—Pero Francesca, ¡si me viste la semana pasada! —le reclamé, abrazada a mi madre, que sonreía también, apartando algún que otro mechón de mi cara y colocándolo detrás de mi oreja.
Poco después de eso, la mujer se despidió dejándome muchos más besos por toda la cara.
—¿Y papá? —pregunté, sentándome en el sitio que había dejado libre Francesca.
—Está con tu hermano en el gimnasio, creo. —fruncí el ceño, sin entender qué era lo que hacían allí. —Kale vino un poco estresado después de ir a verte y tu padre pensó que iba a ser bueno descargar esa energía negativa haciendo deporte.
Encogió un hombro, con una sonrisa que me daba a entender que no estaba de acuerdo con lo que hacían los hombres, pero que aun así le hacía gracia la situación y los apoyaba.
—¿Qué es lo que ha pasado, cariño? —inquirió agarrando mis manos. —Últimamente no paráis de discutir y...
Bufé, sabiendo que se venía la típica charla de madre dolida. No quería escuchar otra vez lo mucho que le afectaba que mi hermano y yo discutiéramos, necesitaba simplemente hablar con ella de otra cosa que no fuera ese tipo con el que el universo me había obligado a compartir ADN.
—Mamá...—renegué, esperando que lo entendiera y rio, dándome palmaditas en la mano.
—Está bien, está bien...—se giró en la silla, para coger una carta que había en una de las decoraciones de la isla de la cocina. —Esto ha llegado expresamente para ti.
Me extendió el sobre y fruncí el ceño, sin entender muy bien qué era lo que había llegado aquí, porque yo había cambiado ya la dirección de todo.
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T A G A L O G
Roman pour Adolescents#2 (SE PUEDEN LEER DE FORMA INDEPENDIENTE, PERO RECOMIENDO EMPEZAR POR VIRAHA, APARECEN PERSONAJES DE ESA NOVELA) ¿Qué debes hacer cuando el corazón guía pero la cabeza grita? ¿Luchas por tus sueños? ¿O le haces caso al deber? Victoria Anderson d...