Capítulo 2.

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Con que Cho KyuHyun, su nombre es tan hermoso como él, pensó en ese momento SungMin y sin dejar de mirarle en ningún momento le respondió.

—SungMin. Lee SungMin. Encantado...

—Lee SungMin... es muy bonito. Encantado de conocerte también, SungMin.

El joven castaño le dedicó una gran sonrisa después de decir aquello, cierto rubor volvió a aparecer en las mejillas de SungMin, no podía controlar bien sus nervios y su timidez crecía cada vez más ante esa situación.

—Bien... pues he de irme ya. Adiós.

Se despidió y empezó a continuar de nuevo de camino a casa, KyuHyun enseguida se colocó a su lado caminando junto a él.

—¿No quieres que te ayude? Esa bolsa realmente pesa demasiado.

—¿Eh? No, no, gracias, no tienes por qué.

Le sorprendió tanta amabilidad, estaba bien que fuera amable con él, ya le ha ayudado con esos dos tipos pero, ¿tanta? acababan de conocerse y lo típico habría sido luego despedirse, cada uno por su camino y ya, es cierto que para ser la primera vez que le acababa de ver le pareció extraño sentir enseguida cierta comodidad con él y que su curiosidad despertara un poco, pero no podía seguir más, él sabía perfectamente que no se relacionaba con otra persona que no fuera RyeoWook, y aunque siguiera insistiendo se lo negaba una y otra vez.

—De verdad que no hace falta pero sí te vuelvo a dar las gracias por lo que has hecho por mí, te lo agradezco muchísimo.

—Está bien... y como te dije antes, no me des las gracias, ha sido un placer conocerte y haberte ayudado. Adiós, SungMin.

Se fue, Min siguió su camino y cuando llegó a casa le dejó a su madre la bolsa de la compra en la cocina, después se dirigió a su habitación y volvió a tumbarse boca arriba sobre su cama, se quedó pensando en todo lo que le acababa de suceder, de verdad que había sido horrible volver a ver a esos tipos después de un año, siempre tenía que encontrárselos durante las vacaciones, como detestaba a esos tipos y los del instituto de su pueblo natal, siempre trataban de hacerle la vida imposible. SungMin siempre le había contado todos esos problemas a sus padres, pero éstos nunca le habían hecho caso y lo único que le respondían era: "Deja de fijarte tanto en los hombres y por una vez en tu vida fíjate en una mujer, de seguro que las cosas te irán mejor."

No había manera con ellos, como odiaba su vida o sólo gran parte de ella, para él lo único que valía la pena era su mejor amigo y sus grandes notas, SungMin era un buen estudiante e incluso algunas personas se aprovechaban de ello y del hecho de que usaba lentes para llamarle "Rata de biblioteca", "Gafotas", "Marica", "Empollón" y demás adjetivos que sacaban de quicio a cualquiera.

Suspiró, a pesar de todo, él estaba contento de ser buen estudiante, de sacar muy buenas notas y de tener un gran amigo como RyeoWook, no necesitaba nada más si todo eso se mantenía. Ahora pensó qué es lo que podía hacer para matar el tiempo de lo quedaba de tarde y noche ese día, entonces recordó que se trajo consigo un libro que se había comprado en el último día de clases, a SungMin le encantaba leer y es por ello que a veces la gente se sorprende de tantas cosas que sabía, ¿quién dijo que con leer no se aprende? todo lo contrario. Lo malo era que sólo había podido llevarse un libro y para pasar dos meses allí se lo leería mucho antes de que se acabaran las vacaciones pero a causa de los exámenes finales no tuvo tiempo ni siquiera para ir a comprarse otro, así que sólo consiguió el que se había llevado.

Lo agarró y volviendo a la posición de antes comenzó a leer su libro, le estaba gustando tanto que el tiempo se le estaba pasando rápido, tanto que se sorprendió luego de ver que eran las 21:00 p.m. Poco después, escuchó a su madre llamarle detrás de la puerta.

It has no gender.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora