Llámalo fe, llámalo Karma

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-¡Mob! ¡no te sobreesfuerces!-le gritaba desesperadamente Reigen -¡Podrías meterte en problemas si no controlas lo que sientes!-

Shigeo ignoró esa orden. Quería terminar rápidamente el exorcismo para no ver durante más tiempo la cara de Arataka Reigen, sobre todo después de haber sido víctima de su segunda y más horrenda desilusión amorosa propinada por él.

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Momentos antes de la tragedia...

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-Maestro...- Shigeo, ya con 16 años de edad, se dirigió completamente abochornado hacia Reigen - necesito que usted sepa... que... que - tragó saliva - ¡Necesito que sepa que usted me gusta! - gritó mientras sostenía una caja de chocolates.

El 14 de febrero sería en dos semanas, pero Shigeo no podía esperar más. La ansiedad carcomía su juvenil corazón y si no lo hacía, iba a explotar.

Reigen quedó atónito, tratando de contener sus emociones y evitando que su cuerpo se moviera sólo hacia el sujeto de su cariño. Obviamente a él también le gustaba su alumno, pero aceptarlo era peligroso. Aún era menor que él y mucho peor, menor de edad.

No es que no estuviera dispuesto a arriesgarlo todo por él joven psíquico, incluso la vida, pero había tenido pesadillas en las que era llevado a la cárcel por eso y Shigeo destruía la ciudad. No quería causarle daño a la salud mental del chico, así como tampoco creía ser suficiente para él.

Siempre había callado esos intensos sentimientos de amor pensando que Shigeo necesitaba a alguien mejor, porque, ¡vamos! ¡Mob era lo más hermoso que existía en el mundo! Sólo Tsubomi en un momento de idiotez le negó (para su fortuna) una oportunidad al hombre más maravilloso que había nacido en el planeta.

Ahora que sabía que sus sentimientos eran correspondidos, no podía evitar pensar en más peligros, no había tenido una relación desde el instituto, es decir, si, pero pues, nunca supo cuando terminaron y si en verdad era una relación. Así que en cuestión de marcadores, Shigeo y él estaban en las mismas circunstancias en eso del amor.

Claro que Mob con el tiempo se había vuelto más maduro, inteligente y apuesto, pero no quería imaginar qué pasaría si no funcionaba o si hacía algo, sin querer, que lastimara a su protegido y que este se alejará de su lado.

Nunca en su vida, había tenido tanto terror al fracaso como en ese momento.

Mientras para Mob, los segundos viendo la expresión de impresión de Reigen, le habían parecido años

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Mientras para Mob, los segundos viendo la expresión de impresión de Reigen, le habían parecido años. No tenía un buen presentimiento, pero ya había decidido decirle todo eso, y si no aceptaban sus sentimientos, no se arrepentiría. Solo, iba a necesitar un poco de tiempo... a menos... a menos... a menos de que su maestro se enfadara o se burlará de tal insinuación y le prohibiera acercarse a él.

Ahora ambos eran un manojo de nervios. Reigen no sabía qué contestar y Shigeo no sabía si quería escuchar lo que Reigen le contestaría.

Arataka Reigen, el mejor siglo del psíquico, ah no, el mejor psíquico del siglo, reaccionó al ver los ojos de Shigeo comenzar a verse cristalinos por las lágrimas que se agolpaban en ellos.

16 otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora