Una corriente de agua me conducía por el cauce del río. Me había soltado de Ryan hacía ya un rato. No paraba de chocarme con la rocas del río, a la vez que subía a la superficie y volvía a las profundidades del agua.
Volví a chocarme con una roca y esta vez aproveché y, con todas mis fuerzas, conseguí agarrarme a la piedra. La corriente era bastante fuerte y me costaba sostenerme en la roca.
Miré a mi alrededor y no vi a nadie, estaba sola en medio de un río y agarrada a una roca sabiendo que en cualquier momento podría soltarme. Estuve unos minutos guardando fuerzas, tenía que salir de allí como sea. Me fijé en un antiguo tronco que estaba caído y si conseguía llegar saldría, por fin, del río.
Con toda la fuerza que tenía me subí a la roca. Varios gemidos de dolor se escaparon de mi boca al ponerme de pié en la roca. Analicé mi situación. Estaba empapada y con manchas de sangre que, con el paso del tiempo, se hacían más extensas. La rama estaba a una distancia considerable de mi posición, tendría que hacer un esfuerzo extra para saltar a la rama y sólo se me ocurría una cosa, tendría que sacar mi fuerza de licántropo.
Cerré los ojos y respiré hondo. Tenía que conseguirlo como fuera. Pasó el tiempo y no sucedió nada, en ese momento recordé que varias horas antes había intentado hacer lo mismo en el baño de mi habitación y sólo funcionó cuando, con el dolor y la rabia acumulada, le dí un golpe al lavabo. Decidí que tenía que sentir el mismo dolor para que el lobo que tenía dentro de mí despertara.
- Espero que funcione - me dije a mí misma.
Me acerqué la mano a la boca, respiré hondo y clavé mis dientes en la carne.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y sentí una descarga de adrenalina. Segundos más tarde, sin pensármelo dos veces, salté hacia la rama. Esos segundos en los que estaba en el aire me hicieron sentir viva.Ya había conseguido llegar a la orilla del río y ahora me encontraba corriendo por el bosque. A cada zancada que daba notaba cómo mi nuevo yo se despertaba. Podía oler cosas que podrían estar a kilómetros, oía a los más silenciosos pájaros piar en su nido y sentía cómo mi energía aumentaba en vez de desvanecerse.
Frené en seco, acababa de detectar el fuerte aroma de Ryan. Seguí a mí instinto para llegar al sitio en que se encontraba el licántropo. Mi vida, hace semanas era completamente normal y, ahora, estaba corriendo por un bosque, llena de heridas, con la mitad del cuerpo de un lobo y buscando una manera de llegar al sitio donde estaría un chico que me había confundido y arrastrado a una realidad que no encaja en mí.
De repente escuché una cuerda tensarse. Seguí corriendo pero tenía una extraña sensación, sabía que ese ruido no era nada bueno. La sorpresa no tardó en llegar, un zumbido se acercaba a mí con una gran velocidad y cuando me quise dar cuenta algo se introdujo en mi hombro derecho. Solté un aullido de dolor que carecía de humanidad y me caí al suelo. Respiraba muy rápido y el dolor me consumía poco a poco. Miré mi hombro y en el sitio de mi profundo dolor tenía una flecha clavada.
La silueta de una persona con una ballesta se acercaba a mí. En ese instante una idea descabellada pasó por mi cabeza, tenía que conseguir que Ryan me localizara. Saqué de una vez la flecha. Con todas mis fuerzas ahogue un grito. La punta era una espiral por donde goteaba un líquido azul oscuro y otro rojo, el que supuse que sería mi sangre.
- Vamos Ryan, olfatea - susurré para mí.
Lo que pensaba era que el chico olería mi sangre y así me encontrara, pero mis esperanzas se desvanecían. El líquido azul no olía a nada sin embargo era capaz de anular el olor de mi sangre.
- No te esfuerces, ese líquido reduce el olor de tu sangre - la silueta estaba a escasos metros de mí y comprobé de que se trataba de una joven vestida de negro. Su cabello era rubio casi blanco y de su brazo colgaba una ballesta. No dudé ni un segundo, esta chica me había disparado la flecha.
- ¿Qué quieres? - pregunté reuniendo todo el valor que podía tener en es situación.
La chica soltó una carcajada, cargó rápidamente su ballesta y apuntó a mi garganta.
- Tranquila, sólo quiero matarte cachorrita.
Me quedé helada, ¿cómo sabía que era un licántropo a una distancia tan lejana?
- ¿Qué insinuas? Yo sólo soy una chica corriente...
- Por favor pequeña, - me interrumpió de repente. - tengo años de entrenamiento encima, ¿insinuas que soy incapaz de darme cuenta? Por lo pronto, ni siquiera yo puedo correr tan rápido y además, este precioso líquido azul sólo os duele a vosotros.
La chica cogió la flecha que me había sacado y dejó que goteara el líquido sobre mí. En el instante en que la gota azul rozó mi pierna, un fuerte gemido escapó de mi boca.
- ¿Lo ves? Eres un licántropo y por eso vas a morir.
Al pronunciar sus palabras cogió fuertemente la ballesta y, esta vez, apuntó entre mis cejas.
Cerré los ojos y expulsé todo el aire que contenía en mis pulmones. Iba a morir ahí y en ese momento. Pero, cuando menos me lo esperaba, oí un disparo junto con el grito de la chica. Abrí los ojos y allí estaba, como un milagro, Ryan aguantando una pistola.
- Hoy no darás caza a nadie Cate - dijo el chico dirigiéndose hacia la joven.
- Capullo, debería de haberte matado cuando tuve la oportunidad - escupió la chica mirando a Ryan a través de sus oscuras gafas.
- Que pena que no cayera en tu estúpida trampa.
Ryan se acercó a mí y me levantó.
- ¿Te encuentras bien? - me preguntó observándome de arriba a abajo.
- Me duele la pierna pero creo que puedo correr.
- No vamos a correr, ven conmigo.
Ryan me cogió del brazo pero escuché de nuevo el sonido de una cuerda al tensarse.
- Muévete Ryan y te juro que me cargo a la chica - amenazó la chica llamada Cate.
Los dos nos giramos lentamente.
Cate me apuntaba con su arma a la cabeza.
- Ten cuidado con ponerte debajo de un árbol, - comenzó a decir Ryan. - porque puede que se te caiga encima su fruto.
Las dos nos quedamos confusas con su cometario pero en ese momento el vampiro saltó de un árbol y aterrizó encima de Cate. Ésta disparó su flecha, que se hundió en mi estómago.
Me quedé minutos sin notar nada, sólo observando cómo Ryan y Alexander se encargaban de Cate.
- Ryan- susurré un poco asustada.
La adrenalina me hacía de analgésico pero el dolor llegó y comencé a gritar.
Ryan se giró rápidamente y me cogió antes de que chocara contra el suelo. Pestañeé varias veces, la vista se me nublaba y sentía cómo mi sangre caía por mi vientre. Los brazos de Ryan me rodearon y me alzaron.
- Tranquila, sólo es una flecha - me susurra mientras me llevaba.
- Parece algo más cuando te la clavan - comento con una pequeña sonrisa.Ryan me lleva en la parte de atrás de lo que creo que es su coche. Estoy recostada en los asientos y el dolor es algo constante que siento. Cada vez me noto más cansada. Mi respiración se vuelve más lenta y pesada.
Siento cómo el coche se para un rato más tarde y cómo me vuelve a coger en brazos. Me lleva a una casa que nunca había visto, las paredes estaban tapadas con un papel oscuro y las lámparas tenían luz mágica.
Entramos en una habitación que parecía una enfermería de cualquier instituto, con las paredes blancas, el botiquín y una camilla en la que estaba tumbada. Ryan llamó a lo que supongo que serían los enfermeros.
- Ryan, no dejes que me vaya - le pedí en un pequeño susurro.
Él me cogió de la mano y me la apretó levemente.
- No lo permitiré, somos una manada y te protegeré con mi propia vida si hace falta.++++++++++++++++++
Bueno por fin os dejo el siguiente capítulo. Siento mucho mucho mucho muchísimo el retraso pero como ya llegaron las vacaciones publicaré con más regularidad. Muchísimas gracias por leer esta pequeña historia que nuca llegué que estuviera consiguiendo tantas visitas así que estoy muy agradecida ^^
Espero que os esté gustando cómo se va desarrollando.
Os espero en el próximo capítulo :D
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Alfa y Omega
Hombres LoboForest Hill, la nueva ciudad en la que vive Madison, es tranquila y normal hasta que el camino de esta chica divertida y curiosa, choca con un misterio. El chico que comparte la mesa con Madison hace que despierte una tremenda curiosidad en la chic...