☬ 𝑡𝑟𝑒𝑠 ☬

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𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 3
𝑈𝑛 𝑝𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝑐𝑎𝑠𝑡𝑖𝑔𝑜 𝑏𝑎𝑗𝑜 𝑙𝑎 𝑙𝑙𝑢𝑣𝑖𝑎.

—Le repito por enésima vez, señor mercader, estos niños no son mis hijos —habló Mack intentando mantener la calma.

—¡Igual los cuida usted! —el mercader alzó la voz.

Al final nos alcanzaron. Tahla y Hiram están comprando cosas mientras que su tío está con nosotros intentando arreglar el desastre que causamos cuando Mabelle se robó el huevo —que por cierto sigue en sus manos—. Mis amigos y yo estamos de pie al lado del señor Mack, cabizbajos todos. Incluso Slang, como siempre colgando de mi cuello, está con la cabeza baja.

Esta vez nos metimos en problemas fuertes. En el orfanato siempre fuimos conocidos por meternos en muchos problemas. Mientras salíamos de uno, entrábamos en otro.

—Le pido de favor que no le hable alto al señor Mack, él no tiene la culpa de nada —intervine ya que ví al tío de Tahla y Hiram apretando los puños detrás de su espalda.

—¡Cállate, niña! —me gritó el mercader.

Me encogí, asustada. El hombre levantó la mano para golpearme. Mis amigos se metieron en el medio y el señor Mack agarró el brazo del mercader e impidió también que me golpeara.

—Cálmese y no actúe así con los niños —Mack sacó su carácter fuerte—. Pagaré el maldito huevo y algo extra para que no joda tanto.

El mercader soltó un suspiro con hastío y negó con la cabeza, irritado. El señor Mack sacó una pequeña bolsa marrón del bolsillo de su pantalón y se la lanzó al otro hombre. Este último dejó ver el contenido de la bolsa; eran monedas de lo que parecía ser oro.

Abrí la boca sorprendida. Nunca había visto un puñado de estas, ni siquiera una.

¿Será oro real?

Puede ser. Aquí todo se ve tan antiguo que no dudaría que fueran monedas de oro reales.

—Vamos, niños —murmuró Mack con su malhumor común.

Nos pusimos en marcha en cuanto el mercader se fue. Mabelle estaba feliz con su huevo de dragón. Buscamos a los sobrinos de Mack, ellos llevaban entre los dos unas diez bolsas que nos repartimos entre los niños.

• • •

Como era de esperarse, Mack nos castigó a los cuatro. En este día nosotros solos debíamos hacer una limpieza a fondo en recinto y además dormiríamos fuera de la casa, en el patio. Los sobrinos de él no tenían permitido ayudarnos. Tampoco jugaríamos hoy.

Es cruel, pero justo.

Supongo que sí.

Mabelle se había escapado unos minutos para buscar ramas pequeñas que sirvieran para hacer un nido donde colocar su huevo. Nunca la había visto tan feliz con algo y esto me hacía feliz a mí también.

Mis amigos y yo ya habíamos terminado de limpiar todo cuando el señor Mack nos llama para cenar. Ya estamos en la mesa y todo está servido sobre esta.

—Mañana se irán de esta casa, por fin —nos recordó el hombre, suspirando con alivio.

—Tío, emm... ¿Hay alguna manera de que...? —intentó decir Tahla.

—No —cortó el tío, tajante. La miró con reproche—. He dicho mil veces que se van de esta casa y punto. Terminen de comer en silencio. Yordrick, Ari, Mabelle e Yvett lavarán los platos y luego salen a dormir afuera, Tahla y Hiram se van a dormir que tienen escuela en la mañana.

Mack se levantó de su silla, haciéndola sonar por el suelo, dejó su plato en el mismo lugar y se marchó a su habitación.

Hiram me miró primero y luego a mis amigos.

—No se preocupen, lo convenceremos para que se queden —planteó él.

La verdad, ya no tenía esperanzas así que sólo asentí. Cuando todos terminaron de comer, Yord nos alcanzaba los platos, Ari los lavaba, yo los enjuagaba y Mabelle los secaba y los colocaba en su sitio.

Entre todos lo hicimos más rápido y salimos de la casa para —como dijo el señor Mack— dormir afuera de la casa. Cuando el último salió, cerró la puerta principal.

Ya era de noche pero había iluminación natural por lo cual todo se veía bien. Acompañamos a Mabelle a darle las buenas noches a su huevo.

Al llegar notamos que este se está sacudiendo y agrietando.

—¡Mi huevo! —soltó la dueña con preocupación y se acercó más.

El cascarón se estaba rompiendo ya. De repente el huevo se deshizo por completo y mostró a una criatura de piel agrietada negra, las grietas eran moradas en el fondo. Tenía cuatro patas y alas, orejas, delante de estas unos cuernitos muy pequeños y un hocico un poco alargado.

Estaba sorprendida, sí era el huevo de un dragón. Mabelle abrazó al mini dragón en un ataque de ternura.

—Sorprendente —mencionó Yordrick.

—Impresionante, Yord —le siguió Ari.

El dragón estornudó muy tierno y repentinamente ya no era un dragón sino un monito tierno, negro y morado. Estornuda una vez más y ahora es un cachorro, moviendo la cola, contento. Estornudó por última vez y volvió a ser un dragón. Mabelle estaba encantada.

El dragón tiene la habilidad de transformarse en cualquier animal. ¡Eso es genial!

—¿Cómo lo llamarás, Mab? —le pregunté.

—En primer lugar: aún no lo sé. En segundo lugar: es la primera vez que me dices Mab —ella me miró como si quisiera llorar de emoción. Me abrazó y acarició mi cabello. Dirigió su atención al dragón—. Creo que te voy a llamar... ¡Kuro!

El mini dragón se sacude, como alegre, y comienza a dar vueltas alrededor de Mabelle. Escupe una mísera llama que no puede hacer daño en forma de corazón. Su fuego es morado brillante y oscuro también. Mab le da un beso en la cabeza y lo carga. Decidimos irnos a dormir ya, tenemos sueño.

Justo cuando vamos a dormir, de la nada comienza a llover. Nos empapamos, sin embargo, al mal tiempo, buena cara. Comenzamos a chapotear en el patio bajo lluvia. Jugamos un buen rato. Este es el mejor castigo de la vida.

Pasó como una hora. Ya no es divertido estar en la lluvia. Tenemos frío. Está lloviendo aún más fuerte. Después de un buen rato llamando a la puerta de la casa, el señor Mack se apiadó de nosotros y abrió la puerta. Trajo toallas y con esas nos sacamos. Nos dedicó una mirada severa a todos.

—Espero que hayan aprendido la lección, niños. Que no se repita. Vayan a dormir, mañana ustedes también irán a la escuela con mis sobrinos, necesito trabajar en nuevas obras. Hasta mañana.

Diciendo esto, nos abandonó en el medio de la puerta y se largó a su cuarto otra vez. Cuando nos secamos bien, entramos a la casa. Nos quitamos la ropa mojada y la cambiamos por ropa seca. Después de eso nos fuimos a dormir.

EL INICIO DE TODO (Somnus #1) #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora