Alejandro después de la fuerte discusión con sus padres se fue a un bar acompañado de su amigo Ernesto, a ahogarse en alcohol. Regresó muy tarde a la hacienda, seguía sintiendo la furia y el coraje recorrer por su sangre y deseaba descargar su irá con María, quería insultarla, humillarla, herirla y que sufriera.
Fue hacía la habitación en que se encontraba ella.
¡Al fin, que, de ahora en adelante, también será mi recámara! – pensó, abrió la puerta haciendo el ruido suficiente como para despertar a su esposa, María se sobresaltó, dado que vestía un pijama revelador, de las que había comprado en sus intentos de seducción.
¡Alejandro! ¿estás bien? – preguntó preocupada
¿Cómo voy a estar bien? Tú te metiste en mi vida y me separaste de la mujer que amo – exclamó
¡Lo siento! de verdad créeme – dijo suplicante mientras se paraba de la cama
¡Eres una maldita mentirosa! ¡nunca podré amarte! ¡deseo con todo mi corazón que desaparezcas de mi vida! – esas palabras hirieron a María, Alejandro se tropezó y cayó al suelo.
¡Alejandro, cuidado! – exclamó preocupada, salió de la cama para ayudarle a parar y que pudiera recostarse en la cama, él pesaba demasiado y al momento de dejarse caer en el colchón Alejandro jaló a María contra su cuerpo, ella quedó sobre él, cara a cara,
María contenía su respiración, un sinfín de emociones recorrían su cuerpo, podía sentir el aliento de Alejandro golpear y entrar por sus fosas nasales, pudo por fin verlo detalladamente y quedó encantada con lo hermoso que Alejandro era, sus facciones parecían talladas por ángeles. Sintió un deseo tan profundo de besarlo.
Alejandro observó el rostro de María, esa maldita mujer, ahora estaba tan cerca de él, podía olerla y sentirla.
Huele tan bien, maldita sea – para su desgracia, pensó, dando un largo suspiro. De repente no pudo controlarse y la besó.
Se fundieron en un beso apasionado, él atrapó su boca y comenzó a devorarla.
¡Saben tan malditamente bien! – pensó Alejandro, mientras que María no podía pensar en nada más, solo sentía su cuerpo vibrar y arder, su mente quedó completamente en blanco.
Los besos se hicieron más intensos, Alejandro sintió mucho deseo por María, y ella ya no podía resistir lo que tanto tiempo controló.
Las manos de Alejandro se deslizaron hasta tocar la piel de sus piernas desnudas, él se sintió perdido, era la piel más suave que había tocado.
La tomó por la cintura y le dio vuelta a su cuerpo, dejándola debajo de él. Ninguno pronunció palabra alguna, sólo se dejaron llevar.
Él retiró la poca ropa que ella tenía y tuvo vista a su cuerpo completamente desnudo, no sabía porque ahora le resultaba apetitoso, siempre la había considerado una mujer fea, pero ahora, con sólo acariciarla sentía su piel arder, pensó que todo era causa del exceso de alcohol que había consumido, pero no se pudo detener y se dejó llevar por la pasión.
Le dio un beso apasionado, y mordisqueó juguetonamente el labio inferior de María.
María acariciaba el cabello ondulado de Alejandro, sentía deslizar sus cabellos entre sus dedos y él soltó un gemido vergonzoso. Ella gemía y para él era un sonido que lo excitaba, comenzó a besar su cuello y a bajar por el hasta llegar a la parte más sensible de ella, acarició y jugó entre con su lengua en la entrepierna de María. Después de tantas caricias ella estaba ansiosa por sentirlo, el bulto de él estaba tan duró que Alejandro lo sentía palpitar y un dolor que recorría su gran erección.
Abre tus piernas – indicó Alejandro, y María lo obedeció – rodéame con ellas – la tomó fuerte de la cintura para pegarla más a él, María sentía que la erección de Alejandro tocaba su pelvis y se estremeció.
Alejandro la volvió a besarla apasionadamente y después de un largo momento se separó un poco, ambos se miraron a los ojos, pero no dijeron nada, se volvieron a besar, esta vez Alejandro tenía más deseo, lamía sus labios y bajó a sus pechos desnudos, succionó sus pezones y de la boca de María salió un gemido sonoro.
Él empezó a experimentar ansiedad por sentir el interior de María, la recostó en la cama y cuando ella puedo ver desde otro ángulo el cuerpo desnudo de Alejandro se humedeció aún más su entrepierna, el pene de Alejandro estaba demasiado duro, su abdomen era tonificado, él se posicionó sobre ella, deteniendo su peso con las manos y la volvió a besar disfrutando la sensación de sus labios y de su piel, con los dedos le empezó a dar placer a su esposa, era demasiado habilidoso. Con cada caricia y beso sobre su boca, cuello, pechos y entrepierna su excitación aumentaba exponencialmente sentía una tensión asentarse en su parte íntima, María comenzó a retorcerse de placer y gemir más fuerte, Alejandro no supo porque, pero los gemidos que emitía su esposa se estaban convirtiendo en su sonido favorito.
María sintió que Alejandro posicionó su pene en la entrada de su sexo, se vieron a los ojos y después sintió como él se introducía y deslizaba dentro de ella, fue doloroso en un principio, él se quedó paralizado por darse cuenta que ella era virgen, era su primera vez, esperó a que ella se acostumbrara a la sensación de tenerlo dentro y que el dolor disminuyera, para después moverse y embestirla, Alejandro se sintió un patán por no haber sido más cuidadoso al introducirse dentro de su vagina, pero sentía dicha de ser el primer hombre en estar de esa manera con ella.
¡Maldita sea, se siente tan bien! – pensó Alejandro, en su mente se colaron pensamientos y sentimientos posesivos, quería marcarla cómo propiedad de él.
Él empezó a darle embestidas suaves, hasta que se hicieron más fuertes y profundas, ambos sentían perder la cordura con cada penetración, gemían y cuando María empezó a temblar por estar a punto de llegar al orgasmo, él estimuló su clítoris y juntos alcanzaron la cúspide del clímax, vaciando su fluido en el interior de María. Alejandro se separó de ella y se dejó caer en un lado de la cama hasta quedar dormido, y ella se sentía estar en el mejor sueño de todos.
¡Descansa! – le acarició el cabello – ¡Te amo tanto, Alejandro! probablemente mañana regresemos a lo de siempre, pero este momento vivirá en mi mente siempre.
Lo abrazó por la cintura y recargó su cabeza en el pecho de Alejandro hasta quedarse dormida.
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El sendero del corazón
RomanceMaría desde niña ha estado enamorada de Alejandro, sin embargo, él sólo la ha visto como una amiga, ellos han crecido juntos debido a que ambas familias son amigas y viven en haciendas vecinas, dentro de Villa Encantada. María ha sufrido al ver que...