Capítulo 23

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Han pasado cuatro meses de la partida de María, ahora tiene casi 6 meses de embarazo, y el vientre notablemente abultado. 

María ha decidido contarles a sus suegros sobre el embarazo, y muy pronto regresar a Villa Encantada para reencontrarse con Alejandro, le daría la noticia del embarazo, estaba lista para perdonarlo, su amor por él era incluso más fuerte que el primer día.

¡Señora Rebeca, la llaman por teléfono! – dijo Ana mientras le entregaba el teléfono – y hace un rato le trajeron este sobre – mientras le daba el pequeño paquete

¡Gracias! puedes retirarte – contestó con amabilidad, mientras se ponía cómoda en el sillón de la sala – ¡Hola! ¿Quién habla?

¡Rebeca! – exclamó María con timidez

¡María! – gritó con alegría y de manera eufórica – hija, me hace tan feliz volver a escucharte

Yo también me siento muy emocionada de oír su voz nuevamente suegra – aseguró con serenidad

¡Te hemos extrañado mucho! – afirmó Rebeca un poco afligida – ¡mi hijo te extraña! ¡Alejandro te necesita! Desde que te fuiste está muy mal ¡te ama sinceramente! – en tono de regaño

¡Rebeca! ¡por favor, intenta entenderme! – pidió María con angustia – ¡sabes perfectamente de mi amor tan grande hacia tu hijo! ... Pero lo del divorcio...y luego lo de las fotos con Julia, me sentí tan herida y lastimada, lo que él me hizo me dolió profundamente y sufrí como no tienes idea

¿Cuáles fotos? – preguntó confundida, María se dio cuenta y se reprendió por haberlo dicho

Rebeca – soltando un suspiro de pesadez, para comenzar a contarle a lo que se refería – el día de la fiesta en la hacienda de mis padres, Daniel me mostró unas fotografías de Alejandro y Julia besándose, en ese momento tu hijo me decía palabras de amor, pero la seguía viendo a ella – exclamó con tristeza – ¡me dolió muchísimo! – manifestó ella, suspirando con resignación – ¡pero olvídalo, por favor! yo ya dejé eso atrás y quiero borrarlo definitivamente, no quiero pensar más en eso porque ya es parte del pasado, un pasado que no podemos cambiar ... y te pido que no le digas nada acerca de eso a Alejandro ¡por favor!

¡Hija, no sabía nada sobre esas fotografías! – aseguró con honestidad – y tienes razón es mejor dejar el pasado en donde está ¡te prometo no reclamarle nada a mi hijo! ¡ahora entiendo la manera en que te fuiste! ¡pero debes regresar, Alejandro te ama! Ustedes merecen ser felices

Suegra...le aseguro que muy pronto regresaré, sólo necesito un poco más de tiempo – respondió María con tranquilidad – yo también sigo amando demasiado a su hijo, eso jamás cambiará – afirmó María, y Rebeca sonrió con tranquilidad y confianza – ...bueno, pues mi llamada es para darte una noticia a ti y a Don Fernando

¿Una noticia? – cuestionó con curiosidad – ¡Dime! ¿Qué es?

Primero debo hacerte dos peticiones...la primera es que mi suegro esté allí contigo para escuchar lo que voy a decir – pidió con tranquilidad

¡Claro! Él está aquí trabajando en unos papeleos, ahora mismo voy con él – caminando hacía el despacho donde se encontraba Fernando

¡Rebeca, pero que no esté nadie más! ¡por favor! – suplicó un poco preocupada

¡No te preocupes, hija! Fernando está solo – mientras entraba al despacho

¿Con quién hablas? – preguntó Fernando mirando con interés a Rebeca

¡No vas a creerlo! – gritó de felicidad, mientras ponía el teléfono en alta voz – ¡puedes hablar, Fernando te escucha!

¡Hola, suegro! – Fernando se sorprendió mucho y abrió los ojos con asombró, Rebeca sonreía satisfecha

El sendero del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora