Alejandro llegó a la dirección que el detective le había dado meses antes, era una casa no muy grande pero sí demasiado bonita y moderna, estuvo debatiéndose internamente entre llamar a la puerta o no. Él estuvo dentro de su camioneta un tiempo aproximado de 2 horas, cuando de repente vio Salir, en un carro, a su cuñada acompañada de otra mujer, que tenía un gran parecido con su suegro, por lo que dedujo que se trataba de la tía de María.
Cuando vio a Alondra y Perla irse en el auto, decidió a bajarse y tocar, suponía que su esposa estaba dentro. Alejandro escuchó pasos dirigirse a la puerta y cuando se abrió pudo ver a María parada frente a él, ella estaba tan sorprendida que sintió caer.
¡Alejandro! – murmuró con debilidad y asombro
¡María, mi amor! – viéndola con amor y adoración – ¡por fin, estas frente a mí! – María se puso pálida y estuvo a punto de desmayarse, pero él la tomó entre sus brazos y la llevó al sillón – ¡Mi amor! ¿estás bien? ¿te llevo al hospital – exclamó con preocupación
¡Alejandro, no te preocupes! – acariciando el rostro de él – ¡Estoy bien! Solo fue la emoción de verte aquí tan repentinamente ¡no me esperaba esto!
¡me has hecho tanta falta! – robándole un tierno y largo beso – ¡te amo, los amo! – depositando un beso en su vientre
¡Alejandro! Yo no quería que tus padres te lo dijeran – dijo exaltada y con preocupación – quería darte la noticia en persona, quería ser yo quién te lo dijera
Mis padres no me lo dijeron, por error miré las fotos – respondió el con tranquilidad – y no pude esperar hasta que regresaras, necesitaba verte ¡desde que te fuiste te he necesitado! – Alejandro la besó apasionadamente, lamiendo y succionando su labio inferior.
¡Lamento no haberte dicho sobre mi embarazo! – exclamó María afligida – tenías derecho a saberlo, pero no pude contarte, no estaba lista para verte
¡Lo entiendo, mi vida! – intentando tranquilizarla – ¡No te preocupes! Ahora solo quiero que tú me perdones a mí, te ruego que me des otra oportunidad, fui un imbécil, pero eso no volverá a ocurrir ¡lo prometo!
¡Alejandro...! – intentó hablar
¡Eres mi más grande amor! permíteme reconquistar tu corazón y hacerte feliz, formemos una gran familia junto a nuestro hijo – expresó con esperanza e ilusión – ¡perdóname por todo lo que te hice sufrir! Por ser tan idiota y no darme cuenta de lo valiosa que eres ¡perdóname, mi amor! – lágrimas salían por sus ojos, miraba a María con amor y sinceridad, él se arrodillo ante ella
¡No tienes que reconquistarme, Alejandro! Mi amor por ti es incluso más grande que el primer día – abrazándolo con amor, él la abrazó por la cintura y ella colocó sus brazos por detrás del cuello – ¡Te amo! ¡por supuesto que te perdono! ¡quiero una vida junto a ti! – expresó con sinceridad – Alejandro...pero no quiero que Julia siga siendo parte de nuestra vida... – mientras se separaba del abrazo
¡Mi amor! Julia ya sabe que no la amo, hablé con ella y ¡le dejé muy claro que el amor de mi vida eres tú! – besándola nuevamente – ella entendió, lo que yo sentía por ella terminó desde el primer día que hice el amor contigo, pero fui tan idiota que no me di cuenta a tiempo... ¡Tú eres la única mujer en mi vida! ¡te amo, María! ¡Te necesito como al aire que respiro! Si tu no estás conmigo no puedo ser feliz, tu eres mi felicidad, tú y ahora nuestro hijo son mi razón de vivir
¡Te amo, Alejandro! ¡te extrañe demasiado! – se besaron con necesidad y ansiosamente, fue un largo beso que demostró la falta que se hicieron.
Alejandro y María fueron a la habitación de ella, no dejaban de besarse apasionadamente, ambos sentían arder y vibrar, él volvió a sentir que vivía. Alejandro introdujo sus manos por debajo de la blusa de su esposa, acarició la suave piel, soñó cada día con volver a sentir a María, con volver a percibir su olor y escucharla nuevamente gemir.
Se deshicieron de sus ropas, ella estaba completamente desnuda debajo de él, se deleitó observándola detalladamente, se veía tan linda y sexy estando embarazada.
¡Eres la mujer más hermosa que mis ojos han visto, amor! – exclamó con satisfacción y éxtasis – te ves tan bella estando así, embarazada
Se inclinó y la beso posesivamente, ella se arqueó y se retorcía de placer, él bajo por su cuello y fue dejando besos, llegó a sus pechos que ahora estaban más voluminosos a causa del embarazo, jugueteó con los pezones de su esposa y ella gemía de una manera que lo excitaba, extrañaba tanto oírla de esa manera.
¡Te necesitó Alejandro! – exclamó con voz entrecortada por la excitación
Él estimuló con sus dedos el clítoris, ella estaba tan mojada y preparada para él, que no pudo resistirse más, Alejandro anhelaba volver a sentir el interior de su esposa. Colocó su erección en el sexo de ella y lo introdujo deslizándose al interior de María.
¡Mi amor, se siente tan malditamente bien! – expresó extasiado
De ella solo pudieron salir gemidos, las embestidas de Alejandro se hicieron más fuertes y profundas, estimulaba el clítoris de su esposa, sabía que pronto llegarían al clímax, ella estaba tan sensible, con las ultimas penetraciones ellos se liberaron llegando al orgasmo.
¡Alejandro, te amo! – dijo ella con amor
¡Te amo más! – respondió besándola intensamente
Después de algunas horas Alondra y Perla regresaron a la casa, cuando entraron se sorprendieron demasiado por ver a Alejandro allí.
¡Alejandro! – pronunció con asombro – ¿Qué haces aquí? ¿Y mi hermana? ¡María!
¡Aquí estoy, hermanita! – respondió María saliendo de su habitación con dos maletas, Alejandro se paró del sillón y se colocó junto a María
¿Por qué traes esas maletas? ¿Qué significa esto? – cuestionó alterada Alondra
¿Qué pasa, hija? – preguntó su tía Perla con preocupación
¡Voy a irme con Alejandro! regresaremos a la hacienda de "Los Montero" – respondió con calma
¿Cómo? – inquirió Alondra consternada
¡Vine por mi mujer y mi hijo! ... Cuñada, tu hermana y yo arreglamos las cosas, nos amamos y queremos una vida juntos, con nuestro hijo – contestó Alejandro con firmeza, abrazando a su esposa
¡Así es Alondra! ¡Lo amo! Y ya no quiero ni puedo estar lejos de él – dijo con cariño
¿Estás segura, mi niña? – preguntó su tía
¡Sí! Estoy muy segura – mientras miraba a Alejandro con profundo amor y él la veía de la misma forma
¡Si eso te hace feliz, no hay nada más que decir! Me alegro mucho por ti y por mi sobrino – afirmó Alondra con cariño – ¡Siempre les voy a desear lo mejor! ¡al fin serán muy felices! – dijo dándole un afectuoso abrazo a su hermana – ¡Bienvenido a la familia, cuñado! Solo te pido que la cuides, la valores, la respetes y la ames mucho, Alejandro
¡Te juro que la haré muy feliz! – respondió él
¡Les deseo toda la felicidad! – expresó Perla con cariño – ¡Te extrañaré mucho!
¡Gracias, tía! – dijo María abrazándola – ¡te prometo venir pronto!
Yo me voy con ustedes, espérenme un poco en lo que empaco mis cosas ¡Por favor! – pidió Alondra
¡Claro, aquí te esperamos! – respondió Alejandro, mientras abrazaba a su esposa, sin poder creer que estuviera nuevamente juntos.
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El sendero del corazón
RomanceMaría desde niña ha estado enamorada de Alejandro, sin embargo, él sólo la ha visto como una amiga, ellos han crecido juntos debido a que ambas familias son amigas y viven en haciendas vecinas, dentro de Villa Encantada. María ha sufrido al ver que...