Final

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Ya han pasado 3 años desde que nació el bebé de Alejandro y María, fue un niño y decidieron nombrarlo David, ellos viven en la hacienda "Los Montero". Han sido años de mucha felicidad y alegría, el pequeño David ha traído vida a ambas haciendas.

María se siente tan plena y amada al lado de su esposo, y Alejandro está dichoso de tener junto a él a la mujer que más ama.

Alejandro, María y David pasean por los campos verdes de la hacienda "Los Montero".

¡Soy tan feliz, amor! – exclamó Alejandro abrazando a María por la espalda

¡Yo también soy inmensamente feliz a tu lado, Alejandro! – respondió ella con ternura y sinceridad.

¡Tú y mi hijo son mi más grande amor! – expresó Alejandro deteniéndose para que ella lo volteara a ver – ¡amo la vida que tenemos y no la cambiaría por nada! – mirándola a los ojos con amor

¡Te amo como no te imaginas! – dijo ella besándolo tiernamente

David corrió hasta ellos y Alejandro lo tomó entre sus brazos para cargarlo.

¡Mami! ¡Papi! – decía el pequeño con alegría

¡Mi campeón! – respondió dándole pequeñas vueltas en el aire

¡Los amo! – dijo María besando la mejilla de ambos

¡Te quiero, mami! – respondió su hijo con un abrazo – ¡también a ti, papi!

Ellos siguen caminando durante otro rato más, María quiere darle una noticia a su esposo, está nerviosa pero no quiere aplazarlo más.

¡Alejandro! Necesito decirte algo – dijo María con cautela

¡Dime, amor! ¿sucede algún problema? – cuestionó preocupado, mientras bajaba a David de sus brazos

No es nada malo, al contrario, creo que te hará tan feliz como a mí – exclamó ella con alegría

¡No comprendo, amor! – respondió él con confusión

Alejandro...nuestra pequeña familia va a crecer – mirándolo a los ojos con amor – ¡estoy embarazada! ¡seremos padres nuevamente! – gritó ella emocionada

¿En verdad? ¡amor, es la mejor noticia! – expresó con gran emoción en su voz – ¡otro bebé! ¡David tendrá un hermanito! – gritó con efusividad – ¡Te amo! ¡Gracias, por darme la dicha de ser padre! – la besó con amor y la abrazó tan tiernamente que se sintieron volar

¡Gracias a ti, amor! Alejandro agradezco cada día que me ames de la manera en que lo haces – besándolo tiernamente

¿Hermanito? – habló David con el ceño fruncido

¡Así es, mi niño! ¡un hermanito! – mientras lo alzaba entre sus brazos

¡Te amaré hasta el último día de mi vida, María! Incluso después de mi muerte seguirás siendo el amor de mi vida – prometió Alejandro con amor en su mirada

¡Yo también te amo y amaré siempre! – mientras se abrazaban con amor.

El sendero del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora