Al amanecer María se escabulló nuevamente con el pretexto de ir a correr, no quería enfrentar la realidad y temía por la reacción que Alejandro pudiera tener.
El día transcurrió con normalidad, tanto María como Alejandro desayunaron con Rebeca y Fernando, teniendo una plática amena. A la hora de la comida nuevamente los cuatro se sentaron a la mesa, Alejandro tenía un semblante lucido, compartir la mesa con María se había convertido en una de las partes favoritas del día, para él, por dicho motivo se sentía tan frustrado los dos días anteriores que ella comió fuera de casa.
Este platillo se podría convertir en mi favorito – expresó Fernando, dedicándole una sonrisa tierna a María
Me alegra tanto que puedan disfrutar de lo que cocino con tanto amor para ustedes – dijo ella con una gran sonrisa
Para mí podría ser mi segundo platillo favorito – exclamó Alejandro – el primero es aún más delicioso – mientras miraba a María con picardía y complicidad, ella se sonrojó mucho y cambió de tema
María seguía con curiosidad sobre la llegada de Gabriel, y aprovecharía que hoy tenía que llevar los medicamentos de donación al centro médico del pueblo, le pidió a su suegra que la acompañara para no ir sola y Rebeca sin dudarlo acepto porque quería ir a la iglesia.
Alejandro después de comer fue a realizar unos pagos y pasó por la casa de su amigo Ernesto para comenzar el trámite del divorcio.
¿Estás seguro de lo que piensas hacer? – preguntó Ernesto – por lo que me has contado, y la manera en que te has comportado los últimos días con tu esposa, yo creo que te estás enamorando de ella – expresó
Lo que siento hacia ella es deseo, sólo deseo – explicó con frustración – a quién verdaderamente amo es a Julia
Esto hará sufrir a María – contestó – ¡piensa en ella!
No tengo nada que pensar – exclamó – ella no pensó en mí o en Julia cuando aceptó este maldito matrimonio – respondió
Sólo te lo digo cómo amigo – respondió Ernesto – el acuerdo ya está redactado desde la vez pasada que me lo habías pedido, ahora lo traigo para que lo firmes – mientras iba al despacho por el acuerdo
¡Ten, fírmalo! – dijo Ernesto dándole el documento y un bolígrafo – ¡piénsalo una última vez amigo! yo creo que tu matrimonio con ella puede funcionar, te conozco lo suficiente para saber que lo que sientes no es solo deseo
Ernesto, por favor, como amigos te pido que ya no intentes convencerme para que me retracte del divorcio – expresó con firmeza – sé perfectamente lo que hago, y no puedo fallarle a Julia, bastante he hecho con acostarme con María, la estoy traicionando – sintiéndose culpable
No estás traicionando a Julia, ella sabe perfectamente quién es tu esposa, sabe que eres un hombre casado, y a pesar de que te divorcies antes la ley tu boda religiosa no puede ser anulada, y lo sabes perfectamente – dijo Ernesto con molestia – ¡lo que deberías sentir es culpa por traicionar a María, te sigues viendo y teniendo sexo con Julia, eso si te hace un imbécil! ¡Pero no me meteré más en ese asunto, sólo deseo que no te arrepientas!
¡Ya basta! Estoy harto de todo, amo a Julia y no puedo evitarlo, ¡y sí la estoy traicionando! las últimas veces que la he visto ni siquiera he podido tener relaciones con ella, a mi mente llegan imágenes haciendo el amor con María – dijo derrotado – sin embargo, mi corazón sigue siendo de Julia, y todo será igual cuando ya no esté atado a María y pueda casarme con la mujer que debió mi esposa desde un inicio
No puedo creer lo necio que eres, pero no sigamos con esto porque terminaremos peleados – dijo Ernesto – llévate el acuerdo de divorcio para que María lo firme y cuando tenga ambas firmas pasaré por el documento para continuar con el trámite
Claro, yo me encargo de que ella lo firme – dijo suspirando – Gracias, y será mejor que me vaya, tengo que volver para atender unos pendientes en la hacienda.
¡Claro, hermano! Cuídate y no tires a la basura lo que te dije – expresó Ernesto
María y Rebeca salieron de dejar los donativos de medicamentos.
Hija necesito pasar a la iglesia para hablar con el sacerdote ¿vienes conmigo? – dijo Rebeca
¡No, suegra! la espero aquí afuera, pasearé un poco por esta plaza y cuando salga aquí la estaré esperando para irnos a casa – respondió María dulcemente – la verdad es que también quiero ver si me encuentro con Gabriel, Alejandro dijo que hace dos días regresó de su viaje, pero no sé nada de él y usted sabe que es un gran amigo para mí, y es el mejor amigo de Alejandro, pero sinceramente no me atrevo a preguntarle directamente a él – dijo apenada siendo sincera con Rebeca
Mi niña, ¡por mí no hay problema! he visto que Alejandro últimamente anda muy raro, pero yo sé perfectamente que tú lo amas a él y que Gabriel sólo es un muy buen amigo – contestó con comprensión – así que...aquí te veo cuando termine de hablar con el sacerdote ¿Vale?
Gracias Rebeca – dándole un rápido abrazo, su suegra se adentró en la iglesia y ella empezó a caminar por la pequeña plaza
María caminaba por la plazuela con esperanzas de ver a Gabriel o algún familiar que pudiera darle alguna noticia, su esperanza disminuía porque no lo veía y pronto saldría su suegra para regresar a la hacienda. Hasta que sintió que alguien la abrazó por la espalda, ella inmediatamente supo que era él, Gabriel.
¡Te extrañé tanto, mi Mar! – escuchó la voz de Gabriel y sintió nostalgia, se separó de él y volteó para quedar frente a él
¡Gabriel! yo también te extrañé demasiado – dijo con lágrimas en los ojos, mientras se lanzaba hacía él con un abrazo fuerte y caluroso, lleno de cariño
Mi querida Mar, ¿sabes? Ya quería verte desde el día que llegué, pero mi familia no me ha dejado escapar – dijo separándose para verla – de echo después de aquí iba a ir a tu casa a verte, y de paso saludar a Aldo y a toda tu familia. Desde que llegué sólo puede hablar con Alejandro, no recordaba con exactitud el número telefónico de nadie más – María palideció un poco cuando mencionó a su esposo, estaba segura de que aún no sabía que se había casado con ella
Yo también quería saber de ti, intenté que Aldo investigara si era verdad que habías regresado, pero no me pudo ayudar – dijo ella aún con una gran emoción por verlo
Lo que sucedió es que perdí mi teléfono cuando escalé una montaña y ya no pude recuperarlo – explicó con diversión, mientras María reía
Siempre con tus grandes aventuras, tienes que contarme todo, por favor – divertida y sarcástica, en la volvió a abrazar, ella correspondió a su abrazo y lloró de emoción. Se separaron y el observó detalladamente el rostro de María.
Sigues tan hermosa como siempre – pensó. Las lágrimas, de María, eran de felicidad por verlo y caían sobre sus suaves mejillas.
Ya no llores, mi mar hermosa – dijo mientras se decidía a acariciar y limpiar sus lágrimas
Lloro de emoción, Gabriel – dijo ella, él veía detenidamente el rostro y labios de María, mientras acariciaba suavemente las mejillas de ella, él deseaba probar los labios tan jugosos de ella.
Alejandro que transitaba en su camioneta sobre la calle, alcanzó a ver cómo Gabriel acariciaba el rostro de María, sintió su sangre hervir, su vista y pensamiento se nublaron e inmediatamente se bajó para caminar en la dirección que ellos se encontraban.
Cuando Alejandro estuvo cerca vio como Gabriel seguía acariciando el rostro de María y la manera en que se estaba aproximando a ella, estaba seguro de que la iba a besar, lo que lo hacía enfurecer más.
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El sendero del corazón
RomanceMaría desde niña ha estado enamorada de Alejandro, sin embargo, él sólo la ha visto como una amiga, ellos han crecido juntos debido a que ambas familias son amigas y viven en haciendas vecinas, dentro de Villa Encantada. María ha sufrido al ver que...