Papás ♡ (Stenny)

Mini extra

Kenny estaba disfrutando su tiempo a solas, de esos que no tenia desde que era padre. Stan había salido de compras y se había llevado a la niña con el. Dejando así, luego de un largo tiempo, a Kenny descansar.

Kenny estaba sentado en la cama de su esposo, sin ropa en su parte inferior y sujetaba su camisa con sus dientes. Suaves jadeos salían de su boca mientras masajeaba su miembro con una de sus manos. Cerraba los ojos y dejaba que su imaginación lo dejara disfrutar aun mas de su lujuria.

—Hey Ken-— Stan, con su hija en brazos, abrió la puerta de la habitación encontrándose con esa escena.

—AAAH!— Kenny gritó pues fue tomando por sorpresa. Rápidamente bajó su camisa cubriendo sus partes.

—Oh dios!!— Stan entro en pánico y su rostro tomo un fuerte color rojizo, lo había visto. —Perdón! Perdón!! No vi nada!— retrocedió rápidamente y estaba por cerrar la puerta cuando su esposo lo detuvo.

—Espera!— su voz se puso temblorosa debido a la vergüenza que sentía, su cara iba enrojeciendo con cada palabra hasta semejarse a un tomate. —Eeh... No quieres... No quieres ayudar?—

Stan quedo inmóvil en su mismo lugar, helado por lo que acababa de escuchar. Sin decir ni una palabra, empezó a retroceder hasta llegar a las escaleras y correr hasta bajo. Salió de su casa dejando la puerta abierta por la prisa, corrió hasta la casa de su vecino, su mejor amigo, golpeó la puerta como un desesperado llamado por el.

—Kyle! Kyle! Abre!!—

El chico judío abrió la puerta con una ceja alzada, no entendía porque estaba haciendo tanto escándalo. —Que pasa?—

Stan estiro los brazos entregándole a la bebé. —Cuida de Ellie unos minutos!—

—Porque?— El chico miró dudosa a la niña, los bebes no eran lo suyo.

—Solo serán unos minutos!! Tampoco es como si durará tanto!!—

—Durara tanto de que?—

—TOMA LA NIÑA KYLE!!—

—Okay! Okay!— Kyle le recibió a la bebé acomodándola en sus brazos. —Dios, tio que carácter.—

Antes que pudiera decir cualquier otra cosa, Stan había corrido devuelta a su casa. Kyle no lo había visto correr tan rápido en su vida, ni siquiera cuando le fue a pedir matrimonio a Ken había corrido tanto.