Babysitting

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Salí disparada de la habitación y me acerqué a una mini recepción que había en ese piso para preguntar sobre la familia Cattew.

No podía creer que acabara de casi-besar al Doc. ¿Qué demonios me pasaba? Y encima enfrente del dormido de Sam.

Nuevas malas.

Cuando le pregunté acerca de Dan y su hija la señora me miró con lástima, ni siquiera me preguntó por el parentesco.

-La señorita McClaine ha perdido a su bebe. Está grave. Y la hija de Cattew y McClaine, tiene hemorragias internas. –Me dijo sin siquiera revisar su Tablet. –Usted debe ser la tía, Dan Cattew me dijo que vendría a llevarse a los niños. No pensé que llegaría tan rápido.

-En realidad soy una amiga de él. –La señorita me miró como diciendo "¿En serio? Trágame Tierra" –Tal vez debería haberlo dicho antes, lo siento.

-No descuida, fue mi gran bocota. –Dijo apartando su vista de mí, dándose la vuelta.

-Em, ¿Sabes dónde puedo encontrar a Dan Cattew?

-Sí, Dan se fue por allí –Señaló, apuntando con su dedo índice a su izquierda. Creo que iba a esperar a su hermana que venía de algún lugar lejos.

-Claro. Mil gracias. –Me despedí de la recepcionista y eché a correr para dónde había ido Dan. Tenía una idea. Podría ayudarlo.

Corría, me detenía, tomaba un poco de aire y examinaba a los costados para ver si lo encontraba. Así estuve durante un largo tiempo hasta que una voz me facilitó la búsqueda.

-¡Annie Jann, Annie!

-¡Dan! –Me volteé y lo ví, rodeado de 3 niños comiendo golosinas. Me acerqué a él. Su cara cambió de mostrar sorpresa a mostrarse acongojado.

-Lo sé. –Dije antes de que él hablara. Lo abracé. Está mal decir que sentí su dolor, pero sí sentí sus respiraciones pausadas y su rara taquicardia, sus manos temblando y sus ojos que aunque no podía verlos con su cara sobre mi hombro, podía imaginarlos cerrados con fuerza. Todas esas características físicas que se le notan a alguien que sufre. Los nervios que debería sentir, el miedo que debería tener. Esos horribles sentimientos. De esos que no te dejan dormir. De esos que te hacen tratar mal a la gente. De esos que te hacen sentir más vivo que nunca aunque desearas estar muerto. Yo conocía muy bien esos sentimientos, los vivía todos los días con mi mamá y mi papá.

Dan no podía hablar, tampoco me soltaba.

-Dan, tengo una idea. Se me ocurrió que podría ayudarte... -Fui interrumpida por Dan, quien dejó de abrazarme y me alejó con sus dos manos en mis hombros.

-Annie, ya has hecho... -Lo interrumpí con un "Cállate" Dan asintió.

-Puedo cuidar a los niños si quieres, por esta noche, la casa de mi padrastro es gigante, hay lugar para que duerman. Si quieren pueden ducharse, comer algo rico, jugar, ver TV, incluso hay una pileta. Y antes de que digas algo, fui niñera en Chicago todo el Invierno pasado. –Le mencioné quedándome sin aire.

-Annie, no lo sé. Mi hermana está en camino, serían una carga para ti. No. No lo sé...

-Vamos, Dan. Se ven adorables. Cuando tu hermana venga puede recogerlos en nuestra casa.

-Sabes, en realidad, no quiero. Pero menos quiero que se queden en este hospital mientras su madre... -Se quebró, parecía un niño llorando.

-Está bien... -Puse mi mano en su hombro. Tenía que avisarle a Adam y a Dr.Pedante que me iba a casa y con qué fin lo hacía. –Dan debo avisarle a mi padrastro.

Atardecer de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora