TAYLOR.
—Mi mamá va a adorarte —Addison habló sacándome de mis pensamientos. Le sonreí mientras abría la puerta y la ayudaba a bajar del auto.
—¿De verdad? —pregunté emocionada. Conocer a su familia es un paso enorme para nuestra relación, especialmente porque la semana pasada cumplimos cuatro meses saliendo.
Las cosas han mejorado bastante, aunque extraño que vivamos juntas. He decidido esperar a que sea ella quien sugiera que nos mudemos de nuevo, ya sea a Londres o New York. En verdad seré paciente respecto a todo, no quiero volver a arruinarlo.
—Si, claro —respondió con una sonrisa. En cuanto abrí la cajuela intentó tomar su maleta, pero le aparté la mano con cuidado de inmediato.
—Deja ahí. Yo me encargo —ella volvió a intentar tomarla, haciéndome arquear las cejas.
—No, está bien. Yo te ayudo —argumentó. A veces era tan terca cuando intentaba ayudarla.
—Addie, basta, es solo una maleta —respondí con simpleza. Incluso le sonreí levemente hasta que cedió.
Tomé nuestras maletas y arrastré con dificultad la suya. ¿Qué empacó? ¿Piedras?
Intento actuar con normalidad mientras hago uso de todas mis fuerzas para arrastrar su maleta. Me pregunto qué tanta ropa habrá traído para que pese mil toneladas. No vamos a quedarnos más de tres días, ni siquiera traemos seguridad.
—Como te decía —prosiguió mientras caminaba a mi lado, con una pequeña sonrisa adornando su rostro—, mamá va a adorarte. Bueno, técnicamente ya te ama, gracias a Jackson. Siempre está hablándole de ti, ¡incluso vieron juntos tu documental!
Antes de que pueda responder la puerta principal se abre. El padre de Addison nos mira desde el umbral con una sonrisa cálida y los brazos abiertos.
Cuando llegamos con el, Addie lo abraza con fuerza. Espero pacientemente hasta que me mira pero, cuando lo hace, toda la felicidad desaparece de su rostro.
—Hola, señor Montecarlos —me apresuro a decir. Suelto la manija y estiro mi mano para saludarlo—, soy Taylor, mucho gusto.
El estrecha mi mano con más fuerza de la necesaria. No dice nada durante unos largos e incómodos segundos hasta que Addie golpea ligeramente su hombro.
—¡Basta, no es divertido! —lo reprende.
El suelta una pequeña risa bastante parecida a la de Jackson. Finalmente suelta su agarre y en cambio me ayuda con las maletas. Gracias a Dios.
—¿Qué traes aquí, Marianne? ¿Un millón de piedras? —bromea.
Addison se ríe en respuesta. —Taylor no se quejó al subirla por todos los escalones.
Genial, punto para mí.
—¿Cómo estuvo el viaje? —pregunta viéndome. Lo sigo hasta llegar a la sala principal, tratando de ver el montón de fotografías que están por todas partes.
—Estuvo bien. Addie se encargó de la música, así que... —bromeo y, para mi suerte, el suelta una carcajada. Yo me limito a sonreír con orgullo mientras mi novia vuelve a rodar los ojos.
—Si, tiene el peor gusto musical —coincide su padre. A pesar de que Addison está asesinándome con la mirada, yo sonrío satisfecha.
—No es tan malo —se defiende. Cuando menos lo pienso estamos en la cocina junto a su madre y su hermano. La mujer mayor me abraza inmediatamente, arrebatándole las palabras a su hija.
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Mastermind || T. S
FanfictionNo era un secreto que Taylor tenía un ligero enamoramiento por Addie desde que la vió actuar en la serie normal people -ella misma lo había revelado en una entrevista- y ese ligero sentimiento creció cuando la conoció en persona en la fiesta de cump...