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Advertencias:
Taylor g!p
+18 (contenido y lenguaje explícito)












Fiel a su palabra, Addison visitó a sus padres esa misma tarde. No le sorprendió ver el cielo gris, ni que pequeñas gotas cayeran durante el camino, a veces el clima coincidía con su estado de ánimo.

Había pasado horas tratando de procesar su discusión con Taylor, pero cuanto más pensaba, más decepcionada se sentía. Aún no conocía las letras, pero ya quedaba en claro lo desgarradoras que serían. No podía dejar de sentir estúpida al recordar como imaginaba el álbum más romántico del mundo, cuando las cosas terminaron siendo lo contrario.

A pesar de sus intentos por encontrar paz en los brazos de su hija, el vacío se hacía más grande a cada minuto. Necesitaba hablar con alguien, y sabía que no había mejor refugio que la casa de sus padres.

Sus padres se habían mudado a la ciudad poco después del nacimiento de Amelia, queriendo estar cerca para apoyarlas en esta nueva etapa. La casa estaba a solo unos minutos de distancia, pero ese día el trayecto le pareció interminable. Addie apenas podía mantener el control de sus emociones, y cuando finalmente llegó, el alivio la inundó.

Al tocar el timbre, sintió una mezcla de ansiedad y consuelo. El rostro familiar de su madre apareció en la puerta, y sin necesidad de palabras, supo que algo estaba mal.

—Addie, cariño, ¿qué pasa? —preguntó su madre con voz suave, abriendo los brazos para recibirla.

Costó todo de sí para no romper en llanto en ese momento.

—Pensé que era una buena idea visitarlos —mintió mientras arrullaba a su hija. Su cabello negro y rizado se movió levemente ante el movimiento.

—Está tan grande —suspiró Elizabeth, tomándola entre sus brazos—, en unos meses será gigante.

—Se llama crecimiento, mamá —bromeó siguiéndola hacia dentro.

—Tu no creciste tan rápido. Son esos genes de Taylor.

Addison rodó los ojos, aunque una suave sonrisa comenzó a adornar su rostro.

Su madre la guió hacia la sala, donde su padre ya las esperaba. Damon levantó una ceja de inmediato, como si ya sospechara que algo no iba bien.

—Déjame ayudarte —dijo tomando su bolso y dejándolo sobre un sofá—, ¿quieres algo de beber?

—Si, por favor —murmuró sin ganas.

—Agradezco tanto que se hayan mudado a New York, así puedo verlos cuando quiera.

Su madre apagó la televisión y analizó su rostro con cuidado. —¿Mal día, cariño? ¿Dónde está Taylor?

—Trabajando.

—Últimamente trabaja mucho, ¿no es así?

Addie intentó sonreír, pero terminó siendo más una mueca incómoda. Por suerte Damon apareció de nuevo, extendiéndole una taza de té a cada una.

—¿De qué hablan?

—De Taylor —respondió la pelirroja con orgullo—, y de lo mucho que trabaja.

—Oh, si. He visto todas esas teorías en internet, ¿tendremos nuevo álbum?

—No estoy segura —murmuró distraída—, ¿han hablado con Jackson?

Sus intentos de desviar la conversación fueron inútiles. Sus padres adoraban a la rubia y solían sacarle provecho a cualquier oportunidad que tuvieran para hablar de ella.

Mastermind || T. SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora