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—No quiero hacer una entrevista —refunfuñó la rubia mientras Tree la empujaba suavemente hacia adelante, obligándola a caminar—, solo quiero ir a casa y estar con mi familia. ¿Cómo puedes rehusarte a eso?

—Vamos, llorona —se burló—, tus bebés pueden sobrevivir dos horas más sin ti.

—¿Dos horas? —preguntó alarmada.

—Vamos —repitió con una sonrisa, guiándola hacia las cámaras. Taylor sonrió cuando los flashes comenzaron a cegarla momentáneamente, pero no detuvo su caminata.

Había pasado una semana desde el lanzamiento de su último álbum y sobra decir que todo el mundo se había vuelto loco. Aunque Addison la había acompañado a la ceremonia de los Grammys y estuvo en todo momento mostrándose orgullosa, los medios habían esparcido el rumor de un «divorcio» en cuanto las canciones fueron públicas.

Montecarlos estaba lejos de las redes sociales, así que no sabía mucho al respecto, y tampoco había hecho nada para desmentir esos rumores. Era muy consciente que aunque intentara dejar en claro que seguían casadas, el internet voltearía sus palabras y todo terminaría siendo lo mismo.

Así que las chicas siguieron enfocándose en lo que realmente importaba: su hija. Quien, por cierto, las sorprendía cada día. Desde verla bostezar hasta escuchar su risa, la fiebre de bebé seguía llenando la casa Swift.

Obviamente a la actriz le tomó un poco acostumbrarse a todo. Aunque amaba el álbum, era difícil ignorar tantas voces sobre ella, especialmente porque los comentarios parecían estar por todas partes.

«Por supuesto que la dejó, cualquiera lo haría».

«¿No es su segundo divorcio? Suena como si ella fuese el problema».

«Solo tuvo un bebé para acabar con la fortuna de Taylor. Espero que le quiten la custodia».

«Esa zorra saltará hacia otra persona en menos de un mes. Hizo lo mismo con Sebastian».

Volvió a visitar el psicólogo y a mantener largas conversación con la rubia. A veces despertaba en medio de la noche solo para preguntarle si de verdad era feliz, pero a Swift no le molestaba responder la misma pregunta ciencia de veces. Con el tiempo la actriz entendió que sus miedos no venían por el álbum de Taylor, sino por estar en medio del ojo público de nuevo.

Ahora, semanas después de eso, ambas estaban en un muy buen punto. Los miedos de Addison se habían esfumado, Taylor seguía siendo la persona favorita de su suegro, y nadie —por lo menos de su círculo cercano—, se atrevía a dudar de su amor.

Taylor dejó que su representante la guiara hacia un punto particular en medio de los entrevistadores, quienes parecían más emocionados de lo normal. Le sorprendió ver tanta seguridad en la multitud, pero de nuevo no dijo nada. En todo lo que podía pensar era en volver a casa, acurrucarse con sus chicas y ver un programa infantil.

—Recuerda ser amable —habló Tree sobre su oído—, es nueva en esto de las entrevistas. Tal vez estará un poco nerviosa.

—De acuerdo —murmuró en respuesta, lista para sacar a relucir su mejor sonrisa falsa mientras se preguntara como le hizo esa chica para convencer a la pelirroja.

Pero cuando estuvo frente a la entrevistadora sus rodillas flaquearon durante un instante. Todo cobró sentido: la seguridad extra, que nadie le dijera nada sobre el cambio de planes, y que su esposa no le respondiera los mensajes.

—Hola, muchas gracias por aceptar. Mi nombre es Addison y es un honor para mí poder hacerte un par de preguntas —sonrió la pelinegra mientras estiraba la mano para saludarla.

Mastermind || T. SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora