08

4.9K 434 289
                                    

Advertencias:
Taylor g!p
+18 (contenido y lenguaje explícito)









Addison había pasado los últimos cinco minutos mirando los labios de Taylor. Aunque trataba de obligar a su cerebro a que procesara las palabras de la rubia, este no obedecía, solo se concentraba en su mandíbula, cuello y de nuevo sus labios.

Costaba todo de ella no romper la distancia y besarla. Llevaban solo cuatro días viviendo juntas y todo era más que maravilloso. Taylor volvería al trabajo en poco tiempo —probablemente unos días más—, y ella tendría que encontrar algo que hacer para no aburrirse. Tal vez llamaría a Joseph, o podría decirle a Jackson que vaya a visitarla, pero aún no lo pensaba muy bien. Salir de la casa significaba enfrentarse al caos; la gente, el ruido, las cámaras... todas esas miradas curiosas sobre ella. Era demasiado para soportar.

—Addison, ¿estás escuchándome?

—Lo intento, cariño —susurró—, pero todo lo que entiende mi cerebro es: bésala, bésala y no dejes de besarla.

Taylor sonrió y se acercó hasta ella para cumplir su deseo y besarla con furia. Fue un choque fuerte, lleno de pasión y sin cuidado algo. Addison soltó un quejido de placer al sentir que Swift le mordía el labio inferior y la tomaba de la cintura, apretujándola contra su pecho.

—¿Algo más que pida tu cerebro? —le preguntó al separarse.

Addison sonrió antes de subir a su regazo, colocando una pierna a cada lado. Le abrazó el cuello y de nuevo unió sus labios, solo que esta vez lo hizo con más calma, disfrutando de la calidez de su boca y el roce de su lengua.

No pudo contener un gemido al sentir que Taylor levantaba las caderas, chocando su bulto contra ella. Montecarlos llevaba una minifalda negra, por lo que prácticamente podía sentir la euforia de Swift contra su ropa interior. La fricción la hizo rodar los ojos y encajarle las uñas en la piel desnuda de sus hombros.

Swift comenzó a subir una de sus manos por la parte trasera de sus muslos. Estaba peligrosamente cerca de su trasero, pero fue como si no se atreviera a tocarla más. Solo se mantuvo ahí, rozando las puntas de sus dedos contra su piel erizada.

Se separaron solo para tomar un poco de aire. Addison podía sentir el fuego instalarse en su abdomen bajo, tan intenso que oscurecía su mirada y alteraba todos sus sentidos.

Volvió a unir sus labios en un beso lleno de desesperación; sus dedos se perdieron en su cabello, ocasionalmente jalaba un mechón rubio haciéndola gruñir. Al final no soportó el creciente fuego en su interior, por lo que se vió obligada a separarse para decir:

—Habitación, por favor.

Swift comenzó a caminar con ella entre sus brazos, riendo mientras intentaban subir las escaleras sin dejar de besarse. Se detuvieron unos minutos cuando la rubia la empujó cuidadosamente a la pared para dejar mordidas por todo su cuello al mismo tiempo que empujaba sus caderas hacia el frente, chocando su prominente bulto contra Addison, quien no podía dejar de gemir.

Swift retomó el camino hacia la habitación y se aseguró de subir a la cama con cuidado; soltó un quejido cuando Addison se subió sobre sus caderas, moviéndose en círculos para disfrutar de la fricción. Taylor se aferró a su piel como si su vida dependiera de ello, mientras que Montecarlos podía sentir la humedad llenar su ropa interior.

Mastermind || T. SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora