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Taylor se sentía tan enamorada que era probable que dejara de respirar si Addison se lo pedía.

A su alrededor había un bullicio de gritos, órdenes y personas corriendo de aquí a allá. Se preguntó si su prometida estaba tan alterada como las demás damas de honor, porque si era honesta, ella estaba pasando un buen rato mientras terminan de maquillarla.

De pronto la mano de Selena golpeó su hombro logrando que casi derramara la copa de vino que estaba tomando.

—¡Vuelve a la realidad! —gritó con molestia. Swift frunció el ceño sin entender de qué hablaba. ¿Se había perdido algo importante por dejarse ir en sus pensamientos?

—¿Disculpa? ¿No has oído eso de «no molestar a la novia el día de la boda»? —había usado esa carta todo el día; cuando Austin le pidió de favor que le pasara la sal en el desayuno, cuando su madre la reprendió por hacer una broma sexual en la tarde, y ahora estaba 100% lista para hacer lo mismo con Selena.

—Addison está en su tercera crisis y tú aquí sentada bebiendo una copa de vino. No permitiré que estés relajada mientras que tu futura esposa pelea con el florista —dijo cruzándose de brazos para mostrarse intimidante, aunque su aire atemorizador quedó atrás cuando la rubia se puso de pie y la superó con quince centímetros de altura.

—¿Sucedió algo? —preguntó de golpe sin importarle que Lorrie suspirara con frustración ante su repentinos movimientos.

—No, solo está demasiado estresada y se niega a sentarse.

—¿Y por eso me golpeaste? —preguntó confundida, pero cuando notó las intención de su amiga para volver a reprenderla, añadió—, bien, bien, déjame ir a ayudar.

—No, no puedes verla antes de la ceremonia —intentó frenarla colocando una mano sobre su pecho.

—Necesito terminar tu delineado —habló Lorrie al mismo tiempo que Gómez.

—Escuchen, ni siquiera toda la mala suerte del mundo acabará con nuestro matrimonio. Es un día muy especial para ambas, y merece disfrutarlo. Déjenme ir a hablar con ella, ¿de acuerdo?

Todas asintieron, de todas formas sabían que nada ni nadie podría evitar que Swift saliera de la habitación para ayudar a su futura esposa. 

Salió de la habitación en busca de Addison. La finca era enorme y aún así tantas personas hacían parecerla diminuta; el caminar de meseros y organizadores de aquí a allá la ponía nerviosa.

Caminó a través del largo pasillo hasta que llegó al patio. Había luces colgadas en hilos transparentes que se entrelazaban entre las ramas de algunos árboles centenarios y creaban una atmósfera acogedora.

Las mesas estaban esparcías alrededor del escenario. La simplicidad de la decoración realzaba la belleza natural del entorno, añadiendo un toque de elegancia discreta a la celebración, que era justo lo que ambas soñaban a la hora de planear la boda.

Pequeños faroles de cristal con velas encendidas adornaban algunos puntos claves del área, añadiendo un toque romántico a la iluminación —y para ser una idea de Jackson, resultó genial.

El ambiente natural en la finca, con la playa a la orilla, resultó ser simplemente mágico. Taylor podía oír el suave susurro de las olas rompiendo en la orilla; la fresca brisa acarició su piel y la hizo suspirar de satisfacción.

Todo era perfecto, ¿por qué Addison estaba tan estresada?

El aroma del mar se entrelazaba con las fragancias de las flores y la vegetación que había en el jardín del frente, creando una sinfonía sensorial que ella sabía envolvería a los invitados en una sensación de paz y serenidad.

Mastermind || T. SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora