¿ES NECESARIA UNA LUNA DE MIEL?

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Pasar tiempo en familia es algo que siempre valorare, lo considero un gran regalo, desde pequeño adoraba las fiestas navideñas y más por compartir tiempo con mi familia, ver la sonrisa de todos incluso de mi padre que siempre se mostraba serio menos con mi madre.

Desde que conocí a la familia Brescia, aparte de ser familia muy sofisticada, en toda reunión o evento simulaban ser perfectos, incluyendo a sus dos hijos los cuales quienes los conocíamos a sus dos hijos los cuales quienes los conocíamos sabíamos que eran las peores personas pues ambos jóvenes eran arrogante y malcriados.

Durante muchos años Belén formo parte de aquella familia, en muchas ocasiones no fue vista en eventos, incluso en las reuniones familiares que daban los Brescia en su casa de los suburbios.

Tenía las sospechas que algo extraño sucedía en esa casa y más cuando la encontré con maletas antes que se mudara a mi apartamento y más aún cuando Belén rechazaba las invitaciones de Grecia, lo cual termine aceptando solo por compromiso hacia la familia.

Jamás había estado en una cena más incomoda especialmente porque yo parecía el invitado y ni que decir de Belén que pareciera que no estuviera presente, solo atinaba a observar a todos y mantener el silencio.

Notar cuando las personas son falsas era algo sencillo más un por el círculo de personas quien te rodeas, todos eran amables que por momentos se sentía exagerado.

Lo que más detestaba de esta relación entre Belén y yo, era que jamás compartía nada conmigo, si algo le molestaba, le gustaba o sobre algo referente a ella, todo era una caja de pandora.

La llegada de las fiestas estaba más cerca que lo esperado y como todos los años, nos juntábamos en la casa de mis abuelos a compartir tiempo en la mejor compañía, incluso teníamos nuestra lista de actividades por realizar.

La mañana siguiente a nuestra llegada al bajar a desayunar me lleve la gran sorpresa que Emilia había salido con Belén al centro comercial y me sentía ansiosa más por lo acontecido antes pero como dijo mi madre, es dejar que las cosas sucedan al natural y no por terceras personas y bueno comprendía su referencia aunque era incomodo escucharla.

Aún tenía algunos preparativos que coordinar para después de navidad, como el cumpleaños de Belén y la reparación de la casa que por ahora se encontraba en pausa por fiestas.

Emilia y Belén regresaron pasada la tarde muy alegres con compras en sus manos que reservaron en la parte de arriba, en sus habitaciones.

Para la cena todos juntos celebrando con toda la familia, lo más agradable de todo fue tener a mi lado a Belén durante toda la noche no me separe de la, deseaba compartir cada minutos a su lado.

Mientras todos reían disfrutando el momento, note a mi abuela salir al jardín con Belén demoraron algo de tiempo, hasta que solo regreso la abuela decidí buscarla, encontrándola en el jardín cubierto de nieve algo pensativa pero marcando sus huellas en ello.

Quería sorprenderla por la cual la abrace por la espalda enrollando mis dedos en su cintura asustándola un poco, era gracioso pues cada vez que realizaba un acercamiento con Belén actuaba suspicaz conmigo.

Luego de robarle un beso, ingresamos nuevamente a la casa donde iniciamos el reparto de regalos, me sorprendió bastante saber que todos quedaran fusionados con cada detalle entregado parecía que conocía muy bien a cada integrante de mi familia más que yo que los conozco de toda la vida.

Sin darnos cuenta la madrugada estaba terminándose por lo que decidimos todos tomar un descanso, teníamos excelentes planes para dentro de unos días.

El gran día había llegado, todos en casa me ayudaron con los preparativos y mientras actuábamos como si fuera un día normal, salimos a dar una paseo mientras mi familia tomaba la delantera, ya habíamos planeado ir a cenar los dos aunque sabía que no les gustaba los lugares elegantes pero era una ocasión especial.

EL DIA DE MI BODA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora