Tu tan de manos calientes y yo tan de manos frías

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4. Tu tan de manos calientes y yo tan de manos frías

Aún no sé, como lo haces, pero siempre tienes las manos calientes y es condenadamente odioso, porque yo siempre las tengo frías, aunque haga un calor de mil demonios, siempre frías. No me acuerdo cuando fue la primera vez, que me fije en ese hecho, creo que fue una tarde que paseábamos por Argelita y mientras la noche caía y las temperaturas bajaban cada vez más, me tomaste de la mano al ver como las frotaba y les echaba mi aliento caliente, reíste y cogiste mi mano y entonces yo abrí la boca en señal de sorpresa "pero como puedes tenerlas tan cálidas", recuerdo que me sonreíste de medio lado  y me dijiste que era un secreto que nunca me dirías, yo te mire escéptico y tu volviste a reír.

Y supuse que era algo natural, que tu eras de manos calientes y yo de manos frías. Recuerdo vagamente haber leído un arti­culo que llamaba mi atención porque explicaba la causa científica de este fenómeno, pero casi no le preste atención, total eso no iba a cambiar que tu siempre las tuvieras calientes y yo fri­as, que tu siempre estuvieras en mangas de camisa y yo siempre me pusiera manga larga y medio escondía mis manos bajo el borde de la misma, heladas como cubitos de hielo, siempre reías ante la comparación y me dabas una colleja diciendo que era un exagerado.

Miraba las tuyas y me daba igual que me dieras collejas, ponía mi pose infantil que tanto te gustaba y que aún te gusta, es que no entendía como podías incluso escarbar en la nieve como las niñas pequeñas, para tirarme una bola y que tus manos siguieran igual de calientes, mientras que a mi a causa del frío se me caían las cosas, además los guantes no me eran de ayuda, es que ni siquiera me calentaban.

Metía las manos en los bolsillos, apretándolas contra el cuerpo. La mayoría de las veces, te daba pena y me las calentabas, siempre cuando estábamos a solas, las mantenías entre tus manos y las frotabas, les echabas tu dulce y tibio aliento, y yo solo te miraba como un tonto y pensaba "eso tampoco funciona Leti, ese calor que recorre mi cuerpo desaparece cuando las sueltas y vuelve a invadirme el frío", claro que eso nunca te lo decía, porque disfrutaba de esos momentos, en los que solo estábamos tu y yo.

Un Cuento (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora