Tus silencios

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10. Tus silencios

El silencio entre nosotros, nunca ha sido algo incomodo, mas bien placentero, respetar las pausas y disfrutar de la compañía mutua, pero en los últimos tiempos, el silencio es demasiado real, es duro y frio como si se te introdujera por los oídos y hace daño...y no hablamos de ello, simplemente dejamos que pase, supongo que es porque a veces te quejabas de que yo nunca podía estar en silencio, solo cuando me acababa de levantar.

Recuerdo un dia que estaba en la sala de redactores de la empresa y tu apareciste por la puerta como un torbellino, te sentaste delante de mi, pero no me dijiste nada, cogiste los books con las anotaciones de los distintos programas y te pusiste a repasarlas, frunciendo el ceño en innumerables ocasiones, pasando tu mirada de forma rápida entre las notas manuscritas y golpeando el lápiz en tu mano contra la libreta, yo de vez en cuando alzaba la vista de lo que estaba haciendo y te miraba, dejaba de hacerlo y a los pocos segundos volvía­ a hacerlo. Supongo que debiste darte cuenta porque me miraste fijamente y me pegaste un espanto que me hizo bajar la cabeza avergonzado. Entonces me di cuenta de algo fundamental en nuestra relación, a ti te gustaba el silencio y a mi.........a mi simplemente me gustaba observarte en silencio.

Un día estaba pensativo en el salon de mi casa, observando apoyado en la ventana caer la lluvia, sabes que a veces me pongo demasiado nostálgico, cuando llueve, recuerdo que lo único que se oía en toda la estancia era el repiqueteo de las gotas chocar contra el cristal de la ventana y no se cual fue el motivo, pero mi mente viajo a la primera vez, que decidimos escaparnos juntos o según tu cuando yo te secuestre y te lleve a un pueblo de la montaña perdido de dios, a una casa sin calefacción donde no había ni siquiera una cama digna donde poder dormir, recuerdo que te dejaste caer pesadamente sobre el sofá y yo reí, me miraste de mala forma y yo no pude evitar y volver a reír "oh venga Letizia, no seas negativa mira una radio", dije intentando sintonizar aquel trasto antiguo que por lo que parecía solo sintonizaba una emisora que repetía incansablemente la misma canción, me miraste de forma asesina y lanzaste uno te tus zapatos contra la radio "como vuelva a oír alguna vez mas en mi vida esa canción, juro que matare a alguien", dijiste seria y yo.........yo reí­, tu que pocas veces perdías los nervios, los acababas de perder completamente, me senté a tu lado y me miraste "venga Letizia juguemos a algo" me miraste escéptica y  negaste "no, Felipe, ya que me has traído hasta aquí­, quiero disfrutar del silencio, aunque sea un rato", recuerdo que bufe exasperado y cruce mis brazos, mientras tu echabas la cabeza hacia atrás y cerrabas los ojos, concentrándote en disfrutar del silencio.

Pero a pesar de todos esos silencios casi obligados, aprendi a disfrutarlos, me gustaba el silencio, pero solo si era contigo. Creo que tarde en darme cuenta de cuanto me gustaban tus silencios y, cuando lo hice, me ponía nervioso que me gustase porque quería decir que yo también los disfrutaba. Creo que quizás por eso, hacia ruido conscientemente cada vez que quería llamar tu atención.

En parte, lo que me incomodaba de los silencios en general, era que están llenos de sentimientos que no se podían confesar, nos dijimos demasiadas cosas en silencio y creo que nos acostumbramos a entendernos con ello, solo con nuestras miradas cómplices , que mas de una vez eran captadas por las cámaras en nuestros trabajos de campo como tu los llamabas.

Y, en silencio, me encontraba a mi mismo diciéndote "quiero tocarte", algo que acabo por ser una rutina y lo repetía casi a diario, sabia que te ponía nerviosa y de vez en cuando ese "quiero tocarte", se convertía en un "me gusta como eres, me gustas toda tu" y sentía que mas nerviosa te ponías y entonces no podía evitarlo, irrumpía en medio de tu silencio y me acercaba a tu oido y susurraba completamente lo que realmente pasaba por mi mente "quiero tocarte, quiero sostenerte entre mis brazos, quiero besarte, quiero y quiero mas...mas de ti...quiero desnudarte y acariciarte, quiero meter la mano entre tus piernas y quiero....escucharte........gemir mi nombre", y entonces eras tu la que rompi­as tu tan adorado silencio para gemir mi nombre y lanzarte a mis labios para acallarlos y yo mientras sonreí­a dentro del beso pensaba, que cada pensamiento contigo en tus silencios eran cada vez mas distintos y placenteros.

Un Cuento (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora