La Primera vez

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3. La Primera vez

La primera vez, que hicimos el amor había una luz preciosa, seguramente estarás mirando las letras de forma interrogante y te preguntaras a ti misma si eras realmente tu la que estabas conmigo, en aquel horroroso hotel perdido en el mundo, casi invisible a los ojos de los mortales, con una habitación que daba asco, pero que tenía una luz preciosa, esa luz la creabas tu, iluminando con tu presencia toda la estancia.

Hay infinidad de cosas que nunca te he confesado sobre aquel día, aquellas horas donde por primera vez fuimos uno solo, donde me hice adicto de tu cuerpo, del sentimiento de plenitud que crecía en mi cuando nos fundimos en un solo ser, cosas que quizás debía haberte dicho y quizás fuese mejor no hacerlo.

Dudas y miedos, que se apoderaron de mi después cuando te tuve dormitando encima de mi pecho.

Lo primero, cuando después de llegar al Extasis, al parai­so o como quieran llamarlo fui capaz de abrir los ojos, después de que volvía­ a mirarte a los ojos, la luz de la luna entraba por la ventana reflejando tu rostro, una luz hechizante te envolvía y tu me mirabas sonriendo.

Lo de esa sonrisa, era lo que quería contarte Letizia, tu me mirabas sonriendo, como si te sintieses muy feliz, plena y yo... yo, simplemente me quedaba idiotizado, recuerdo que me dijiste que parecía un idota, supongo que debía y aún debo serlo Leti, porque en ese momento tenía a una diosa entre mis brazos y me quede a la espera, no sabía exactamente de que, solamente espere, supongo a  que el "halo" del orgasmo se esfumase por completo y dejases de sonreí­r, me quedé como un imbecil a la espera de que algo se rompiera y acabara con la magia del momento, sin comprender que era yo con mi comportamiento, el que lo estaba rompiendo.

Y cuando dejaste de sonreír, fue para mirarme con miedo, ese mismo miedo, que estaba sintiendo yo, pero fuiste lo bastante fuerte como para no hacerte la fuerte, ni siquiera disimulaste la duda en tu voz, cuando me preguntaste, que me pasaba, te admire tanto en ese momento Letizia, como sigo haciéndolo a día de hoy mi amor.

Por suerte, no fui tan idiota como para decirte que tenía miedo y confesarte mis dudas, que a lo largo de los años fueron desapareciendo, ahora despues de tantos años he entendido que si lo hubiese hecho te hubiera hecho daño, mucho daño y por primera y única vez fui yo el fuerte.

Solo sonreí­ y te abrace y se me escapo un "dime que no desaparecerá", me miraste sin entender y yo reí nervioso "que no desaparecerá la sensación que siento ahora en mi pecho", tu reíste y pediste perdón por tu risa, que tan feliz me hacia­ y hace, me besaste dulcemente y mientras te acurrucabas en mi pecho, volvías a sonreí­r.

"Di que nunca desaparecerá¡ esa sonrisa de afirmación tras haber hecho el amor conmigo"
Esa era la frase. Supongo que debí decírtelo, no la historia completa, solo esa frase.

Creo que lo hubieses entendido. Creo que deberías saber hasta que punto me...llenaba esa sonrisa. Todas y cada una de las veces que hacíamos y hacemos el amor, te amo por y para siempre Letizia, porque con una mirada atrapaste a Felipe de Borbon, el soltero de oro como dice nuestro querido Al pero sin duda, tenías que ser tu.

Un Cuento (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora