Little Angel Space

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Little Angel Space

Angel ha tenido un día agotador. Se la ha pasado un buen rato bebiendo mientras se recuesta de vez en cuando en la barra cubriendo sus sollozos.

Me acerco a él susurrando una propuesta y ambos nos vamos a nuestra habitación.

Mientras Charlie y los demás piensan que vamos a ir a tener sexo, Lucifer y Alastor nos miran, dando una mirada sonrisa de apoyo. Ellos saben perfectamente que lo que haremos está totalmente alejado de tener algún contacto íntimo.

Ya seguros, cerrando la puerta con el pasador. Angel se derrumba en mis brazos, llorando. Mientras lo consuelo, lo llevo a la cama, recostandolo mientras voy a buscar en uno de los cajones el chuponcito de Angel.

Tras un par de sollozos, le coloco el chupón para que se calme mientras limpio sus lágrimas con cuidado y le beso la mejilla.

—¿Angelito ha tenido un día pesado?

Angel asiente y me estira los brazos.

—¿Quieres que Dadda te mime?

Angel vuelve a asentir, sollozando más fuerte buscando que le haga caso.

Suelto un par de risitas y lo abrazo con una mano, dándole besitos en el rostro, mientras que con la otra mano le acaricio el cabello. Haciéndolo sonreír.

—¿Quieres que te arregle para descansar? ¿O quieres dormir?

Angel se quita el chupón.

—Jugad, jugad

Me dice con mucha alegría, levantandose de la cama. Amo cuándo me habla cómo bebé, es muy tierno escucharlo, me llena el corazón de alegría.

Saca un par de muñecas y cepillos para el cabello de su baúl de juguetes.

—¿Quieres jugar al salón de belleza?

—¡Si, si! Salón de belleza y tú serás el cliente

Suspiro sabiendo lo que se vendrá después de esa frase. Pero está bien, no me matarán un par de trencitas mal hechas y lápiz labial.

Después de un rato, los roles cambian, yo le estoy cepillando el cabello con cuidado. Cabe decir que yo fui quién lo pidió;  cepillar su cabello es una manera más rápida de mandarlo a dormir.

Después de que escucho un par de ronquiditos, acomodo a Angel en la cama, arropándolo y acariciando su pecho en círculos para arrullarlo.

Pero esta vez Angel no quiere ese tipo de arrullo, se encuentra incómodo con mis acciones y comienza a sollozar. Quito mi mano y lo acurruco entre mis brazos siguiendo con la siguiente táctica que es darle palmaditas en la espalda.

Anthony finalmente está más cómodo con este arrullo y continúo así hasta que mis propios shusheos me adormecen.

Mi pobre angelito... Daría cualquier cosa por ya no verte llorar, te lo juro... Pero ya no tengo un alma para poder venderla a cambio de tu libertad...

Pero te prometo que si darte biberón y jugar contigo de vez en cuando te sana. Yo seré tú Dadda el tiempo que sea necesario...

Little Lucifer SpaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora