14. Huellas

1 0 0
                                    

Ninon, Valeria y Yatzil estaban en el patio sentadas sobre la hierba, el aire se sentía en su rostro cuando esté pasaba, era el momento del día donde encontraban paz conectando con un trozo de naturaleza. Valeria era quien dirigía la meditación que había aprendido a lo largo del tiempo para controlarse.

—Sienten paz. —Decía Valeria. —ahora dejensacar el aire que había inhalado en un solo suspiro.

Y dejaron salir un suspiro, ninon saco un trozo de servilleta y con un lápiz para maquillar comenzó a dibujar sobre la servilleta.

— ¿Qué haces? —pregunto yatzil

—Luego de cada meditación dejo todo lo malo que queda dentro de mí, en un dibujo. —explico ninon.

—Te queda muy lindo. —decía Yatzil admirada.

—No había pensado en eso. —dijo Valeria, quien se paró y busco por todo el patio algo con que dibujar encontrando un trozo de carbón regreso con las demás.

—Tú sí que has entendido lo de "se puede hacer arte con cualquier cosa" —Le dijo Ninon con un tono de admiración.

—Y que mejor que el carbón, el carbón son cenizas de lo que un día fue un fuego encendido que quemaba todo a su paso, pero aun así quedan rastros de él.

— ¿Y qué vas a hacer con él?

—Terminar de extinguir todo lo que queda de él. —y comenzó a pintar sobre una de las servilletas que tenía Ninon, haciendo un autorretrato. —Estamos hechos de cenizas, consumidas por el fuego de la vida, pero convertidas en arte son sumamente hermosas.

—Mi sueño siempre ha sido pintar esa pared. —dijo Ninon mientras señalaba una pared en blanco del patio. —Es como un lienzo en blanco pidiendo a gritos ser pintado.

— ¿Y por qué no lo hacen? —pregunto Yatzil.

—No hay materiales suficientes, y Triana no va a querer comprar pintura para que lo hagamos. Conociéndola lo primero que a decir es que no estamos en un kínder para esas cosas.

— ¿No eres tú la que acaba de decir, "se puede hacer arte con cualquier cosa" No veo el porqué no pintar? Si materiales hay de sobra. —Yatzil se levantó corriendo hacia adentro.

¬— ¿A dónde vas? —Le pregunto Ninon.

—En busca del arte. —Contesto Yatzil con una sonrisa

Yatzil comenzó a explorar cada rincón oscuro y olvidado del prostíbulo, llego al ático y con cautela que nadie la observara, bajo y encontró los objetos marginados que estaban ahí, una vieja lata de pintura verde, azul y morada. Con el más mínimo cuidado de no hacer ruido la cogió y la llevo al patio.

Ninon y Valeria estaban poniéndose de pie cuando Yatzil llego.

—Aquí les traigo. —Dijo Yatzil mientras cargaba la lata de pintura con suma cautela de no derramarla.

— ¿Qué es esto? —Pregunto Ninon cogiendo las latas de pintura.

— ¿Con esto crees que puedanpintar?

—Pues, sí, se puede, pero necesitamos algo con que pintarlo si es solo a mano se nos hará más difícil.

—Tengo una idea. —Dijo Valeria. —Y se fue adentro, recorriendo los pasillos emocionados, entro a su cuarto y arrebatando su maquillaje extrajo las brochas más viejas.

—Con esto yo creo que podemos hacer algo.

Las chicas se miraron unas con otras y aquello que se consideraba basura, estaba a punto de convertirse en arte. Junto a Ninon y Valeria, comenzaron a pintar la pared en blanco con los materiales que había conseguido y toda la tarde se mantenían concentradas en la creación de su obra, cuando estaban terminando de dar los últimos retoques apareció Trianavisiblemente molesta.

— ¿Qué es todo esto? —preguntó Triana, escrutando la obra con ceño fruncido.

—Arte. —respondió Yatzil con seguridad.

Triana observó el mural durante un momento y finalmente dijo: —Pues, no está mal. Lo mandaría a pintar nuevamente de blanco, pero no hay dinero para eso. Lo dejaré así. Vayan a cambiarse que ya casi llega la hora de trabajar.

Aquella pared en blanco había sido pintada como un lienzo en blanco, en donde cada pincelada reflejaba la esencia y la historia de cada chica, plasmadas el rostro de cada una en ese mural. Más que una pintura era un testimonio de experiencias y luchas compartidas. A pesar de los momentos difíciles y los desafíos, habían dejado una huella imborrable. Siendo más que un prostíbulo donde el hombre satisfacía sus necesidades, era un santuario de resistencia, recordatorio de su fuerza y resiliencia, un monumento a la dignidad y la solidaridad en un mundo en el que habían sido olvidadas

Camino viejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora