Capitulo 9

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Al otro día, Diego y Bernardo se fueron hasta la guarida del Zorro, asi Benardo podía conocerla. Era un escondite que le había dejado su mamá. Esa mañana, Inés fue al pueblo para detener al capitán asi era una distraccion, cuando el ejercito estaba saliendo, ella frenó y rompió una rueda de su carruaje, asi el capitán no podía salir.

-Pero quien fue el idiota que... Oh, señorita Inés. -El capitán miró enamorado a Inés- acaso ha tenido un accidente?

-Si capitán, se me ha roto la rueda del carruaje cuando llegaba -dijo Inés victimizándose.

-Oh, pero si lo desea, mis hombres pueden arreglarle el carruaje. Muchachos, arréglenle la rueda del carruaje a la señorita.

Todos se bajaron, al parecer se olvidaron de la mina. Cuando en eso, el Zorro iba yendo hacia donde estaba la mina. El capitán, por mientras, "asistía" a Inés mientras sus hombres se encargaban de arreglar el carruaje.

El Zorro, que había llegado a la mina, distrajo a los soldados, el sargento García (quien estaba al mando de la misión hasta que llegara Monasterio) no supo cómo dirigir a los soldados, por ende, fue un fracaso la "captura" del Zorro. Mientras que él, quedaba tranquilo esperando que lo capturaran, mientras intentaban capturarlo, los indios que estaban atrapados, huyeron, ya que estaban siendo liberados por él.

En eso, llegaba Bernardo, quien con un palo, corrió una piedra para que luego una piedra cayera así tapaba la mina, y no podían trabajar más. Por ese mientras, el sargento regañaba a el cabo Gonzalez, quien estaba haciendo las cosas mal. Durante todo ese tiempo, Inés seguía en la base militar, esperando que le terminaran de arreglar el carruaje, tal asi que el capitán (que estaba irritado por como tardaba uno de sus soldados) estaba siendo tranquilizado por Inés, quien le decía que no se preocupara por la tardanza, el plan estaba saliendo bien.

El soldado termino de arreglar el carruaje, Inés le agradeció a el capitán su servicio, luego se fue hasta su hacienda, rezando para que le haya dado el tiempo suficiente a Diego y a Bernardo. Tal asi que se hizo de noche. El Zorro seguía en la mina, donde luego peleó contra el sargento y el cabo.

Cuando luego, llego el capitán quien desafió a el Zorro un duelo.

- ¡Zorro! – dijo el capitán furioso.

-Monasterio, llega tarde. – se río.

-Desmonten soldados, atrápenlo. – Los soldados salieron a orden del capitán. Todos lo cubrían, pero él se quedó detrás de ellos.

-Vamos capitán, no sea tímido.

-Ríndete sin vergüenza! – comenzaron a pelear los dos.

El capitán sacó un revolver. El cual el Zorro con su látigo hizo que dispare hacia otro lado, disparo en la mina, donde la dinamita termino por explotar. Todos los soldados quedaron en escombros, y la mina, destruida. Todos pensaron que mataron a el Zorro, bueno, de ese lado se preocupaba el sargento. Pero no, el Zorro seguía vivo.

Apareció atrás de la montaña con Bernardo, vieron que había una pepita de plata, lo cual, a Diego, le hizo pensar que el capitán estaba buscando eso, donde luego habló.

- ¿¡Zorro!? – gritaron los soldados al sorprenderse de la aparición.

-Capitán, ¿Asi que estaba buscando plata en esta mina sin informarle al gobernador?, no mi capitán, eso va en contra de las reglas, ¿No es así? Bueno, yo ya lo olvidé, es historia. No quisiéramos que Parasol se enterara. Adiós.

El capitán lo miro confundido, lamentándose de su plan fallido. Donde luego le recriminó a el sargento García su torpeza. Ese día en la noche, los indios habían vuelto con sus familias, la líder del pueblo, agradecida con el Zorro, lo bendijo con sus espíritus. EL Zorro, luego montó debajo de las lunas llenas de Los Angeles. 

El Zorro no terminó como debía haber terminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora