Capitulo 2

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Tres años más tarde, don Alejandro se va del ejército, no quería volver a vivir todo lo que tuvo que pasar por ende quedo en casa, con sus empleados, sus hijos. Pero había una noticia que hacía rumores por todo el pueblo, llegaron a México una familia de españoles ricos que compraron una hacienda cerca de don Alejandro. Fue así como se conocieron don Luis Villalonga, Mónica de Villalonga, y su pequeña hija Carmen (de 8 años), la amistad fue creciendo, ya que Inés tenía casi la misma edad que Carmen, se llevaban algunos meses. Los padres siempre cenaban juntos o hacían negocios siempre, pero en esta amistad nunca tuvo valor el dinero, sino la hermandad de estos dos.

Sus hijas, inseparables y amigas, siempre jugaban con los caballos, exploraban en los inmensos arboles de la hacienda, pero, no obstante, Diego (que era mayor que ellas ya que tenía 9 años) las molestaba a modo de broma, haciéndolas enojar para luego salir corriendo. Diego, en el pueblo conoció a un chico, llamado Bernardo, un joven mudo de ascendencia española. Eran mejores amigos, se encargaban de hacer algunos trabajos de los empleados, como juntar el ganado, alimentar a los caballos, etc.

Si bien las cosas en el pueblo no eran tan tranquilas, los forasteros que asaltaban las haciendas, secuestraban ganado, carruajes con especias o telas, dinero, etc. Todos ya sabían que pasaría algo así cuando veían caballos de otro lugar. Fue así, como durante unos meses, Diego y Bernardo, vestidos de negro, recuperaban esas bolsas con dinero, especias o algún objeto importante. Montado de un caballo azabache de unos 5 años, regalo de su padre para sus 7 años. Se hacia llamar el Zorro, el héroe que recuperaba las cosas perdidas, pero nunca nadie supo quien se escondía detrás de tal individuo. Las cosas siguieron así hasta que todo se calmara.

Esta amistad perduro muchos años, pero una decisión tomada por don Alejandro cambiaria para bien las cosas en la hacienda. Cuando Diego cumplió 16 años, su criada se encargó de enseñarle a leer y escribir desde pequeño, la lectura, era algo que estimulaba el pensamiento de Diego, y hacia ver las cosas de otra manera.

-Diego, debes escuchar esta noticia- dijo su padre esa noche, llevándolo a su oficina.

-Si padre, ¿Qué ha pasado?

-Quiero que tu educación crezca, que sigas teniendo todo el conocimiento que quieres tener. Por eso, mandé una carta a uno de los colegios españoles donde puedes lograr lo que quieres, Bernardo puede ir contigo, ambos estudiaran juntos, pero deben mantenerse juntos siempre.

-De acuerdo papá, pero ¿que pasara con Inés y con Carmen? - pregunto Diego, preocupado, pensando en sus dos grandes amigas.

-Ellas serán educadas aquí en casa, como venían siéndolo.

-De acuerdo, quiero que estén bien papá.

Inés, estaba escuchando toda la conversación detrás de la puerta de la oficina de su padre. Sus ojos se llenaron de lágrimas al escuchar que su hermano y su también amigo se iban a ir lejos, por seis años, para estudiar todo lo que un caballero debe hacer. Cuando escucho que estaban por salir, ella corrió hacia su habitación, donde lloro por un largo rato preguntándose por que se tenia que ir su hermano. Llego la hora de dormir, Inés no podía quedarse callada, fue silenciosamente hasta la habitación de Diego, donde él le abrió y comenzaron a hablar del tema.

-Diego?... puedes abrirme? - Dijo Inés, con la voz quebrada.

-Inés?! Ya te abro- abrió la puerta, y vio a su pequeña hermana llorando. – que te paso querida? ¿Por qué... lloras?

- ¿No le dirás a papá que te dije, lo juras?

- ¿Lo juro Inés, ahora dime, que te pasó?

Su voz estaba tan quebrada que sus ojos largaban ríos de lágrimas, mientras ella lo abrazaba - Escuché a papá decir que te vas a España, y yo no quiero que te vayas- comenzó a llorar.

-Pero Inés, no tienes que ponerte mal por eso, solo son algunos años- dijo Digo tratando de consolarla.

-Si, unos seis largos años hermano, piensa en eso, es mucho tiempo sin vernos- dijo Inés, secando sus lágrimas- apropósito, ¿por qué bernardo va contigo?

-Inés... cálmate sí? Estará todo bien. Bernardo va conmigo para poder estudiar, sus padres no le dieron todo lo que le podían dar. Así que papá se lo brindó por agradecimiento.

-Oh, ya veo. Bueno, pero, ¿cuándo te vas? - dijo mirándolo desconsolada.

-Pasado mañana Inés, debo tener todo listo, así que, ya que viniste, te quería preguntar si podrías ayudarme a hacer algunas tareas que tenía pendientes – dijo para hacerla pensar en otra cosa y no en el viaje.

-De acuerdo, pero solo por esta vez- dijo Inés abriendo la puerta para ir a su habitación- bueno Diego, descansa, te quiero hermano.

-Si Inés, lo haré. Te quiero más- Se acostó, y pensó en muchas cosas que podría lograr en su futuro. 

El Zorro no terminó como debía haber terminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora