Capítulo 33

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- ¿Bernardo? Muchas... gracias, -decía recuperando un poco de aire. -Por un momento, pensé que se te habías ido.

Él le hizo una media sonrisa, levantó a Diego y se abrazaron

Leandro a ver tanto movimiento solo se alegró de que él estuviera vivo, sin duda era su cuñado y no lo iba a dejar morir.

-Querido, es un milagro que estes a salvo. -comentó Leandro mientras abrazaba a Diego. -Dos señoritas estarán encantadas de verte, no sabes lo cuanto que estaban preocupadas por ti.

-Me lo imagino, pues creo que hay una en especial que debe estar esperando por mí.

-Diego... Carmen estaría más de feliz con verte. Solo vayamos a la hacienda.

-Espera... ¿qué dices con eso? ¿Le ha pasado algo a Carmen? -preguntó abriendo sus ojos como platos.

-Que te lo cuente ella amigo. Ahora, vayamos a tu casa.

-No, espera. -Diego comenzó a pensar en todo lo que había sucedido antes de que Malapensa lo tirara, sospechó de él, supuso que había cosas raras en toda esa situación.

-Leandro, escucha. -se acercó a él para hablarle en un tono más bajo -No me lleves a la hacienda, tengo una idea sobre todo esto. -se miraron.

-Malapensa. -dijeron al unísono.

-Le diré a Bernardo que me lleve, pero sin que nadie de la hacienda sepa que estoy allí, primeramente, esto queda entre nosotros, ¿trato? -Leandro no dudaba de Diego, estrecharon sus manos y se despidieron.

Diego fue con Bernardo a caballo en otra dirección que los llevaba a la guarida del Zorro, entraron allí y Bernardo dejó a Diego con comida y agua en una mesa cerca del corral donde estaba Tornado. Luego él subió a la habitación de Inés para llamarla, debía aprovechar que estaba sola sin Carmen, debían hablar de cosas serias.

Inés bajó y comenzó a apresurar el paso al saber que su hermano estaba vivo. Se abrazaron y luego de una charla, curó el pie de Diego vendándolo.

- ¿Que tienes en mente, hermano?

-Bueno, sin duda Malapensa quería hacer algo en contra mía.

-Enserio lo juras... tu cara lo dice. Escucha, mientras no estabas, te buscamos por todos lados, incluso la ricitos -haciendo mención a Carmen, no ha dejado de pensar en ti.

- ¿Le ha pasado algo? Dímelo. -Decía Diego preguntando por su novia.

-Solo un enfrentamiento violento entre ella y Toledano.

- ¿¡Toledano!? Lo sabía. ¿Está ella bien?

-No lo sé, deberás hablar con ella. -Decía Inés despidiéndose con una sonrisa. -Oh, por cierto. -dijo dándose la vuelta. -esta noche vendrá el capitán, hará el conteo de la herencia, algo que podría hacer papá tranquilamente, pero no lo sé.

-Si te hace daño ya sabes donde golpearle. -decía Diego con la boca llena mirando a Inés con una mirada infantil.

-Termínate eso, ¿quieres? -Inés miró a Diego con los ojos achinados.

Diego le sonrió mientras terminaba su plato, pensó que, si el capitán estaba allí por la herencia, entonces, habría dos moscas metidas también, pues claro, los Malapensa. Diego se vistió con su traje del Zorro y salió velozmente con Tornado hacia la hacienda del mismo. Cuando llegó, encontró a los secuaces del bandido jugando a los naipes, algo que no le sorprendió. Los asustó mientras ellos estaban distraídos, les quitó sus espadas y les preguntó sobre el plan de Malapensa mientras los dirigía al gallinero.

El Zorro no terminó como debía haber terminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora